jueves, 14 de junio de 2012

Testamento de un hombre pobre

Yo, Juan Diego Miranda, en pleno uso de mis facultades, deseo que en el momento de mi muerte el reparto de mis bienes sea el siguiente:

A mi querida esposa Amelia, le otorgo el pleno derecho de que conserve mi amor, el cual le entregue en sus manos el día que nos prometimos, solo ella lo merece y debido a que siempre lo ha cuidado bien, es mi deseo que continué siendo su única dueña.  

A mi hijo Juan Felipe, le dejo la multimillonaria cuenta de orgullo que abrí desde el día de su nacimiento en el banco de la felicidad, ya que, solo fue posible depositar en ella cada vez que alcanzaba una meta o sencillamente cuando se comportaba como un niño, joven y posteriormente hombre digno. 

A mis nietos Sofía y Julito, concedo el pleno uso de las historias que les relataba antes de dormir, para que un día hablen a sus hijos y nietos sobre lo maravilloso que puede llegar a ser vivir, si así lo decidimos.  

A mi nuera Fernanda, le cedo el más profundo respeto, cariño y agradecimiento por llenar de luz los últimos años de mi vida al hacerme abuelo. 

Finalmente, a mi querido perro Pastor, le dejo aquel pantalón de gabardina de color marrón que tantas veces se llevo del tendedero para dormir sobre el un rato, se que lo sabrá apreciar. 

Siempre los llevare dentro de mi, atentamente,

Juan Diego Miranda
El hombre más rico del mundo

Tomado de Web: http://diarioilusionista.blogspot.com/