jueves, 19 de noviembre de 2015

Historia 1 -Capitulo 27- Final

Desperté en una habitación llena de luz, eso siempre me hacia recordar que estaba en la casa de Mariana. Al intentar moverme me di cuenta que me dolía todo el cuerpo, parecía que había hecho mucho ejercicio el día anterior. Luego fui consiente de que estaba desnuda y de que el brazo de Mariana me rodeaba la cintura. Entonces me exalte, me di vuelta y caí de la cama.

-¡Auch!- me queje. En ese momento Mariana con su caballera despeinada y sus ojos como platos se asomo por el borde de la cama. 
-¿Estas bien?- me pregunto. 
-Si, solo resbale y caí- 

Cuando recordé que estaba desnuda sentí vergüenza, por lo que hale la sabana y me tape. 

-¿Segura que estas bien?- me dijo Mariana al sentarse en la cama y estirar su mano para ayudar a levantarme. 
-¡Estas desnuda!- le dije. 
-Si, tu también- me dijo ella con naturalidad. 
-¡¿Qué hora es?!- le pregunte seguidamente al recordar que era lunes y debía volver a la universidad. 

Ella se levanto para revisar su reloj, que se encontraba sobre un gabinete frente a la cama. No pude evitar pensar "me encanta su espalda"

-Las ocho quince- 
-¡¿Que?!- le dije sorprendida. -¡La clase de clínica comenzaba a las ocho!- entonces me levante y corrí al baño a darme una ducha. 

Después de ducharme, busque la ropa que había apartado para ese día, me vestí y peine lo más rápido que pude. Cuando baje, Mariana estaba en pijama sirviendo el desayuno. 

-Justo a tiempo- me dijo cuando me vio llegar. Pero yo estaba muy estresada. 
-¿Mariana que haces? ¡Dijiste que me ibas a llevar, necesito llegar ya!- 
-Son las ocho cuarenta y cinco- me contó ella con tranquilidad. 
-¡Si exacto! es muy tarde, aunque sea en pijama ¡llévame!-
-¿Puedo hablar?- me pregunto con cautela. Yo me quede callada y le dije que si con mi cabeza. 
-Tu próxima clase debe ser ¿como a las diez de la mañana si no me equivoco?- 
-Si-
-Otros cursos, en otro horario, ¿ven la clase que perdiste?- 
-Si, en la tarde hay un curso que ve la misma clase-
-¿Puedes entrar en ese horario?
-Si- 
-¡Problema resuelto!, desayuna conmigo con tranquilidad y te llevare a tiempo para la próxima, ¿No te parece un buen plan?- 

Yo me quede en silencio, mientras Mariana me sonrió y aparto la silla de la mesa para que me sentara, deje mis cosas sobre una silla vacía y me senté donde me indico. Luego me dio un beso en la mejilla y acerco un plato con pan tostado, huevo, queso crema y luego una taza de frutas, además sirvió jugo de naranja. Realmente no tenia apetito, me sentía muy rara. 

-Siempre había querido hacer esto- me dijo cuando comenzó a comer su fruta. Yo seguía en silencio. 
-¿Por qué estas tan nerviosa?- me pregunto seguidamente. 
-No estoy nerviosa- me excuse. 
-Entonces prueba tu desayuno, he estado practicando para que tuviera buen sabor cuando pasara esto- 

Esa ultima frase llamo mi atención y voltee a verla. 

-¿A que te refieres con "cuando pasara esto"?- 
-Mira- me dijo y estiro su mano hasta tomar la mía con delicadeza -Sé que todo es muy confuso, nuevo y extraño. Pero, yo siento muchas cosas por ti, ¿te pasa lo mismo?- yo suspire. 
-Claro que si- le respondí. 
-Ahora no tenemos tiempo de hablar, pero ¿Qué te parece si en la noche paso a buscarte y salimos a cenar? entonces yo te contare todo lo que siento por ti, tu me cuentas que sientes por mi y luego nos venimos a mi casa... ja, ja, ja, no es cierto. Solo quiero que tengamos una cita- Yo me reí con su broma y le dije que si. Después de eso me sentí más relajada y con apetito. 

Pensando en que solo había tostado pan, cocinado los huevos y exprimido las naranjas para el jugo, sí había logrado su cometido, todo sabia bien. Fue lindo que no me soltara la mano en la mayor parte del desayuno y charlamos tranquilas, como siempre lo habíamos hecho.

Después de eso Mariana fue a ducharse y yo salí al jardín mientras pasaba el tiempo. Junto a la piscina estaba aun nuestra ropa y comencé a reír al recordar aquella locura. La recogí después de eso, la lleve al cuarto de lavado y la introduje en la lavadora, como la maquina tenia secadora no habría de que preocuparse. 

Luego de media hora Mariana finalmente bajo, llevaba botines, jeans, camisa holgada blanca, chaqueta de cuero negra con el cabello suelto y su característico color chocolate. Corrió por toda la casa buscando las llaves del carro y cuando me di cuenta estaban en una mesa junta a la puerta de salida, donde siempre las dejaba y siempre las olvidaba. Las tome y me dispuse a zarandearlas para hacerlas sonar, ella volteo hacia donde yo me encontrada, sonrió, se acerco hasta mí, las tomó y me dio un beso en los labios.

Mi estomago salto de inmediato, Mariana siguió hasta la puerta pero la detuve por el brazo y cuando volteo de nuevo a verme la tome de las mejillas y la bese. 

Besar a Mariana era como trasladarse a otro mundo, uno más bello, donde los arboles eran más verdes, el viento soplaba suave y sin prisa, donde los animales silvestres no estaban a punto de desaparecer, donde no había guerras y el planeta era sano y rebosaba vida. 

Pronto estábamos recostadas en el sofá y cuando le estaba besando el cuello y quitando la chaqueta me dijo: 

-Se va a hacer tarde- 
-No importa, no debería ir hoy- le dije sin parar de besarla. 
-Si no vas, luego te arrepentirás y te molestaras conmigo- continuo Mariana. 
-No, no lo hare- le dije, pero ella sostuvo mi rostro y me dijo:
-Tendremos una buena noche, lo prometo, no quiero que te enojes en serio, no quiero comenzar así- 
-¿Desde cuando te hiciste tan cuerda?- le pregunte con un poco de odiosidad por apartarme de lo que yo quería. 
-Yo no soy cuerda y solo estoy pensando en mi misma- comencé a reír por su maquiavélica sinceridad. 

Finalmente tuvimos que levantarnos y partir hacia la universidad. Antes de despedirnos nos besamos un poco más. Mariana me dio pequeños y suaves besos en mis mejillas, en mi frente, sobre mis parpados, en mi nariz y mis labios. "Te amo" me dijo después de eso. "Te amo" le dije yo también y le di un ultimo beso en sus labios. 

-Pasare a buscarte a las siete- me recordó cuando me bajaba del carro y me dedico una de sus hermosas sonrisas. 

Entre a mis clases y al medio día comí algo ligero en la cafetería para luego asistir a la clase de clínica que había perdido. El profesor se percato de mi presencia y tuve que explicarle luego de que acabara la clase, que me había quedado dormida por ser el primer día después de las vacaciones. Posteriormente me vi obligada a escuchar un sermón sobre la importancia de la puntualidad para los profesionales que salvan vidas.

Cuando caminaba por la plazoleta para salir de la facultad, estaba pensando que siempre recibía regaños a causa de las chicas, definitivamente me descontrolan y no podía seguir actuando así, actuaria como adulta de ahora en adelante, más si tendría una relación con Mariana, bien podría perder la razón por ella... 

En ese instante mis pensamientos se detuvieron porque tuve la sensación de que alguien me observaba y tenia razón, cuando escudriñe los alrededores vi que Isabel estaba sentada en uno de los bancos de la plazoleta con algunas de sus compañeras y se encontraba mirándome. Me miraba abiertamente y con descaro, cuando debería ocultarse, ¿acaso no temía que su hermano el homófobo - bioanalista - pseudo artista frustrado, la sorprendiera en eso? 

Me limite a apartar la vista y seguir mi camino, ya tenia una nueva relación, tenia a Mariana, que me dijo que me amaba y yo también la amaba a ella. Quería que la noche llegara pronto, si tuviera teléfono la llamaría y le diría que ya quería verla. Como su novia, le exigiría que adquiriera un teléfono, no podíamos estar así. 

Espere a Mariana toda la noche y nunca llegó. 

A la mañana siguiente me levante somnolienta pues no pude conciliar el sueño hasta cerca del amanecer. No estaba molesta, no estaba triste, solo tenia sueño. Estaba completamente segura que Mariana no habría aparecido por una buena razón. Asistí a mis clases con normalidad, reí con las bromas de mis compañeros y levante mi mano para responder preguntas que nadie se atrevía. 

Salí de la universidad al medio día, iría a la casa de Mariana, la abofetearía y luego la besaría para demostrarle con mano firme que si me prometía algo debía cumplirlo. No es cierto, no iba a abofetearla, yo no era violenta y ella era muy hermosa como para que alguien le hiciera eso. Le hablaría con un tono de voz severo, sí eso haría. 

-Señorita Ana- 

Estaba tan concentrada en mis pensamiento que no me percate de que pasaba cerca del hombre fornido número 1, quien estaba fuera de la universidad junto a su auto.

-¿Sí? ¿Qué tal?- le dije. 
-Tengo un mensaje para usted- entonces esculco en los bolsillos de su chaqueta y me entrego una hoja blanca doblada. 
-Gracias- 
-Puede leerlo en mi carro si quiere- 
-No, aquí estoy bien- le respondí, no confiaba mucho en él.
-Entonces estaré cerca por si necesita mi ayuda- me respondió. Me dio un poco de miedo su comentario final, entonces me dispuse a leer. 


Querida Ana, 


Lamento profundamente informarte que no podré llegar a nuestra cita, espero puedas perdonarme. Tuve que cumplir con la petición que me hizo Rocky, y yo tenia razón, todo salió mal y tuvieron que enviarme lejos para protegerme. 

¿Sabes? he reescrito esto varias veces, tratando de evitar decir algo que pueda lastimarte o hacerte enojar, pero creo que es en vano. Si te enojas te doy toda la razón. 

Quería contarte que soñaba con llevarte a un restaurante que tiene una terraza privada, incluso hay músicos de esos que tocan violines y los otros instrumentos que parecen violines pero de diferentes tamaños que tanto te gustan. Luego de cenar nos podíamos quedar viendo las estrellas, como cuando estuvimos en el techo del edificio el día antes de navidad. Esa noche fue en mi mente nuestra primera cita. No te imaginas las ganas que tenia de besarte, especialmente cuando te volviste incoherente y desordenabas las piezas del juego de damas y me decías que tú habías ganado.

Desde que apareciste en mi vida saliendo como un bólido del centro LGBT, me sentí cautivada por ti. Yo solo quería hablarte, pero hablarte me hizo tener ganas de conocerte y conocerte me hizo tener ganas de que no te fueras nunca. Por eso, en ese entonces, me inventaba escusas para verte, por eso te llevaba a tantos lugares, solo quería estar contigo. Pero aunque nadie lo crea, yo soy capaz de diferenciar entre una chica grandiosa y una simple, por eso elegí ser tu amiga, yo no me sentía como una persona que supiera amar, no me sentía que valía lo suficiente para estar contigo. De hecho nunca fui muy buena amiga, estoy consiente de todas las veces que te hice sentir mal y créeme que lo lamento mucho, aun hoy lo lamento. 

Pero la vida no espera a nadie Ana, no esperó que yo creciera para si quiera recordar como era el rostro de mi madre, no esperó que yo madurara para decidir pasar más tiempo con mi padre, ni espero que yo tuviera el valor suficiente para decirte lo que sentía por ti. Cuando me estaba armando de valor para hacerlo apareció... tu sabes, la pelirroja. Se dio el lujo de ser tu primera novia y tu primera vez en muchas cosas. Todavía no me lo perdono. Tampoco nos espero, y ahora me llevan lejos de ti. 

Lo lamento mucho Ana, no sabes cuanto lo siento. Me han prometido que no será por mucho tiempo, me ha prometido que volveré pronto. Tu puedes no esperarme si quieres, pero yo se que volveré, y cuando vuelva no parare hasta encontrarte y no me importara si estas con otra y ya me olvidaste, yo no te voy a olvidar y haré que te vuelvas a enamorar de mi. 

Te amo, 
Mariana



El hombre fornido número 1, quien llevaba por nombre Lucas (debía preguntarle su nombre, pues cuido de mi y me llevo a casa), me contó que Mariana entro en la empresa a eso de las once de la mañana y logro con sutileza, escabullirse en los depósitos restringidos. Solo se había cruzado con un hombre que limpiaba pisos, él la conocía y la quería, pues Mariana le había regalado altas cantidades de una medicina que necesitaba su madre para vivir. Al llegar al deposito, Mariana pudo apoderarse de dos cajas de muestras.

Momentos antes, el hombre que trapeaba los pisos, observó que dos escoltas del ahora presidente de la empresa, se dirigían con actitud amenazadora hasta donde ella se encontraba, esos escoltas además iban armados. El trabajador considero unos instantes sobre si involucrarse o no en el asunto, pero sintió miedo de que le hicieran algo a esa chica y finalmente decidió asomarse con cautela por las ventanillas del deposito, comprobando entonces que uno de los escoltas había tomado a Mariana por el cuello y la lanzó contra el suelo como si se tratara de un trapo. El hombre se sintió muy nervioso, solo se le ocurrió llamar a la policía y entrar luego al depósito, exigiéndole a los escoltas con falsa valentía que dejaran a la Señorita León en paz. 

Los escoltas le dispararon al hombre y afortunadamente solo le rozaron un brazo, luego lo tomaron como rehén y amenazaron a Mariana con volarle la cabeza si no firmaba unos papeles que le habían dado. Ella los firmó y en ese instante la policía apareció. 

A pesar de los testimonios y las replicas de Mariana, el trapeador de pisos fue acusado de intento de violación, los escoltas fueron liberados, quedando como versión que solo hirieron al hombre para rescatar a Mariana y además el documento que ella firmó, había desaparecido. Este le atribuía al socio del Sr. Augusto el poder de comprar las acciones de la empresa si Mariana fallecía sin haber nombrado un sucesor. 


***

A todas nos ha pasado. Un día sin planearlo, ni esperarlo, te cruzas con una chica que desde el primer momento llama tu atención. Te das cuenta que la atracción es tal que ni siquiera sientes miedo de hablarle, y una vez le hablas estas perdida. 

A medida que la vas conociendo te atrae más y más, casi se te escapa de la boca un "te quiero", "te extraño", "eres grandiosa", "eres maravillosa", "eres genial". 

Es gracioso, luego ocurre todo lo contrario, con el correr del tiempo te vas llenando de miedo. Miedo de arruinar la siguiente conversación que tengan, miedo de dar el siguiente paso, miedo de no saber más de ella. 

Te prometes entonces ser su amiga, porque las amigas son más constantes en la vida que las novias. Porque te llamará a ti cuando necesite tu apoyo y eso es lo que más deseas, cuidarla y quererla. Ella vale oro y tu sabes apreciar un tesoro cuando lo encuentras. 

¿Vale la pena vivir así? ¿Ser una cobarde-paciente-enferma de pasión? Creo que por Mariana yo haría lo mismo un millón de veces. La extraño, pero no lamento haber perdido el tiempo como lo lamenta ella. Y no lo lamento porque de lo contrario, sus besos y estar en sus brazos no me hubiese hecho sentir como sí se separaran mis átomos y luego se volvieran a unir. 

Historia 1 parte 2

sábado, 14 de noviembre de 2015

Historia 1 -Capitulo 26-

El último domingo de las vacaciones Mariana me rogo que me quedara con ella, pues decía que una vez iniciara la universidad no me vería nunca. Con ese argumento logro convencerme, era cierto, más porque sabia que iniciaría la ultima parte de mi tercer año y luego comenzaría, en el cuarto año, a cumplir horas en el hospital y tendría aun menos tiempo libre.
Fue divertido, vimos una película que nos hizo reír mucho y cenamos una ensalada para combatir la panza que nos dejo la navidad.

Cuando nos fuimos a dormir le conté sobre todo lo nuevo que ocurría con mi carrera y lo emocionada que yo estaba, ella se alegro por mi, me dijo que estaba segura que seria una buena doctora y se sentiría feliz de verme cuando me graduara.

-¿Tu que harás? ¿Volverás a la empresa?- le pregunte.
-No lo se, tal vez tome la palabra de tu madre y la deje que me ayude a encontrar mi vocación-
-¿Cuando te dijo eso?-
-En la fiesta de fin de año, dijo que las personas necesitan que su vida tenga objetivos y metas para sentirse plenos y que si sentía que no tenia metas ella podía ayudarme con unos test a encontrar mi vocación-
-Me siento mal de que te haya dicho eso- le dije apenada.
-¿Por que? yo no, me pareció que fue amable-
-¿Entonces lo harás?-
-Si, creo que si-
-¿Encontraras tu prosecución?-
-Si eso espero, por ahora mi prosecución será esta- 

Se abalanzó sobre mi a hacerme cosquillas en mi abdomen, por lo que reímos y tumbamos todas las sabanas y almohadas de la cama antes de acostarnos en serio a dormir.

A mitad de la noche me desperté porque tenia frio, había perdido la sabana que me arropaba. Me di cuenta que Mariana no estaba a mi lado. "Nunca duerme esta chica" pensé antes de levantarme para ir al baño, luego me preocuparía por ella.

Al salir el baño baje por un poco de agua para tomar, con suerte hallaría a Mariana por el camino. Pero cuando entre a la cocina no llegue hasta la nevera, pues una conversación atrajo mi atención y me detuvo.

-...el fiscal dice que necesita las muestras para que el caso sea sólido, el juez esta de acuerdo. Una vez tengamos eso el resto será un proceso judicial directo que no nos traerá más complicaciones ¡estará resuelto todo!-

El abogado y Mariana estaban conversando junto a la piscina. Yo me escondí detrás de una planta ornamental enorme, que se encontraba luego de atravesar las puertas corredizas que conectaban la cocina con el jardín. Con suerte no me verían.

-Dijiste que cuando descubriéramos que ocultaba el socio de mi padre todo estaría resuelto- le dijo Mariana.
-Lo se, pero nunca pensé que fuera una cosa así de grave, solamente creí que quería quitarte tu patrimonio-
-No lo se Rocky, no me da confianza volver allá-
-¡Vamos!, eres la legitima dueña, los empleados lo saben, nadie te detendrá. Si mis chicos pudieran entrar y tomar esas muestras no te lo pediría, se que si vas tu será más seguro- en ese momento la tomaba por los hombros como si eso le funcionara para ser más persuasivo.
-¿Que tal si saben que fui yo quien robe los archivos?- se justifico Mariana. 
-Ya hubiese pasado algo, ¿No lo crees?-
-Tal vez no se han dado cuenta por la época de navidad, pero mañana definitivamente lo harán- le insistió Mariana. Yo estaba comenzando a sentirme molesta, ella no quería volver a esa empresa y ese estúpido hombre insistía.
-¡Te cuidare! ¡siempre te he cuidado!-
-Mejor inténtalo con lo que tenemos, pide una orden o algo así para registrar la empresa. Yo no quiero volver allí, en serio esa gente es peligrosa, yo me di cuenta cuando desapareció ese chico del laboratorio que quiso ayudarme-
-¡Mariana, es que no lo entiendes! una vez hallamos sacado a la luz la denuncia, seremos enemigos declarados de Carlos, el vendrá por nosotros, ¡tiene mucho poder! si el caso no es sólido podemos declararnos muertos-

Cuando lo escuche decir eso ya no lo pude soportar más.

-¡Cierre la boca!- le grite al salir de mi escondite.

Mariana y el abogado se sorprendieron mucho y realmente parecían asustados, pero no me importo, estaba furiosa, yo generalmente no me enojo, pero una vez que pasa, mi vista se torna borrosa, siento mi cuerpo caliente y no puedo parar.

-¡Ella no quiere hacerlo! ¡No lo entiende!- le volví a gritar al abogado, luego fui hasta donde se encontraba y lo empuje.

Mi empujón no dio resultado y muy poco se movió, mientras tanto Mariana trato de sostenerme y me dijo: -¡Ana! ¿Qué haces?-

Yo luche contra ella, respiraba entrecortadamente y el abogado le dijo a Mariana que luego hablaban y se dispuso a marcharse.

-¡Si! ¡Lárguese! ¡Y no vuelva! ¡Ella no lo hará! ¡¿Me escucho?! ¡No lo hará!-
-Oye, ¡cálmate! vas a despertar a los vecinos- me dijo Mariana antes de soltarme. Yo voltee a verla y recuerdo que estaba segura de que ella finalmente haría lo que le estaban pidiendo, especialmente por lo peligroso que era aquello. Entonces le dije:

-¡Lo harás! ¿Verdad? ¡Se que lo harás!- y comencé a empujarla a ella y pegarle en sus brazos.
-¡Cálmate! ¿estas loca?- me dijo y me tomo por las muñecas, pero no me importaba, yo seguía luchando y luchando por zafarme mientras le decía:
-¡Te encantan esas cosas!, ¡te encanta ponerte en peligro!, ¡te encanta que yo te espere!, ¡te encanta tener a Sara preocupada por ti!-
-Voy a hacer algo que no te va a gustar pero que espero logre calmarte- entonces me empujo hacia la piscina.

Perder el equilibrio siempre es una sensación horrible. Tus brazos y tus piernas buscan desesperadamente una superficie que son incapaces de alcanzar, por eso giran como locos cuando vas cayendo. Tu estomago se queda en el último lugar donde tuviste control de la posición de tu cuerpo, porque el estomago es cobarde y te abandona, para luego regresar dentro de ti de sopetón, dejándote un estremecimiento tremendo, y si no tienes cuidado puedes luego vomitar. También cabe mencionar que mi piel se puso de gallina justo antes de entrar en contacto con el agua, ella sabia lo que le esperaba. Y una vez te rodea el solvente universal, primero debes controlar tus extremidades para hacer lo segundo importante, emerger a la superficie y respirar.

Cuando me quite el cabello del rostro, Mariana seguía junto a la piscina.

-¿Ya te calmaste?- me pregunto.
-¡No! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!- ella sonrió ante mi respuesta y se zambullo seguidamente para ir tras de mi.

Yo nade rápidamente para alcanzar la orilla y salir de allí, pero ella me atrapo, entonces la empuje y nade rápidamente hacia otra orilla y también logro atraparme en el último momento, luego me abrazo por detrás y me dijo al oído:

-¿A dónde vas?- yo me zafé y me voltee, ella me tenia atrapada entre su cuerpo y la pared.  
-Mala, ¿Cómo pudiste hacerme esto?- le dije con voz entrecortada. Ella puso cara de que se sintió mal.
-Lo siento, es que estabas como loca, yo no quería...- en ese momento comencé a reír y ella me miro sorprendida al darse cuenta que la había engañado.
-Caíste- le dije y le saque la lengua.
-Me muestras una nueva faceta-
-Déjame ir- le dije.
-No- me respondió ella.
-Déjame ir- le dije de nuevo.

Ella estaba mirando con atención mis ojos, luego mis labios y seguidamente mi cuello y mi pecho. Yo me sentí deseada y una especie de frenesí me invadió. Entonces le coloque mis brazos alrededor de su cuello y ella se acerco a mi y me beso. Nos besamos, porque obviamente yo le correspondí.

Me sentía muy bien, sus labios eran, suaves, dulces, besaba muy bien y me hacia sentir que todo alrededor se descomponía y se volvía a entretejer de una forma más armónica y estética. Ella se detuvo de pronto y me dijo:

-Lo siento, se que no ha pasado mucho tiempo desde Is...-

Yo la calle besándola de nuevo, no quería que aquel momento terminara. Ella sonreía entre besos, pronto nos abrazamos para estar más cerca y yo le expuse mi cuello para que lo besara. Lo hizo, lo beso, lo lamio, y lo mordisqueo un poco. Sentía como si el agua de la piscina se estuviera calentando, y tuve el impulso de rodear sus caderas con mis piernas. A ella le gusto, porque en ese instante volvió a besar mis labios y lo hacia con franco deseo y pasión, además de que acariciaba mis muslos y mis caderas.

Luego se separó de mi un momento, me tomó por la cintura y cargándome con facilidad gracias al agua, me sentó en el borde de la piscina, luego subió y busco mis labios de nuevo, yo estaba completamente extasiada y la tome con fuerza por la camisa que chorreaba agua y se la quite. Nos acostamos entonces sobre la terracota junto a la piscina y ella también fue despojándome de mi ropa.

Cuando quedamos desnudas, yo acostada sobre la terracota y ella sobre mi nos seguimos besando. Ella volvió a concentrarse en mi cuello unos momentos y siguió bajando hasta besar mis pechos, el placer que ya sentía fue haciéndose más intenso. Sobre todo cuando siguió bajando y beso mi abdomen, mordió suavemente mi zona inguinal y siguió su camino hasta besar mi entrepierna. Mi cuerpo empezó a contornearse en olas por el placer que me estaba generando, y mis manos buscaban desesperadamente algo a lo que sostenerse, porque estaba experimentando una explosión de sensaciones que me hacían pensar que podría perderme para siempre. 

Mariana tomo mis manos con las suyas y me hizo sentir segura, y aferrarme a ella me permitía llevar mejor el ritmo y sentir aun más placer, el cuál fue aumentando y aumentando hasta que alcance el más grande orgasmo que había sentido en lo que llevaba de vida.

Ella recorrió el camino de regreso, de mi abdomen a mis pechos, luego paso por mi cuello y mis labios. Nos besamos un momento, pero yo quería cumplir un deseo, besar los pechos de ella y fue lo que hice posteriormente. Mariana respiraba rápidamente y fui feliz porque era indicativo de que lo disfrutando. 

Luego enlazamos nuestras piernas y comenzamos a rozarnos mientras nos seguíamos besando, pero ya saben como es eso, llega un momento en que ya no puedes más porque el placer que sientes se vuelve intenso y solo nos abrazamos fuerte y continuamos con nuestros movimiento sincronizados hasta que llego el orgasmo una vez más, primero fui yo y ella unos segundos después y seguimos así hasta que logramos relajarnos.

Los besos vinieron otra vez, besos más lentos a los que nos dimos mientras hacíamos el amor, que curiosa frase "hacer el amor" ¿Qué se hará el amor luego que termina el sexo? ¿Por eso habrá que seguir haciéndolo con regularidad? ,ella me miro sonriendo y me aparto de mi reflexión filosófica cuando me dijo:

-Te amo- yo me quede perpleja y cuando mi cerebro me indico que había escuchado correctamente le dije:    
-No lo digas si no es cierto- ella me seguía sonriendo parecía muy feliz y me respondió:
-Tu tampoco- se acerco para seguir besándome, pero yo la detuve y le dije:
-Yo también te amo-

En ese momento ambas sonreímos y nos volvimos a besar.

Continuara...
Capitulo 27

Historia 1 -Capitulo 25-

La noche de fin de año fui invitada junto con mi familia al festejo que organizaban los padres de Lucia en su club. Sara y Mariana también estarían allí.

Llegamos un poco antes de las nueve de la noche porque a papá le causaba angustia no ser puntual. Al entrar en el salon quedamos impresionados, no solamente porque era enorme, si no también por su belleza. Las paredes eran blancas y el piso contrastaba con un color negro brillante. En la parte más cercana a la entrada, se hallaban las mesas decoradas con manteles blancos y detalles plateados. Cada una de ellas tenía un mini árbol blanco en el centro a modo de adorno y por toda la circunferencia de la mesa descansaban platos, cubiertos y copas perfectamente organizados. Las sillas eran todas negras y aproximadamente había una docena por mesa. La iluminación en el salón era baja, pero cada mesa recibia reflejos de luces led azules y rosas.

En el fondo había un escenario con una  banda de músicos que vestían elegantes trajes. Y a mano derecha, después de pasar unas puertas corredizas de cristal, se hallaba un jardín donde los árboles estaban adornados con mini luces blancas y una piscina donde flotaban de globos plateados. El lujo revosaba en cada esquina de aquel lugar.

-¿Y dices que los padres de Lucia son dueños de este club?- me pregunto mi padre.
-Si, les gustan las fiestas- le respondí.

Un hombre un tanto mayor que usaba traje de servicio, se acerco a nosotros en ese momento:

-Buenas noches, ¡Bienvenidos! ¿Apellidos por favor?-
-Villegas- le respondió mi padre.

El hombre verifico en la lista que tenia sobre un podio junto a la entrada y nos dijo:

-Si, aquí están, ¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos! pasen por aquí, deben sentirse afortunados, su mesa es VIP-

Nos condujo entonces hasta una mesa cercana al escenario y ayudo a sentar a cada una de las damas que estábamos allí.

-Gracias- le dijo mi madre.
-Es un placer servirle madame- le respondió el sonriendo, luego hizo una reverencia y se retiro.

Al poco rato el mismo hombre venia con Sara, su madre y Mariana.

-¿Que les parece este lugar?- nos dijo Mariana deslumbrada mientras me daba un beso en la mejilla para saludarme.

-Creo que es arrogante y egocéntrico- opino Victoria. 

Mariana tomo una expresión divertida por el comentario y Sara y su madre parecían sorprendidas. Para mi familia era común que desde hace algunos meses Victoria lanzara esos comentarios al aire y sin previo aviso.

-¡Victoria!- la reprendió mi madre apenada.
-Lo siento, ella esta comenzando a ver al mundo como realmente es y no esta muy de acuerdo- se excuso mi padre con la madre de Sara.
-¡Oh no se preocupen! yo era exactamente igual a su edad, recuerdo que una vez...-

Los más adultos comenzaron a conversar mientras Victoria volteaba los ojos y tres meseros se acercaron y llenaron nuestras copas de champagne.   

-Oye, ¿puedes no hacer esos comentarios cuando Lucia este presente?- le pedí calladamente a Victoria.
-Esta tranquila, no diré nada que ofenda a tu amiga burguesa- me respondió ella.  

Mariana rio con ganas y me dijo -¡Tus hermanas son muy divertidas!-

Cuando voltee a ver a Elizabeth estaba sonriendo y guiñando el ojo a un muchacho que la miraba desde una mesa vecina.

Un rato después apareció Lucia y su familia, todos los invitados se levantaron de sus asientos y comenzaron a aplaudirlos. Nosotras nos miramos las unas a las otras y decidimos hacer lo mismo luego de que mi padre se levantara e imitara el comportamiento de todos.

-Creo que Victoria es muy inteligente para su edad- nos comento Sara mientras aplaudíamos.  

Luego el padre de Lucia subió al escenario, le dio la bienvenida a todos y propuso un brindis por el nuevo año, por el que se iba, y nos deseo finalmente que disfrutáramos de la cena y la celebración.

Cuando nos sentamos de nuevo, comenzaron a servir la cena mientras los músicos tocaban jazz. Lucia se separo de su familia y se sentó con nosotras.

-Disculpen tanto despilfarro de tontería- nos dijo.
-Todo esta muy hermoso- le comento Sara.
-Y que bien que te hayas acercado por aquí Victoria tiene muchas cosas que decirte- bromeo Mariana.

Yo la patee debajo de la mesa y ella dijo:
-¡Auch! ahora luciré un lindo moreton junto con mi vestido-
-Lo siento, pero por favor no digas nada- le rogué.

Afortunadamente Lucia se concentro en llamar al mesero y pedirle que le sirviera la cena allí, pues se quedaría con nosotras. Por otro lado Victoria se encontraba en silencio observando como su gemela tonteaba con el chico que llevaba rato coqueteando.

La cena estuvo tranquila, todos comentaban sobre la deliciosa comida  y agradecieron a Lucia la invitación, mientras Lucia agradecía de vuelta que hubiéramos asistido.

-Vayamos a bailar- propuso Mariana luego de terminar la cena.  
-¡Si vayamos a bailar!- dijo Lucia emocionada y tomo a Sara por un brazo llevándosela con ella.

Mariana y yo las seguimos un momento después. Bailamos en grupo, dance, salsa y rock clásico. Después de una hora me sentía exhausta, deseaba un descanso e ingerir líquidos, pero justamente en ese momento cambiaron a new age y comenzó a sonar una canción de Enya llamada Only Time. Todas nos detuvimos y Mariana tomo mi mano y me abrazo para bailar.

-¿Que haces?- le pregunte, aunque le seguía la corriente.
-Es una linda canción- me respondió ella.
-Sabes que a los padres de Lucia no les gusta que su hija demuestre que es lesbiana-
-Que bien que no somos Lucia-
-Si, pero...-
-¿Recuerdas cuando bailaste toda la noche con ese chico pelirrojo?-
-Ehh, si-
-Conmigo te ves mejor- yo reí y le pregunte.
-¿Eso que tiene que ver?-  
-Que eres hermosa, y esta noche se te nota más-
-No tiene sentido nada de lo que dices-
-Hay que bailar- me dijo finalmente.

Entonces me abrazo más cerca y yo la abrace de vuelta y coloque mi cabeza cerca de su hombro.

-Tu también estas más hermosa que de costumbre- le dije.  
-¿Con moretón incluido?-
-Si-

A la media noche vitoreamos, nos abrazamos y brindamos por el nuevo año. Luego salimos al jardín y contemplamos el espectáculo de juegos artificiales que estuvo muy entretenido, tanto que cuando me di cuenta había pasado media hora mirando hacia el cielo y mi nuca estaba dolorida.  



Los últimos días antes de retomar la rutina, los pasamos en la casa de Mariana prácticamente dentro de la piscina. En una de esas ocasiones fue mi familia, incluso el tío Diego asistió con sus hijos y preparo carne asada para todos, era su especialidad.

Mariana en esos días se había comportado muy atenta conmigo. Yo estaba encantada, pero a la vez sentía miedo, dudas y la mirada inquisidora de Lucia sobre nosotras. El día del asado estábamos sentadas sobre una manta debajo de un árbol de su jardín y se ofreció a traer mi comida cuando fue a buscar la suya. Observe que el tío Diego le comento algo y le sobo el hombro, ella le agradeció y volvió junto a mi.

-Traje cortes con poca grasa, agregue papás, aguacate y no incluí las vísceras de cerdo que no te gustan- me dijo antes de entregarme mi plato y los cubiertos.
-Gracias- le dije. -¿Que te dijo el tío Diego?- le pregunte.
-Que lamentaba lo de mi padre, que fue un buen hombre que tuvo que trabajar toda su vida al lado de ratas- yo reí con las palabras de tío Diego, era típico de él.
-¡Olvide las bebidas!- dijo de pronto Mariana, luego me entrego su plato con prisa y salió corriendo al interior de la casa. Volvió poco tiempo después con una uva para mi y naranja para ella.

Se sentó y comenzamos a comer, Mariana me intrigaba, me gustaría saber que estaba pensando sobre mi.

-¿Por que actúas así?- le pregunte impulsivamente.
-¿Cogmo?- me pregunto ella mientras masticaba su comida.
-Como si estuvieras interesada en mi- en eso trago y me respondió con total naturalidad, como si mi pregunta le pareciera extraña e ilógica.
-Yo siempre he estado interesada en ti- decidí no mencionar más nada, yo seguía esperando que de un momento a otro me ignorara y se fuera con otra chica como había hecho siempre. Pero el lado izquierdo de su labio se había manchado con papás asadas, así que tome mi servilleta y la limpie.
-Gracias- me dijo sonriendo. 

Continuara...
Capitulo 26

viernes, 6 de noviembre de 2015

Historia 1 -Capitulo 24-

Cuando pasaba la noche en la casa de Mariana siempre dormía junto a ella, esto era así desde la primera ocasión que me quede, hablamos hasta tan tarde que se durmió conmigo en el cuarto de las visitas. Posteriormente me invitaba a que durmiéramos en su cuarto y luego fue una cosa natural en nosotras. Incluso si también se quedaban Sara y Lucia.

En aquella ocasión desperté antes del amanecer y Mariana ya no estaba en la cama. Como el día que recién iniciaba seria difícil para ella, supuse que no podría dormir, así que me levante a buscarla. Camine por toda la casa y la encontré en el jardín, parada mirando los arboles. Me detuve junto a ella y le pregunte si se encontraba bien.

-No quiero hacerlo- me contó.
-Lo se- le respondí. -No tienes que hacerlo-
-Sara tiene razón, y yo me prometí no volver a ser egoísta-

Yo no pensaba que Mariana fuera egoísta por querer sentir a su padre cerca. El ya había dejado de vivir, todo lo que fue se perdió y si para ella era importante que sus restos estuvieran en su despacho, nadie debía involucrase en eso. Me molestaba que Sara siempre quisiera corregir a Mariana. Ella era como era, caprichosa, apasionada, bromista, dulce, había que quererla, aceptarla, saber amar sus matices. Si Sara era su hermana como siempre decía, debería considerar sus opiniones sobre Mariana.

No pensaba que yo podría impedir que esparcieran las cenizas, Mariana había tomado la decisión y Sara la seguiría presionando por lo que creía correcto. Estire entonces mi mano y tome la suya, ella tomo la mía de vuelta y la apretó un poco.

Cuando Sara despertó comenzó a preparar desayuno para todas. Ya nos habíamos cambiado, después de comer partiríamos. 

Yo me dispuse a recorrer la casa buscando una vasija de porcelana con tapa que había visto en el pasado. Hace años mi abuela y el padre de Mariana tuvieron una pequeña conversación sobre aquel objeto.

-Me parece que esa es cerámica rusa- le comento mi abuela al Sr. Augusto.
-Es usted conocedora mi querida señora- le respondió él sorprendido.   
-Me gusta la historia de los Zares, supongo que no es autentica. Las originales fueron destruidas...-
-Por los bolcheviques si, no se equivoca, es una replica- le acoto y aclaro el Sr. Augusto.
-Es hermosa- comento mi abuela.
-Es la razón por la que no pude evitar comprarla-  respondió él finalmente complacido y con una sonrisa.

Pasada media hora la encontré, se hallaba sobre una mesita del pasillo del primer piso. Levante la tapa y hurgue en su interior, estaba vacía. Entonces la tome y baje al despacho. 

Al entrar fui hasta el escritorio y coloque la vasija sobre él, luego mire alrededor y al ubicar la urna funeraria que contenía las cenizas del padre de Mariana la coloque junto a la vasija. En ese momento fui sorprendida por Mariana.

-¿Que haces?- me pregunto curiosa.
Yo me lleve el dedo índice a los labios para indicarle que hiciera silencio, ella se quedo callada obedientemente.
Entonces respire y me dirigí a la urna:
-¿Que tal Sr. Augusto?, discúlpeme por molestar su eterno descanso. Yo solo quiero contarle que Mariana esta un poco afectada por separarse de usted completamente, ella esta dispuesta a cumplir sus deseos, lo respeta mucho. Solo que se me ocurrió que podría dejar un poco de usted aquí con ella y la otra parte será libre para que recorra todo el planeta como usted desea. Se que estará de acuerdo, pues es su padre y la ama-

Yo voltee a ver a Mariana, ella estaba junto a la puerta, tenia los brazos cruzados sobre su pecho, sonriendo y con los ojos vidriosos. Me dio el visto bueno asintiendo con su cabeza y yo destape la urna funeraria y vertí parte del contenido en la vasija rusa. Luego tape todo y la mire de nuevo.
Mariana llego junto a mi y me dio un beso en la mejilla.

-Eres una chica muy lista- me dijo.
Luego tomo la urna y me rodeo con los brazos y caminamos fuera del despacho para ir a desayunar, antes de cerrar la puerta dijo: "Nos vemos pa"

Lucia se ofreció a manejar, por lo que todas montamos su camioneta. Nos dirigíamos a las granjas de Industrias León, pues allí liberarían los resto del padre de Mariana. El camino fue largo, de casi dos horas, Lucia y Sara conversaban como si lo que estaba ocurriendo fuera algo casual, cosa de nada. Mariana guardaba silencio, y a mi me parecía que abrir mi boca seria señal de falta de respeto, así que también permanecí sin decir palabra.

Al llegar, Mariana bajo de la camioneta y converso un momento con el vigilante, el hombre asentía a todo lo que ella le decía y luego abrió el portón. Mariana regreso y entramos.

-¿Que ocurre?- le pregunto Sara.
-Nada- le respondió ella.

Me pregunte si estaría pidiéndole al vigilante que no avisara de su visita, según tenia entendido la ultima vez que estuvo ahí robo una información importante y peligrosa de uno de los laboratorios. Espero que no la tengan catalogada de criminal, más aun, espero que nadie se haya dado cuenta y si se dieron cuenta, esperaba que no se les ocurriera pensar que la culpable era ella.

Mariana le fue indicando el camino a Lucia, primero nos encontramos las instalaciones principales, las cuales estaban conformadas por tres edificios blancos de cristales azules dispuestos en forma de triangulo y rodeados de una plaza con hermosos jardines.

-Creo que eres muy poderosa- le comento Lucia a Mariana luego de ver los edificios.
-No soy dueña de nada- le respondió Mariana.
-Pero algún día serás- insistió Lucia.  
-Da igual- contesto finalmente con un poco de fastidio.

Unos minutos después llegamos a los campos en los que sembraban, como el terreno tenia ciertas ondulaciones se podía ver que se extendían y extendían muchas hectáreas de arbustos vestidos con semillas rojas.

-¿Que son?- pregunte con curiosidad.
-Plantas de café- me respondió Mariana.

Tuve la intención de preguntar como esas semillas rojas que parecían jugosas, terminaban convirtiéndose en aquel polvo oscuro de agradable aroma, pero preferí nuevamente guardar silencio. Ya lo averiguaría después.

-Aquí esta bien- indico Mariana un momento después y Lucia se detuvo. Entonces todas bajamos y caminamos hasta el borde del cultivo. Mariana miraba la urna funeraria como considerando que seguía después.

-Puedes decir unas palabras- le sugirió Sara al verla dudosa.
-Si, ya se- respondió ella. Luego respiro profundo y hablo:

"Papá, lamento mucho que hayas muerto, no por mi, si no porque todavía eras un hombre joven. No se si eras feliz, no se si tenias una mujer que amaras. Supe después muchas cosas buenas sobre ti, sobre tus sueños y tu trabajo que ignoraba completamente, y lo lamento. Lamento haberme olvidado de ti..."

En ese momento Mariana parecía no poder continuar hablando, mire alrededor y Sara y Lucia tenia el rostro lleno de lagrimas.

-Continua, tu puedes- le dije a Mariana. Ella asintió y se aclaro la garganta y continuo:

"Aprendí de esto papá, últimamente he aprendido muchas cosas, te prometo que no me convertiré en una persone que te cause vergüenza o te decepcione, te quiero papá"

Mariana seguidamente abrió la urna, arrojo la tapa al suelo y se adentro en la siembra. Yo opte por ir de regreso a la camioneta y me recosté a ella, no puedo explicar porque, pero sentí unas ganas inmensas de fumar. Era gracioso porque no había fumado nunca, pero mi psiquis me lo pedía con sinceridad. No importaba realmente, no tenia cigarros conmigo, las chicas no fumaban y Mariana lo había dejado hace 2 años.

Sara y Lucia ya se habían secado las lagrimas y conversaban sobre las hermosas palabras que dedico Mariana a su padre, me sentía furiosa con ellas, deseaba en ese momento tener un carro para llevarme a Mariana y alejarnos de allí.  
Aproximadamente unos 5 minutos después Mariana salió del interior de la siembra de café y nos dijo mostrándonos las manos,

-Por más que me las sacudo no se quita- parecía horrorizada, Sara y  Lucia se le quedaron viendo sin soltar palabra, yo fui hasta la guantera y tome dos toallas húmedas que sabia que Lucia siempre llevaba. Luego me acerque a ella y limpie sus manos. Cuando logre dejarlas sin cenizas me guarde las toallitas en el bolsillo y le dije: 

-Todo esta bien, no le des importancia- 

Después le abrí la puerta y le indique que subiera a la camioneta, las otras chicas hicieron lo mismo y partimos de allí. El camino de regreso se me hizo más rápido, fueron conversando sobre los cultivos, Mariana menciono que los de café, fresas y duraznos eran los favoritos su padre.

Cuando llegamos a la casa de Mariana, ella nos dijo "Gracias por acompañarme, nos vemos mañana". Luego bajo de la camioneta y fue hacia la puerta de entrada, todas nos quedamos perplejas, pero no me importo y también me baje y la seguí.

-¡Ana!- me llamo Lucia y la ignore.

Cuando alcance a Mariana antes de que cerrara la puerta, me miro por un momento y me dejo entrar. Seguimos entonces hasta la casa, llegamos a la sala y Mariana se sentó en el sofá y encendió la televisión, yo la imite sentándome junto a ella.

-Estoy un poco amargada hoy- me dijo.
-O.K- le respondí.

Nos quedamos viendo una serie sobre médicos cirujanos, Mariana reía en algunas de las escenas, sobre todo en las que los personajes charlaban sobre sus vidas.

-¿Que te pasa?- le pregunte porque me estaba haciendo reír también.
-Es que, ¡Es gracioso! primero tenemos a una pareja y estos se pelean, entonces van a trabajar muy afectados porque se aman y detestan pelear. Mientras están en el trabajo tienen la suerte de que su paciente pasa por una situación idéntica y es mucho más sabio que los personajes, por lo que con decir unas cuantas palabras obvias que suenan muy sabias induce a los doctores a vivir epifanías. Al llegar la noche los personajes buscan reconciliarse y tal vez lo hagan, pero si los guionistas quieren ser un poco más dramáticos, alguno de los integrantes de la pareja puede confesar que se acostó con otra persona durante el día-

Reí con ganas cuando termine de escucharla.

-¿No es verdad?- me pregunto con risa burlona. 
-Si, bueno son divertidos- le dije.

Pasamos todo el día viendo televisión, al llegar la noche comimos sándwiches y Mariana adicionalmente comenzó a tomar cerveza, yo creí que tomaría demasiado, pero al llevar tres se detuvo. Cerca de la media noche comencé a dormitar, ella lo noto y me pregunto si quería que nos acostáramos ya, y le dije que sí.   

Me sentía bien, había liberado la tensión, además la cama de Mariana era tan cómoda y sus sabanas tan suaves... estaba soñando con un laboratorio de la universidad, mis compañeros y yo estábamos allí con batas blancas, debíamos sacrificar unos ratones para extraer su hígado y hacer la prueba de medición de la insulina , no quería hacerlo, me daba pena cortarle con una tijera la cabeza a ese pequeño roedor.

Luego me sentí confundida, porque algo rozo tenuemente el dedo meñique de mi mano izquierda, no sabia si estaba soñando o era la realidad. Abrí los ojos y Mariana estaba acostada frente a mi sonriendo.

-¿Que haces?-  le pregunte.
-Lo siento, no planeaba despertarte-
-¿No puedes dormir?-
-No-
-¿Por que?- Mariana se encogió de hombros como respuesta. Por lo que decidí cambiar la pregunta.
-¿Que sientes?-
-Miedo-
.-¿De que?-
-De todo, algunas veces me pasa, siento este miedo y no logro dormir-
-Ven aquí- le dije y le ofrecí mis brazos.

Ella se acerco y se acurruco entre mi brazo derecho y mi pecho. Yo comencé a acariciar su cabello y le dije:

-No estas sola Mariana-

No me dijo nada, yo continúe peinando su cabello con mis dedos y al poco rato se quedo dormida. Me gustaba su olor, este no estaba relacionado con la marca de champú o cualquier producto que usara. Tenia un aroma natural, único y agradable que siempre lograba hacerme sentir feliz. Se que antes de quedarme dormida yo sonreía por esa causa.

Continuara...
Capitulo 25

lunes, 2 de noviembre de 2015

Historia 1 -Capitulo 23-

Cuando llegue a casa, luego de pasar por el baño, me lance a la cama e inmediatamente me quede dormida. Pasado el medio día desperté, había un olor a asado que invadía mi habitación. Me levante para ubicar el origen de aquel aroma y al ojear por la ventana contemple que en el jardín de la casa se encontraba el tío Diego, el hermano de mi madre, colocando grandes filetes a la parrilla.

El se percato de que lo observaba y su rostro se ilumino con una gran sonrisa, era un hombre un poco regordete y le gustaba usar bigote, por lo que su bigote sonreía con él. 

-¡Parece que te divertiste anoche sobrina!- yo sonreí y lo salude con la mano. Luego me retire para bañarme, arreglarme y bajar a almorzar. 

Más tarde cuando entre a la cocina me sorprendió la presencia de la tía Mónica, ella era hermana de mi padre. Nos abrazamos y me dio un beso en la mejilla. Allí también estaban mamá, papá y las gemelas. Todas cortaban ingredientes para la cena, mi padre por otro lado preparaba un guiso para el pernil que pronto colocaría en el horno. 

Mientras todos trabajaban y charlaban me prepare un sándwich, merengada de chocolate y luego comí una manzana. Papá se acerco a mi y me dijo:

-Me alegra que te sientas mejor, no quería que pasaras la navidad triste- y me dio un beso en la frente. 

El decía alegrarse por mi, pero yo me alegraba por él de no arruinarle la navidad vagando por allí con una nube gris sobre mi cabeza. Papá ama la navidad, despierta los días festivos contento, casi frenético, canta villancicos, prepara el pernil y dice un discurso antes de la cena. Creo que eso lo heredo de mi abuela, ella era exactamente igual.

La tía Mónica, quien era periodista y corresponsal de guerra, estaba contando que pasó los últimos meses en centro américa con un grupo insurgente.

-No podrán creerlo, allí te encuentras con doctores, abogados, filósofos, artistas, maestros... todos vestidos como soldados, con las botas sucias y cargando un fusil, soñando con hacer posible un mundo prácticamente utópico-
-No sonabas tan incrédula cuando escribiste aquel articulo- comento el tío Diego al entrar en la cocina limpiando sus manos con un paño. 
-Me conmueve que sigas siempre tan atento a mis artículos- les respondió la tía con sagacidad. 
-Solo cuando investigo que nuevas ideas comunistas se andan cociendo por allí- 
-¡Oh por supuesto! tu corporación esta al pendiente para financiar cualquier grupo de bandidos que desee asesinar a quienes viven en tierras fértiles ¡y violar cuanta niña o mujer campesina se les cruza!- cuando la tía Mónica se altero mamá, papá y Elizabeth se notaban nerviosos, en cambio Victoria parecía tan colérica como la tía. Yo no me alteraba, cada navidad se daba la misma discusión entre ellos. 
-¿De que me hablas? ¡soy un simple contador que trabaja para cuidar de sus hijos!- 
-¡Sobre todo eso! habrás olvidado que tu empresa en 2011...- 
-¡Familia! ¡Familia!- intervino mi padre en tono conciliador -Recordemos que en política, religión y deportes nunca estamos de acuerdo, si no son capaces de conversar cordialmente del tema es mejor que lo olvidemos, ¡Hoy es un día alegre!- 

Mi tía fulmino a mi padre con la mirada y salió de la cocina, igualmente Victoria. El tío Diego se encogió de hombros y se dirigió al baño, mamá lo siguió a él y un momento después se escuchaban los susurros de mi madre reprendiendo al tío, papá tomo el pernil y lo llevo al horno, mientras que Elizabeth se sacudió como si quisiera despejar la tensión en el ambiente, sonrió y continuo cortando el pimentón que estaba a su cargo. 

Yo reí un poco ¿Qué es de los días festivos sin discusiones familiares?

Cuando el tío termino el asado almorzamos, ya todos estaban tranquilos y charlaron de temas diferentes. Yo recordé a Mariana, debía estar cansada por no dormir nada en toda la noche, ojala Sara fuera buena con ella. ¿debería llamarlas? se vería raro, y un poco feo, llamar a Sara solo para saber como esta Mariana ¿Por que Mariana había abandonado su teléfono? , no era muy conveniente en estos momentos. 

Durante la noche a eso de las diez p.m, nos dispusimos a cenar. Mi padre dijo unas cortas palabras como siempre: "Mi querida familia, estoy muy contento de que nos reunamos una vez más, nuevamente hago la invitación a Diego y Mónica a que nos visiten más seguido pues sus presencias siempre nos hacen felices a todos, este año deseo reflexionar sobre los comportamientos mal sanos que a veces podemos adoptar y los aboco a todos a que nos comportemos con la mayor sensatez posible y procuraremos siempre ser buenas personas, porque podemos serlo si así lo decidimos"

"Salud" respondimos todos y tomamos un poco de vino. 

En el pasado, cuando yo era niña, la abuela vivía y las gemelas eran tan solo unas bebes, el tío Diego bromeaba sobre los discursos de mi padre, pero luego de su divorcio había cambiado y solo se dedicaba a ser desagradable de vez en cuando con la tía Mónica. Él tenia dos hijos varones, Edward y Edmundo, pero la noche de navidad la pasaban con su madre, por lo que tío Diego nos visitaba a nosotros. 

La tía Mónica por otro lado era una soltera empedernida, enamorada y casada con su profesión (como ella decía), a veces nos contaba a mi y a las gemelas con picardía y en secreto, que tenia muchas aventuras con hombres atractivos que conocía en sus viajes. Papá siempre le decía que debía casarse y tener hijos para no acabar anciana y sola, y ella les respondía "eres libre de recluirme en un ancianato sin remordimiento", luego de eso papá siempre guardaba silencio derrotado. 

Después de cenar cuando el vino estaba corriendo con velocidad por las copas, colocaron música y comenzaron a bailar unos con otros, yo aproveche para escabullirme a mi habitación a llamar a las chicas y saber como la estaban pasando. 

-Es injusto Ana, mis hermanos si pudieron traer a sus novias- me contó Lucia un poco molesta. Su familia organizaba grandes fiestas en navidad e invitaban un gran número de personas. 
-¿Por que tu no?- 
-Mis padres dicen que no quieren que los abuelos se infarten-
-Lleva a tu chica mañana a la casa de Mariana, para eso tienes a tus amigas- 
-No, mañana prefiero que seamos solo nosotras, como siempre-
-Esta bien, nos vemos entonces- 
-Adiós, feliz navidad-
-Igual-

Luego llame al número de Sara:

-¡Hola!- se escuchaba un gran alboroto alrededor por lo que no estaba muy segura de quien me hablaba.
-¿Mariana?-
-Si, Sara esta muy ocupada bailando con sus primos- 
-¡Feliz Navidad!- le dije complacida de que contestara ella. 
-Igual para ti- 
-¿Como estas? ¿Qué haces? ¿Cómo la estas pasando?- 
-Bien, nada, bien-
-¿No haces nada?-
-Muero de sueño-
-Eso estuve pensando toda la tarde, que quizás estarías cansada-
-¿Pasaste toda la tarde pensando en mi?- me lo dijo a modo de broma, pero yo quede fría y con la boca seca. 
-Ja, ja, ja, no te preocupes, era solo una broma- me dijo luego de no obtener respuesta, yo reí un poco, sentía mi rostro caliente. 
-¿Quieres que pase a verte?- me pregunto seguidamente. 
-No, es peligroso que manejes cansada-
-¿Nos vemos mañana? ¿Cierto?-
-Si, Lucia necesita contención. hable con ella hace rato y sus padres no le permitieron que llevara a su chica a la fiesta-
-Ok- 
-Mándale a Sara mi feliz navidad- 
-Esta bien, adiós-

Colgué después de eso, mi madre estaba llamándome. Era hora de intercambiar obsequios. 



Al día siguiente Mariana paso buscándome para ir a su casa. Teníamos la tradición de pasar los 25 de diciembre juntas, nos bañábamos en la piscina, preparábamos algo rico de comer y por la noche jugábamos barajas o vídeo juegos, mas que todo vídeo juegos, a la única que no le llamaban mucho la atención era a Sara, pero siempre cedía. Cuando llegamos la camioneta de Lucia estaba estacionada fuera esperándonos. Mariana abrió el portón con el control y entramos. 

Sara vino todo el camino tendida en el asiento trasero porque el festejo donde su abuela fue hasta el amanecer. Pero reacciono cuando estacionamos y sin previo aviso grito:

-¡Mariana!- todas nos exaltamos y volteamos a ver a Sara para enterarnos que le ocurría.
-¡¿Que?!- le pregunto Mariana un poco enojada por el susto que le había pegado. 
-¡Mira como tienes el jardín!- todas miramos alrededor, el jardín estaba aun más descuidado que la ultima vez que estuve allí. La grama nos llegaba hasta las rodillas, las plantas que siempre habían sido cortadas con formas redondeadas o rectangulares habían proliferado desordenadamente y se observaban distintas variedades de malas hierbas entre todo aquello. 
-No he tenido tiempo de limpiar- le respondió Mariana mientras se encogía de hombros. 
-¿La piscina esta limpia verdad?- pregunto Lucia tan preocupada como si se tratase de la salud de algún familiar. 

Todas reímos por el dramatismo de la rubia. 

-Si la piscina esta a salvo- le respondió Mariana. 
-Tienes que limpiar Mariana, tal vez haya serpientes y tigres allí- continuo Sara. 
-No exageres, estamos en la ciudad- 
-Limpia mientras nosotras cocinamos- le insistió Sara.
-¡Esta bien!- respondió Mariana al verse acorralada. 

Cuando pasamos a la cocina Sara seguía insistiendo en que todo estaba muy sucio, descuidado y que limpiaría mientras que Lucia y yo debíamos cocinar.

-No planee pasar este día así- comento Lucia mientras escogíamos ingredientes para la comida. 

Luego se escucho el sonido de una maquina de podar, yo mire a través de las puertas corredizas que dejaban ver el jardín. Mariana había comenzado con su labor. Era extraño verla trabajar, era mas común que estuviera en un sofá, en la piscina, manejando, pero jamás limpiando algo. 

Lucia continuo quejándose, hablando y hablando, pero yo no la escuchaba. Seguí con cuidado los movimientos de Mariana, pronto comenzó a sudar, los músculos de sus brazos se definieron y eran más observables a medida que los ejercitaba empujando la maquina que en ocasiones se trababa y yo sonreía porque me causaba gracia verla luchando contra una montaña de césped, hasta que lograba sobrepasarla. 

-¡¿Me estas escuchando?!- me dijo Lucia de pronto y me saco del ensimismo en que me había sumergido. 
-Si, claro que si- 
-Yo creo que no- me insistió ella con una ceja levantada. 
-Haré limonada- le respondí y me dispuse a ello. Al terminarla le indique que buscara a Sara y le llevara, que yo le llevaría a Mariana. 

Cuando llegue con Mariana ya estaba comenzando a rastrillar los restos de la poda. 

-Muchas gracias- me respondió sonriendo y se tomo la bebida que le ofrecí rápidamente. 
-Nunca te había visto trabajar tan duro- le comente. 
-Admito que antes era más holgazana que ahora- 
-No quise decir eso- me excuse apenada. Ella me sonrió y dijo:
-No te preocupes, no me ofendí en lo más mínimo- yo guarde silencio y luego de un momento le acote. 
-Hasta se te marcaron los músculos y todo- 
-¡¿En serio?!- dijo y luego comenzó a mirarse los brazos, parecía preocupada. Nuevamente pensé que no había sido buena idea decir lo que dije por lo que trate de dar a entender mejor mi idea. 
-Pero te ves bien, quiero decir, tu sabes, muy femenina y atractiva como siempre- Mariana me miro extrañada y divertida por mi nerviosismo y mis estúpidos comentarios. 
-¿Y tu lo sabes?- me pregunto. 
-¿Que cosa?-
-Lo atractiva que eres- sentí que mi rostro se calentó y comencé a reír tontamente y le respondí:
-No estábamos hablando de eso- y empuje suavemente su hombro, ella me sonreía. 

-¡Ana!- Lucia había regresado a la cocina y me llamaba desde allí. 
-¿Que pasa?- le pregunte y voltee a verla. 
-No encuentro mi limonada- 
-Esta en la nevera- 
-¡Ven que no la encuentro! ¡ya la busque!- me insistió, parecía una niña, lo que me hizo resoplar exasperada, mire entonces a Mariana de nuevo y ella me dijo:
-Ve con ella, más tarde hablamos- yo le sonreí y me marche.

Después de entregarle la limonada a Lucia (que estaba evidentemente colocada en la nevera), continúe preparando la comida, esta vez sin mirar al jardín o no terminaría nunca. A eso de las cinco de la tarde Mariana subió a ducharse antes de cenar. 

Cuando estábamos en la mesa Lucia nos dijo:

-Estoy muy triste me prometieron piscina y fue lo menos que hicimos- 
-No me reclames a mi, dile a Sara- le respondió Mariana. 
-Chicas no podíamos estar en una casa así- fue la respuesta de Sara. 
-¿Quieres zambullirte ahora?- le pregunto Mariana como quien consiente a su hija. 
-No, hace frió- le respondió Lucia con pesar. 

Más tarde estábamos viendo una película de terror, que no era muy buena porque la protagonista tuvo una pelea a muerte bastante fantástica con una anciana bruja, además de que más adelante una cabra fue poseída por un demonio que la hizo actuar como humano. En cambio de miedo reíamos por todao aquel disparate. 

-Mejor iré por otra película- comento Sara cuando dejo de ser divertida y se levanto. Yo observaba a Mariana que parecía molestarle un hombro porque lo movía de un lado a otro y apretaba los ojos.
-¿Estas bien?- le pregunte. 
-Si, solo me duele un poco- entonces me levante y fui hasta ella para revisarla. 

Palpe su hombro y levante su brazo arriba y hacia atrás, luego le di un masaje. Ella me miro a los ojos y le dije:

-Estas bien, solo debes descansar- 
-Eres buena... ¿traumatóloga?- 
-Esto lo haría una fisiatra, es una profesión diferente- cuando me iba a responder Sara entro de nuevo en la Sala. 
-Mariana tu padre aun esta en el despacho- 

Al escuchar aquello yo voltee a verla y Lucia se coloco las manos en el pecho:

-Si, lo se- le respondió Mariana con naturalidad.
-!¿Están locas?! ¡¿De que hablan?!- pregunto Lucia, sus ojos parecían grandes platos. 
-Las cenizas del Sr, Augusto, Mariana aun las tiene en el despacho- explico Sara. 
-Le gustaba estar en su despacho, si no dormía estaba allí- se excuso Mariana. 
-No puedes tenerlo allí, el no quería eso, no quería terminar encerrado, por eso eligió la cremación- 
-¿Tu que sabes?- le pregunto Mariana molesta. 
-Siempre lo decía, sabes como le molestaba pensar que terminaría encerrado bajo tierra- 
-¿Que quieres que haga?- 
-¡Que esparzas sus cenizas como el quería!- 
-No lo haré- respondió Mariana rotundamente. 
-Es la voluntad de tu padre, no puedes ser egoísta con eso- 
-¡El ya no esta aquí!- le replico Mariana. 
-¿Y si no esta aquí porque te interesa tener sus cenizas cerca?-

En ese momento Mariana se levanto, salió de la casa y Sara la siguió. Yo iba a ir detrás de ellas pero Lucia me detuvo. 

-Hey, hey, hey ¿Dónde vas?- y me sostuvo por el brazo.
-Mariana necesita apoyo- le respondí mientras trataba de zafarme. 
-No, siéntate aquí que debo hablarte- yo me rendí y me senté de nuevo en el sofá junto a Lucia. 
-¿Que pasa?- le pregunte. 
-Eso es precisamente lo que yo quiero saber, ¿Qué te pasa?- 
-Solo estoy preocupada por Mariana, Sara quiere obligarla a que esparza las cenizas de su padre y ella...- 
-No, no, hablo de ti coqueteando con Mariana durante todo el día- yo me quede sin palabras aunque tenia la intención de responder. 
-No he coqueteado con Mariana- 
-¡Claro que si! tocando sus brazos y sin quitarle los ojos de encima- 
-Yo...- le replique mientras negaba con mi cabeza. 
-¿Que pasa con Isabel?- 
-¿Con Isabel?- le pregunte confundida. 
-¿Ya la olvidaste?- 
-Eh... no lo se, supongo que...-
-¿O nunca la quisiste realmente?- 
-¡Claro que la quise!- 
-¿Entonces estas coqueteando con Mariana por despecho?- 
-¡Ya basta!- le exigí en un rotundo susurro. 
-Yo espero Ana, que no estés volviendo a creer que tendrás una historia con Mariana o ¿Necesito recordarte como hace cuatro años te dejo sola en aquel club por irse con otra chica? o cuando te beso y al siguiente día te dijo que no recordaba nada de la noche anterior porque había tomado mucho, o hace dos años...-
-Si, si, no necesito que me recuerdes nada- 
-¿En que estas pensando Ana?- 
-Es que no estoy pensando- le respondí finalmente. 
-Entonces piensa Ana, piensa, porque Mariana es buena amiga, es divertida y amable, pero no sabe tratar a las chicas, no se merece que alguien como tu se ilusione con ella, simplemente ¡no se lo merece!-

Lucia me destruyo completamente, comencé a sentirme rota por dentro y con un nudo en la garganta.

-Sabes que lo digo porque te quiero, eres grandiosa y no quiero que nadie te lastime- acoto la rubia cuando noto lo afectaba que yo estaba. 

Las chicas regresaron a la casa en ese momento. Mariana respiro hondo y nos dijo:

-Mañana iré a esparcir las cenizas de mi padre y me gustaría que me acompañaran-

Continuara...
Capitulo 24