domingo, 26 de julio de 2015

Historia 1 -Capítulo 2-

Suena el despertador. Miro el teléfono y son las 6:00 A.M, me doy la vuelta, y me arropo para dormir 5 minutos más… Un nuevo sonido me perturba, ¿Por qué cuando la cama esta más cómoda y calentita tiene que ser la hora de levantarse? Mi cerebro se siente tonto, pero finalmente me avisa que ese otro sonido es una llamada entrante.

-¿Aló?- contesto sin mirar quien es.
-¡Buenos días dormilona!- esa voz hace que mi estomago salte.
-¿Mariana?- digo tontamente.
-Sí, soy yo, ¿Qué harás hoy?-
-Ir a la universidad-
-¿Qué clase tienes?-
-Desarrollo personal-
-¿Es en la que hablan de los sentimientos?-
-Si- Sonrió un poco.
-¡Perfecto!, ¡vamos a la playa!-
-No, estás loca, tengo que ir a clases-
-Pero, si ni siquiera te gusta-
-Es por responsabilidad-
-Bueno no te preocupes, te hago un justificativo para que se lo entregues al profesor-
-¿Ah sí? ¿Y qué dirá?-
-Yo Mariana León, recomiendo una semana de descanso de charlas interminables sobre cómo obtener una estabilidad emocional que ni el profesor es capaz de alcanzar-
- Jajaja, creo que no le agradara mucho leer eso-
-Anda no seas mala, ven conmigo a la playa… no te gustara que nos divirtamos de nuevo sin que tu estés-
-¿Irán Sara y Lucia?-
-Las llame primero porque eres más difícil de convencer-
-Está bien-
-Yeeeiiii-
-Pero…-
-¿Pero?-
-Tienes que pasar buscándome a las 7:30 A.M, porque mis padres pueden sospechar que me estoy escampando-
-El carruaje estará puntual en su puerta mi lady- … -¿Ana?-
-¿Si?-
-Por cierto, solo te queda media hora-
-¿¿Qué??-
-Jajaja-

Colgué rápidamente y me levante para ir al baño, me quede dormida, como siempre.

Es difícil elegir una ropa que sea cómoda para ir a la playa, pero que a la vez no se vea tan cómoda como para hacer pensar a tus padres que no vas a la universidad. Finalmente opte por unos pantalones de mezclilla, blusa holgada y sandalias, mientras dentro del bolso me lleve un vestido playero, la toalla, ropa interior limpia, crema hidratante para cabello, para la piel, para las manos, bloqueador solar, perfume, set de maquillaje y mentas. 

En ese instante la voz de mi madre se escuchó desde la cocina y mi teléfono anunciaba que Mariana ya estaba en la puerta.

-¡Ana! ¡Se te hace tarde para desayunar!- baje las escaleras rápidamente.
-¡Buenos días a todos!- dije cuando llegue al comedor, sentados desayunando se encontraban mi padre, las gemelas y mi madre.
-¿Te quedaste dormida de nuevo?- preguntó mi madre con expresión de desaprobación.
-Me esperan fuera- conteste evasivamente, tome dos manzanas y dos tostadas con jamón.
-¿Eso es lo que vas a desayunar?-
-Yo y mi amiga, ¡Nos vemos! ¡Que tengan buen día!- dije mientras me marchaba. 

Cruce el jardín corriendo y el señor Mario ya tenía la puerta abierta para mí.

-Buenos días señorita-
-Buenos días señor Mario-

Al salir, la camioneta jeep liberty de Mariana se encontrada junto a la acera. Me subí inmediatamente y le dije sin mirarla:

-Vayámonos rápido antes de que mis padres se den cuenta- Mariana aceleró con dramatismo y cuando voltee a verla para darle la tostada, me di cuenta (aunque usara lentes de sol) que tenía el ojo derecho morado.

-¿¿Qué te paso??- le dije inmediatamente asustada.
-¿Te diste cuenta eh? Nada, a veces en las noches las cosas se ponen feas, pero estoy bien, no te preocupes-

No me conformó su respuesta, pero sé que Mariana es de las personas que no le gusta mucho hablar sobre ese tipo de cosas, así que me limite a darle la tostada. Ella me agradeció y comimos camino a la casa de Sara.

Sara era la mejor amiga de Mariana desde que tenían 3 años, se conocieron en la guardería y desde allí sus padres habían colaborado para que fueran inseparables hasta que se graduaron en la secundaria. Sara era afro descendiente y le encantaba bailar, incluso pertenecía a la Academia de Danza y Artes Creativas más importante del país, pronto, cuando se graduara, se convertiría en bailarina profesional.

Lucia, era mi mejor amiga, la conocí en la fundación de personas LGBT el primer año que asistí, está completamente loca, estudia arquitectura y la adoro. Es una rubia natural, de ojos claros y cabello lacio, el sueño de todos los hombres, sin embargo ella gusta solo de chicas igual que Mariana, y yo.

Cuando recogimos a Sara le pregunté como se libró de la academia y me dijo que ese día no tendría clases, mientras que la temeraria de Lucia faltaría a una clase cálculo.

-¿Adivinen que me pasó?- nos dijo inmediatamente Lucia al montarse en la camioneta.
-¿Qué?- dijimos al unisonó.
-Estaba pasando una mañana de domingo tranquila e inocente en mi casa cuando mi chica, corrección ex chica, me invito a que la visitara debido a que sus padres saldrían a una fiesta con amigos-
-¿Y qué paso?- le dije expectante.
-Déjame tomar un respiro- hincho los pulmones y siguió- Resulta que estamos de lo más que bien en el sofá de la sala de estar, las cosas se estaban comenzando a poner interesantes…-
-Ahórrate el porno lésbico- dijo Sara con sonrisa burlona. Lucia le enseño la lengua y continúo.
-Lo cierto, es que en ese momento aparece de nuevo su papá en la casa, porque la madre de mi ex chica, había olvidado la dichosa ensalada del festejo, y a ella no se le ocurrió nada mejor que meterme dentro del armario de la sala donde guardan todos los peroles que ya no usan-
- Te lo dijimos Lucia, si sales con una “hetero” la que terminará dentro del armario seras tú- le dijo Mariana mientras Sara y yo reímos con gusto.
-Sí, sí, muy gracioso- le respondió Lucia.
-¿Y cómo paso a ser ex chica?- pregunto Sara secándose las lagrimas de los ojos. 
-Pues cuando su padre se fue, comenzó a llorar y a decirme que era una ilusa al pensar que podría estar conmigo, y me termino-
-¿Qué, que?- dije mientras volteaba a ver a Lucia.
-Si, así es, ustedes se imaginarían que me moleste y la corte… pues no, fue ELLA quien me cortó-
-Típico- respondí, mientas me sentaba bien de nuevo.
-No te preocupes, encontraremos una chica lista para que salgas- la consoló Mariana.
-Ya vendrá una mejor- le dijo Sara mientras le sobaba el brazo.
-Por eso necesitaba esto hoy, buena idea Mariana- dijo Lucia mientras Mariana sonrió.

Llegamos finalmente a la playa, Mariana se quitó los lentes de sol, los colocó sobre mi cabeza, se despojo rápidamente de su ropa, quedando en su traje de baño negro de dos piezas y corrió hacia el mar.

-Es una niña- comentó Sara moviendo la cabeza en negación. “Si, era una niña a veces, pero muy adorable” eso fue lo que pensé. Luego nos quedamos todas en bañador y recogimos lo que necesitábamos para sentarnos en la playa.

Por un momento miré a Sara y Lucia, quienes eran mucho más delgadas que yo y me sentí insegura, la verdad era la más rellenita del grupo y eso siempre me chocaba, y muchas veces pensaba que tal vez era la razón por la que no se me acercaban mucho las chicas.

-¿Listas?- preguntó Lucia mientras se colocaba sus lentes de sol y batía su cabello hacia atrás.
-Déjame terminar de trenzar mi cabello, Ana, cierra la camioneta y no olvides las llaves- dijo Sara, así que la obedecí y luego caminamos hasta la playa.

Al llegar tendimos las toallas en la arena y se acercó un hombre de cabellos quemados por el sol y sonrisa muy blanca a ofrecernos sombrillas para el sol. Sara le alquilo dos, este se dispuso a enterrarlas en la arena y abrirlas, mientras las chicas y yo comenzamos a colocarnos protector solar.

Cuando Sara me colocaba el protector solar en la espalda y Lucia se fue a la tienda de la playa a comprar bebidas, Mariana salió del mar y se acercaba a nosotras, era una chica muy bella, su piel era clara, su cabello una mezcla de lacio y ondulado color chocolate, además la naturaleza la había dotado de un cuerpo con proporciones perfectas…

-Tienes un poquito de baba aquí- me dijo Sara a manera de broma mientras señalaba el lado derecho de su labio.
-¡Cállate! ¡No es cierto!- le dije. Afortunadamente el sonido de las olas no permitió que Mariana la escuchara, quien estaba ya muy cerca de nosotras, al igual que Lucia que ya venía llegando con todo lo necesario para preocuparnos varios tragos. Mientras tanto la malvada de Sara se reía con ganas.

-¡¡Mariana!! ¿¡Que te paso en el ojo!?- grito Lucia y todas nos sobresaltamos.
-¡Lucia! ¿Cuántas veces te hemos dicho que no grites así?- la reprendió Sara.
-Lo siento, me sorprendí- dijo Lucia calladamente, mientras nos pasaba la botella de Vodka, el cubo de hielo, el jugo de manzana y rodajas de naranja. Mariana tomo sus lentes de sol de mi cabello y se los colocó mientras se tendió sobre la toalla.

Sacamos nuestros vasos cooler y Sara comenzó a preparar los tragos y le dijo a Mariana:
-¿Qué tienes para contarnos, Mariana?-
-¿Yo? Nada- respondió con tono inocente.
-¿En serio?- le dijo de vuelta Sara, pero con ese tono tan característico en ella que genera en ti el compulsivo deseo de no desobedecerle. Mariana dio un respiro y respondió.
-Estaba anoche con una mujer casada, su esposo nos sorprendió y las cosas se pusieron feas-
-¿¿Qué??- dijo Lucia colocándose las manos en el pecho con dramatismo.
-Sí, pero él tampoco salió ileso- yo sonreí un poco.
-Tú no tienes necesidad de andar con mujeres casadas- continuo Sara, quien parecía muy concentrada en su trabajo.  
-Lo sé, no lo volveré a hacer- Sara terminó las bebidas y nos paso nuestros vasos cooler, guardamos silencio un momento mientras mirábamos el mar y se me ocurrió preguntar.
-¿Era vieja?-
-Tenía 34 años, pero estaba buenísima-

Luego nos levantamos y fuimos juntas a bañarnos al mar. Pasamos un día agradable, lleno de conversaciones y risas. Alternábamos el bañarnos en el mar con sentarnos bajo las sombrillas a tomar nuestras bebidas y comer bocadillos.

Al final del día a pesar de los bocadillos, el ejercicio, y los vasos de agua que ingerimos, estábamos un poco borrachas y nos reíamos como tontas. Luego nos quedamos en silencio mirando el atardecer, y tal vez por el licor que corría en mi sistema, sentí y obedecí el impulso de sentarme junto a Mariana y colocar mi cabeza de lado sobre su hombro, ella me correspondió abrazándome, mientras yo no pude evitar sonreír. Así nos quedamos aproximadamente media hora, observando como poco a poco se ocultaba el sol, hasta que todo estuvo oscuro y Sara mencionó que era mejor marcharnos porque ya estaba comenzando a hacer frió.

Cuando me senté en la camioneta no supe nada del mundo hasta que algo me estaba molestando la punta de mi nariz, aparté con la mano aquella molestia y abrí los ojos.
    
-Jejeje, ya llegamos dormilona- me dijo la voz de Mariana.
-¿Ya llegamos?- pregunte confundida y mire hacia los lados, y efectivamente la camioneta de Mariana estaba estacionada fuera de mi casa.
-¿¿Y las chicas??- pregunte sorprendida.
-Ya las deje en su casa-
-¿¿Y yo no me di cuenta de nada??-
-Tranquila que no te violamos- dijo Mariana a modo de broma. Yo sonreí y le dije que era una tonta.

Cuando nos despedimos me bajé de la camioneta, pero luego regresé porque sinceramente me sentía preocupa por su bienestar, era muy típico en ella meterse en problemas por su manía de andar con una chica y otra y otra continuamente.   

-¿Mariana?-
-¿Dime?-
-Vete a casa, ¿si?, no te metas en problemas- Ella me sonrió y asintió, luego me dijo:
-No te preocupes, me daré un descanso- luego me lanzó un beso y se fue. 

Continuara...

Capitulo 3

viernes, 24 de julio de 2015

Historia 1 -Capítulo 1-

¿Qué como supe que era lesbiana?

Yo soy de esas chicas que siempre lo supo. Desde los 5 años me sentía diferente a las demás, no me atraían las mismas cosas que al resto de las niñas y me gustaba que las chicas admiraran mis habilidades.
Cuando tenía 14 años me enamore perdidamente de una compañera de la secundaria, todo en ella lo veía hermoso; su cabello, su manera de hablar, su sonrisa, sus labios, su cuerpo… si, su cuerpo, a veces hasta soñaba con ella. Pero siempre he sido una chica muy tímida con las extrañas, porque a pesar de estudiar juntas ni siquiera nos saludábamos por las mañanas.  
Sin embargo con mi madre y mi padre no soy tímida, siempre nos hemos tenido confianza para hablar con franqueza. Ellos son psicólogos, tal vez sea por eso, o simplemente son buenas personas, tengan equilibrio emocional o sean padres modernos. Lo cierto es que una noche luego de cenar, baje a la sala donde ellos acostumbran todas las noches de semana sentarse a leer mientras se toman de la mano.
Cuando baje las escaleras sentí que mi estomago se quedo arriba, pero aun así logre llegar hasta la puerta de la sala de estar. Mi madre se percato de mi presencia al instante y cuando me miro al rostro tomo una expresión de preocupación y toco la mano de mi padre. Mi padre alzo la vista y al verme me dijo:
-¿Qué ocurre Ana?- Yo tome un respiro y solté el discurso que había preparado.
-Mamá, papá, me he dado cuenta de algo que pasa en mi interior, que es natural en mi y que si me dejo ser, me siento mucho más feliz. Quiero compartir esto con ustedes porque son mis padres, porque son mis seres más queridos y pienso que deben ser los siguientes en saberlo, luego de mi misma- antes que mi mamá tomara un respiro lo solté.
-Me gustan las chicas-  Mi madre parecía perpleja, mi padre tranquilo, como si le hubiese dicho que la mañana siguiente me apetecía tomar jugo de naranja.
-¿Estás segura de eso?- Fue lo siguiente que dijo mi padre.
-Completamente- respondí.
-Los seres humanos suelen ser diversos hija mía, todavía estas creciendo, pero si sigues sintiéndote de igual forma en el futuro, no te tienes que preocupar por nada, más que por ser tu misma-
Sonreí, asentí y me marche de nuevo a mi cuarto. Cuando iba pisando el primer escalón mi madre grito:
-¡Ana, te amamos!- y yo volví a sonreír.
Continuara...

Capitulo 2