domingo, 12 de agosto de 2018

América

Como último requisito para finalizar mis estudios de pregrado realicé prácticas profesionales en una empresa ubicada en un pueblo llamado Yaritagua. Era un lugar encantador, cercano a grandes ciudades, con habitantes amables y risueños, sus alrededores eran dominados por montañas y bosques verdes que soplaban aire fresco.

Al ser una extraña en aquel pueblo debí alquilar un cuarto, fue difícil, porque no acostumbraban recibir, si no más bien despedir habitantes, pero finalmente en una casa donde todos pasaban los sesenta años, menos yo, pude hallar mi hogar temporal.

Una de aquellas longevas residentes se llamaba América, su historia de vida me conmovió a tal punto, que hoy la recuerdo con tristeza, preguntándome ¿Qué habrá sido de aquella solitaria mujer?

América era fruto de la indiscreción de la hija de un terrateniente con quién sabe quién, su abuelo nunca soporto su existencia por ese mismo hecho. Tenía una madre hermosa, "muy rubia", que la amaba y sus primeros años fue una pequeña muy feliz.

Lamentablemente, cuando contaba con poca edad, su madre enfermó de cáncer y luego de un tiempo murió. A pesar de los sucesos y el tiempo compartido, nunca gozó del afecto de su abuelo y al morir su máxima protectora, el soberbio hombre se la regaló a una costurera soltera y sin hijos.

América recordaba a su madre adoptiva con sentimientos antagónicos, por una parte le guardaba un gran afecto y por otra se refería con reproche a lo estricta que era y a los celos que le profesó permanentemente al recuerdo de su madre biológica.

Cuando América terminó el bachillerato se lanzó al campo laboral. Al haber sido bendecida con una belleza extraordinaria ocupo cargos en prestigiosas oficinas en Caracas donde se codeó con modelos, actores, empresarios y políticos de gran renombre en aquellas épocas. Eso le permitió tener atractivos novios que la llevaron a conocer incluso Miami.

Pero los años pasaron y la belleza se esfumó sin ninguna propuesta de matrimonio, ni algún hijo aunque sea de origen indiscreto.

América se sintió exhausta ante una Caracas que se hacia muy ruda para sus pies lentos y su cabello blanco. Fue entonces cuando se mudó a Yaritagua, a terminar de envejecer y morir.

Tenia hermosas fotografías, gustos y modales refinados. Me enseñó a llevar un hogar en orden y algunos secretos de la cocina. Era anciana, pero fuerte, tanto física como espiritualmente.

Hoy te recuerdo América ¿Qué será de ti en estas circunstancias económicas? ¿Seguirás en Yaritagua o te habrás reencontrado con tu amada, rubia y muy hermosa madre?