domingo, 22 de enero de 2017

Historia 1 parte 2 -Capitulo 36-

-¡Con esto la doblegaremos y se eliminara el problema!-

Fueron las palabras de Rocky al finalizar su explicación de como acabaríamos con Ruth. El siguiente día nos reuniriamos con ella a las seis de la tarde en un estacionamiento abandonado, tal como decía la nota que nos envió a primera hora con un mensajero.

-¿Cuál es el plan B?- pregunté.

-No hay plan B, ¡Es imposible que fallemos!- me replicó Rocky.

-Fue lo que dijiste la última vez- se quedo blanco cuando le recordé aquello.

-Bien- respondió y se sentó a pensar, se le veía agotado, además necesitaba ducharse y dormir, había trabajado sin descanso los dos últimos días.

En ese momento el sonido incesante de un claxon que provenía desde la calle irrumpió con la paz. Rocky se incorporo de un salto, sus ojos parecían torbellinos en sus cuencas.

-¡Que demonios es eso!- exclamó.

El sonido se detuvo para ser remplazado por un auto acelerando y posteriormente el impacto de dos grandes objetos metálicos con un ¡Plum!.

Fue cuando me preocupe, miré por la ventana y vi a todos los escoltas correr a la entrada preparando sus armas.

Nuevamente se escuchó el claxon y el ¡Plum! de los dos enormes objetos metálicos chocando. Decidí salir corriendo rápidamente hacia la entrada de la casa para averiguar que ocurria.

-¡Mariana! ¡No! ¡Mariana! ¡Es peligroso!- me grito la voz de Rocky. 

Al pasar corriendo por la sala pude ver a Sara y Lucía congeladas en el sofá.

-¡Mariana no salgas!- me grito la voz de Sara.

Cuando alcance el jardín del frente me encontré con los vigilantes apuntando sus armas hacia el portón de la entrada. Luego el sonido del claxon volvió a escucharse y el ¡Plum! contra el portón.

-¡Alguien intenta entrar!- escuche gritar a Lucas que paso a mi lado también preparando su arma.

Lo siguiente fue ver como el vigilante de la entrada corría hacia nosotros con los brazos dando vuelta como locos, gritaba algo que no pude entender hasta que estuvo cerca:

-¡Es su novia! ¡Es su novia!- el claxon y ¡Plum! una vez más.

-¿Qué?- le dije.

-¡Su novia! Se molestó porque no la deje entrar y ¡Se ha vuelto loca! ¡Quiere tumbar el portón!- Y de nuevo ¡Plum!, la estructura no resistiría mucho más.

-¡Mariana! ¡Mariana!- me llamó Rocky que había llegado hasta mi lado. 

Yo lo ignore y les grite a todos:

-¿Qué esperan! ¡Abran el maldito portón!-

Posterior a eso algún atolondrado me obedeció y el portón traqueteo mientras se abría con dificultad semejando a un anciano al final de su vida. Detrás de él estaba la camioneta de Ana con toda la parte delantera destrozada.
 
Ningún escolta dejo de apuntar su arma hasta que vieron bajar con los brazos alzados a una chica pequeña, de piel trigueña, cabellos negros largos y ondulados vistiendo traje de médico. Me acerque a la entrada pasando aquel cordón de hombres armados y ella corrió a mis brazos, se encontraba temblando y llorando.

-¡Estaba muy preocupada, pensé que algo grave te había pasado!- me dijo sollozando en mi pecho. 

Yo cerré los ojos al percatarme del calor conocido que me transmitía y embriagada por el olor de su cabello. Luego se aparto de mi y me dijo:

-¡Creí que nuestra discusión no te haría desaparecer!- 

-No, no era mi intención- le dije acariciando su rostro.

-¡Recordé lo que dijiste! "No volveré a desaparecer a menos que este muerta" ¡Y te busque! ¡Nadie sabia de ti! ¡Hace días que nadie te ve!-

-Lo se, lo siento mucho- me disculpe y ella siguió sollozando.

-¡Luego llego aquí y ese estúpido vigilante me niega la entrada!- me explicó apuntando hacia el portón enojada. 

Yo sonreí, así era Ana, introvertida y luego un día hacia algo que te dejaba con la boca abierta. Como defenderme aunque yo fuera una desconocida para ella de una amenazadora chica que estaba dispuesta a golpearme, exigirle a gritos a Rocky que me dejara en paz o derribar un portón a costa de su propia camioneta si era necesario. 

Aparté sus lágrimas con mis pulgares y la besé, porque aunque estuviera moqueando me parecía la mujer más sensual del mundo cuando hacia esas cosas. Y mientras la besaba se hizo el silencio, y los dolores de mi cuerpo cesaron. Solo sentía sus labios suaves, su aliento caliente y su lengua dulce danzando con mis propios labios, mi propio aliento y mi propia lengua en una armonía perfecta, tal como el movimiento sincronizado entre los planetas que giran alrededor del sol. 

-Te amo- me susurro mientras acomodaba sus brazos alrededor de mi cuello acercándome más a ella.

Cuando paramos le dije:

-Vayamos dentro, debemos hablar- pose mi brazo sobre sus hombros para conducirla y al darnos vuelta me encontré con la mirada perpleja de todos los empleados que observaron la escena. Entre ellos, al fondo, cerca de la casa, se encontraban Sara, Lucia y Rocky acompañando a la anonadada multitud.

Ese incomodo momento duro aproximadamente dos segundos, que fue cuando reaccionaron y comenzaron a apartarse y mirar hacia otro lado. Ana enterró su cabeza en mi pecho, como ocultándose, probablemente se sentía apenada por el lío que formó.

Seguimos caminando hacia la casa ignorando a todos. Al pasar junto a las chicas y el abogado escuche a Rocky llamarme tenuemente:

-Mariana...-

Sabia lo que trataba de decirme, era una advertencia, era un "cuidado". Pero yo confiaba en Ana, no era capaz de relacionarse en negocios oscuros. Estaba segura que no me haría daño. Si me equivocaba, no habría ninguna otra manera de averiguarlo que quedándome a solas con ella, y si Rocky estaba en lo cierto igualmente no importaba que Ana atentara contra mi, pues seria una razón suficiente para no volver a apreciar la vida. La decepción simplemente me mataría. Mi respuesta a él fue un gesto de "tranquilo, todo ira bien". 

Al llegar al despacho Ana se separó de mi y se limpio los ojos con la palma de sus manos.

-Lamento lo del portón- me dijo.

-No te preocupes, se encargaran de llamar a alguien que lo repare- 

-¿Vas a contarme por qué has desaparecido?- me dijo seguidamente mirándome con seriedad a los ojos.

-Es que me están extorsionando- respondí.

-¿Qué quieren!- preguntó sorprendida.

-Lo mismo de siempre "acciones en la farmacéutica"- le dije con un poco de burla, desdicha y desprecio. 

-¿Te amenazaron? ¿Por eso tienes ese ejercito afuera?-

-Eso fue iniciativa de Rocky, y si me han amenazado. Por cierto hay dos escoltas que te cuidan enviados por mi-

-¿Qué dices?!- me preguntó aún más sorprendida.

-Hay dos escoltas...-

-¡Lo se! ¡Te oí bien! ¿Por qué hiciste eso?-

-Para protegerte-

-No lo necesito-

-Por supuesto que si, y espero que no tengas idea de cuanta protección necesitas- le dije.

-¿Qué quieres decir?- me preguntó confundida.

Como no quería explicar me acerque a ella y la abrace.

-Leí tus mensajes- luego le di un beso y continúe:

-También te extrañe y no creo que seas una tonta. Antes de que pasara "este asunto" había decidido ir a buscarte-  le dije.

-La voy a dejar, a Ruth, la dejaré para estar contigo. Ya lo decidí- quede fría cuando escuche aquello y me separé de ella. 

-¿Cuando?-

-Ahora mismo, iré donde está y la dejaré, me vendré aquí contigo...-

-No puedes hacer eso-

-¿Por qué? Si es lo que tu quieres-

-Si, pero no puedes hacerlo ahora-

-¿Por qué no?-

-Dame unos días, déjame resolver esto-

-¿Por qué? Quiero estar aquí contigo-

-Ahora no puedo, no estoy en condiciones de protegerte-

-Pero no necesito que me protejas-

Opte por respirar profundamente y decirle:

-Es muy simple. Espera uno días ¿Esta bien? Yo iré a buscarte y nos iremos a Florencia si es preciso-

Cuando dije aquello la expresión de Ana me resulto casi indescifrable. Fue como si se armara un rompecabeza en su mente mientras se quedaba pensando en algo muy triste.

-¿Me amenazaron también a mi?- preguntó.

-Si-

-¿Y piensas que mantenerme lejos ayudara?-

-Es una escusa menos de que te hagan daño-

En el momento que Ana iba a replicarme: 

"¡Sáquenme de aquí!" se escucho gritar a la voz de Juana.

-¿Qué fue eso?- preguntó mi chica espantada, y yo parecía tener un ataque de sinceridad. 

-Es una traidora que tengo bajo averiguación- le explique.

"¡Mariana, sácame de aquí!" volvió a gritar Juana mientras le daba golpes a la puerta del cuatro donde se encontraba desde que la mande a expulsar del despacho.

-¿Estas loca? ¡Pobre chica! ¡Eso es un delito!- me demandó Ana. 

-Estos días, si, he estado un poco loca. Como mencione, no es buen momento- comprendí que quería ser lo más sincera posible. 

"¡Auxilio!"

-Creo que me iré justo ahora- me comentó Ana. 

-Te acompañó- le dije. 

Al abrir la puerta nos cruzamos con Sara y Lucia.

-Lamento mucho todo el escándalo- se disculpó Ana.

-Nosotras lamentamos haber creído que eras una tonta engreída- le dijo Lucia y la abrazo fuertemente. Sara se cubrió el rostro con las manos exasperada por el error de Lucia y luego me dijo:

-Mariana debes arreglar el asunto de tu huésped, es escalofriante- las tres me miraron. 

-Si, si, lo siento. Me pondré a ello- "debí mandarlas lejos" pensé.

Tome entonces de la mano a Ana y la aparté un poco para decirle en voz baja:

-Te explicaré todo cuando vaya a buscarte, ¿Esta bien?-

Ella asintió y me dio un beso.

-¿Puedes responder mis mensajes?- preguntó antes de que me fuera. 

-Si, lo haré- le prometí y luego subí para hablar con Juana.

Entré a la habitación y junto con ella se hallaba uno de los escoltas de Rocky. Juana estaba en la esquina de la habitación junto al baño y él cerca de la puerta, parecía intimidada.

-¿Qué haces aquí?- le pregunté con autoridad a aquel hombre.

-Los gritos....- me balbuceo.

-Lárgate- le ordené y este rápidamente salió. Juana me miro con ojos vidriosos.

-Si vas a hacerme algo más termina con ello, estoy cansada de estar encerrada- me dijo.

Me sentí muy mal al escuchar aquello.

-Quiero que conversemos- le dije y le indique que se sentara en la cama, yo por mi parte me senté en una silla que estaba junto a un escritorio. Era una habitación de huéspedes. La principal la estaba usando yo, la de mi padre Sara y en mi antigua habitación dormía Lucia. Juana se sentó luego que yo.

-Jamás quise que pasara todo esto- le dije.

-Fue mi culpa- me respondió ella inmediatamente.

-No me gusta buscar culpables en cada situación, no creo en ese tipo de cosas-

-Bien- me respondió.

-¿Entiendes que no estas enamorada de mi, cierto?- le pregunté. Ella se encogió de hombros. Respire, no lo podía creer.

-Aquí estoy confiésame tu amor, convénceme, soy toda oídos- la reté.

Juana guardo silencio mientras se acariciaba las manos, luego en una explosión de emociones me dijo:

-¡No es posible que una persona te bese como tu me besaste y haga todo lo que tu y yo hicimos y no sienta nada!-

-No se trata de no sentir, simplemente lo que sentía no era suficiente para desear tener una relación contigo-

-¿Qué hay de malo en mi?- me preguntó como niña.

-Tu éstas bien, se trata de mi,  de lo que quiero y no quiero-

-¿Por qué no soy lo que tu quieres? Soy bonita, inteligente, educada, elegante, exitosa, buena amante ¡Se que lo soy! Tu y yo juntas seriamos la mejor pareja...-

-No lo se, y sinceramente eso no importa. Quienes elijen a su pareja porque son el estereotipo perfecto y lucen bien juntos... están siguiendo los preceptos estúpidos de la sociedad y no es correcto- 

-No me amas porque no quieres hacerlo- me acusó.

-Esa debería ser para ti una razón suficiente para desistir- Ambas quedamos en silencio y Juana lloró calladamente. Estaba comenzando a pensar que no valía la pena hablar sobre ese tema con ella. 

Siempre he detestado que existan personas que por sentir algo por ti se muestran amables y esperan con seguridad que tu le correspondas y si no lo haces te acusan de ser malvada, de lastimarlas o no tener corazón. Ciertamente hay quienes se aprovechan de esas situaciones, son conscientes de lo que la otra persona siente y deciden esperar y disfrutar de los beneficios lo máximo posible. Pero este no era el caso, si yo no la quería ella debía respetar eso y dejarme ir.

Como he mencionado antes, parece que el amor no tiene razones, te gusta quien te ha de gustar, te enamoras sin entender el porqué y si la dueña de tu afecto no termina siendo un paria, puedes hablar de la prolongación de ese amor.

Si no te corresponden no pasa nada, no es el fin del mundo y mucho menos de tu vida, pasa todo el tiempo, quizás a todas las personas al menos una vez. Enfrascarse en ello es lo que más nos lastima, nos hace perder tiempo y perder oportunidades de cruzarnos con alguien más sensual o de mejor humor. 

Quiero a Ana desde que la vi y ha sido así todos estos años. También quise a Eva, fue la segunda mujer a quien le dije que la amaba y sin embargo, el tiempo que pase con Juana fue más ameno y divertido. 

El amor es complicado, misterioso y extraño. Si no tenemos cuidado podemos caer en meditaciones eternas al respecto y finalmente no quedar satisfechas de las razones que nuestra mente encuentra.

-No quiero perder mi trabajo- me dijo en voz baja.

-¿Quieres seguir siendo la administradora de mis bienes?- pregunté con incredulidad. 

-¿Es posible?- me preguntó esperanzada.

-No- no pude evitar reír.

-Mañana debes acompañarnos al encuentro con Ruth-

-¿Por qué?-

-Porque si nos asesinan tu debes morir con nosotros- Juana me miro aterrada.

Luego me levante para salir de la habitación, pero antes de eso le dije:

-Puedes salir del cuarto, andar por toda la casa, pero no puedes irte hasta que esto haya terminado- 

Continuara...

Capitulo 37

sábado, 14 de enero de 2017

Historia 1 parte 2 - Capitulo 35-

El cuarto día luego del incidente, me encontraba desayunando con Sara y Lucía. Estábamos recluidas en casa, pero lo habíamos disfrutado viendo películas, jugando cartas, conversando y pasando tiempo junto a la piscina.  Eran unas pequeñas vacaciones para mis amigas, mientras que por mi parte me sentía continuamente preocupada por mi madre y Ana, además esperaba ansiosamente los resultados de las averiguaciones de Rocky sobre como podríamos proceder con Ruth. 

Cerca del medio día apareció el abogado con un nuevo teléfono para mi y la información que esperaba. Pasamos a mi despacho a solas dejando atrás los rostros preocupados de Sara y Lucia. 

Inmediatamente encendí el nuevo teléfono y comencé a configurarlo.

-¿Y bien?- pregunte dejando el aparato a un lado mientras todo se instalaba.

-No podemos tocarla- fue su respuesta.
-¿Qué? ¡Cuatro días para decirme esto?- tome entonces la caja vacía del nuevo teléfono que estaba sobre la mesa y se la arrojé.

-Deja que te explique-

-Eres un idiota- respondí y nos sentamos, yo en el puesto de mi padre tras el escritorio y él al otro lado.

-Esta protegida por la mafia, pertenece a los más bajos escalafones, pero es un elemento que no deja de ser importante- me dijo.

-¿De qué hablas?- pregunte confundida.

-Trabaja en la administración de ese hospital, tiene un grupo de enfermeras y médicos que sin abrir la boca atienden a los hombres que resultan heridos en los enfrentamientos, también atienden a cualquiera que el jefe mande que sea recibido. A cambio, Ruth cuenta con la protección de la organización, supongo que puede hacer cumplir las amenazas que te hizo solo con pedírselo al don- 

-¿Y si la eliminamos?- propuse.

-Le quitaríamos al don un miembro que le resulta valiosa y eso no le gustara-

-¿Podemos pactar para que nos permita hacerlo?-

-Tendríamos que ofrecerle un trato muy jugoso y eso nos involucraría para siempre en asuntos de la mafia-
 
-¿Qué propones entonces? ¿Le entrego lo que pide y dejo a Ana a merced de esa psicópata?- Rocky se encogió de hombros, me mostró una media sonrisa y movió su cabeza en negación. 

-¿Como estas segura que esa chica no esta involucrada en todo esto?- 

-¡No me des excusas para echarte de aquí!- lo amenacé.

-Por ahora estamos de manos atadas- respondió obviando el comentario anterior. 

-Quiero que te mueras justo ahora- le dije. Él suspiro.

-Podrías denunciarla con la policía por la agresión que te hizo... agregamos un cargo por extorsión, tu serias víctima y no tendrías que ensuciarte las manos- dijo a la par que cuantificaba con los dedos y la vista al techo.

-No es suficiente, seria una psicópata tras de mi de por vida- Rocky guardo silencio y miro alrededor. 

 -Traeme a Juana- le dije.

-¿Qué? No te pareció suficiente  tormento...-

-No he terminado con ella aún y estoy segura que puede darnos más información- 

-O.K la traeré- respondió en tono conciliador luego se levantó y se fue. 

Tome de nuevo el teléfono que estaba casi listo. Ultimé los detalles y las chicas entraron en el despacho.

-¿Qué ocurre Mariana? ¿Qué te dijo el abogado?- me pregunto Sara un poco temerosa.

Yo me entretuve revisando el aparato entre mis manos, Ana había estado llamando y escribiendo los últimos cuatro días. El corazón se me aceleró y experimenté alegría y melancolía ¿Cómo era eso posible?.

-¿Mariana?- me llamo Lucia.

-No se preocupen chicas, me ocupare de todo- les dije sonriendo.

La morena y la rubia intercambiaron miradas de preocupación. Yo volví mi atención al teléfono.

"Hola, te extraño" decía el primer mensaje. 

"Aunque me creas una tonta, te amo" había escrito el día siguiente.

"Todas las noches sueño contigo, por favor dime algo" eso había sido todo. De ese día tenia dos mensajes de voz llenos de silencio.

Me moría por llamarla, por verla, ¿Pero qué iba a decirle? No debía ir a buscarla, no podía salir de casa y no quería tentar a Ruth a que la lastimara.

-¿Mariana?- volvió a llamarme Sara un rato después, ambas chicas continuaban en el despacho observándome.

-¿Qué les pasa?- pregunté.

-¿Qué tiene que ver Juana en lo que paso? Escuchamos a esos hombres panzones y robustos decir que mandaste a buscarla- me preguntó la morena. 

-Lo averiguare pronto- respondí tranquilamente.

-Das miedo con esa actitud de mafiosa- me dijo Lucia y no bromeaba, parecía asustada.

En ese momento tocaron la puerta, era la enfermera anunciando que la hora de limpiar mi herida había llegado.

Me levanté del escritorio y les dije:

-Chicas no se preocupen vayan al jardín trasero y relájense un poco, yo me encargare de todo-

Las conduje fuera del despacho y deje entrar a la enfermera. En ese momento uno de los hombres que cuidaba la casa pasaba por allí.

-Por favor cerciórate que permanezcan en el jardín trasero hasta que yo te lo indique... se amable- agregué.

-Si señorita- me respondió y fue tras mis amigas.

Regrese junto a la enfermera, me subí la camisa y me recosté al escritorio. Ella saco de su maletín algodón y una sustancia marrón oscuro, luego comenzó su labor con el entreceño fruncido muy concentrada. 

-¿Desde cuando eres enfermera?- 

-Hace cuatro años- respondió.

-¿Donde trabajas?- pregunté seguidamente. 

-Me he dedicado a trabajar a domicilio, con ancianos mayormente-

-¿Conoces a Ruth Morales?-

-No-

Después de eso me quede en silencio. Al terminar me dijo que volvería más tarde para darme el antibiótico.

Seguidamente entro Rocky en la habitación.

-Eso fue rápido- le comenté. 

Tras él venia Lucas quien traía por el brazo a Juana que estaba hecha un mar de lágrimas. La presentó ante mi y le hizo sentar con brusquedad frente al escritorio.

-Lucas- le dije, llamando su atención, él me miró.

-Es una dama-

-Lo siento-  Se disculpó y se ubicó en la esquina derecha del despacho, Rocky por su parte se sentó en un sillón que estaba en el lado izquierdo de la habitación. Juana seguía llorando amargamente, yo respiré.

-Tráele whisky- le pedí  a Lucas. El hombre salio de la habitación. Mientras tanto le dije a Rocky.

-Quiero que despidas a la enfermera- 

-¿Por qué?- me preguntó sorprendido.

-Págale sus servicios completos, pero despídela- Él me miro extrañado, sin embargo asintió obediente.

Lucas regreso en ese momento y entrego el vaso de whisky a Juana. Ella lo recibió y lo sostuvo entre sus manos, no me había mirado en todo el rato que estuvo ahí, tenia la cabeza gacha. 

-Toma tu trago, te necesito calmada- le ordené. Pocos momentos después me obedeció.

Cuando paso del llanto al gimoteo le extendí un trozo de servilleta que tenia conmigo.

-Mírame- le dije. Juana obedeció y me miro al rostro.

-Estas aquí porque te daré una única oportunidad que te expliques y me des toda la información que necesito para resolver este problema- ella asintió.

-Ahora cuéntame la historia de como Ruth se enteró de la existencia de mi madre- le pedí con seriedad. Juana trago grueso dos veces y comenzó a hablar:

-Estaba enojada contigo por como término nuestra relación- Rocky se cubrió el rostro con las manos en ese momento. 

-Te extrañaba mucho y cuando Sara me invito a su fiesta creí que lo había hecho porque tu se lo habías pedido, me arregle para ti, fuiste amable y lo notaste, halagaste mi apariencia y entonces pensé que tuve razón cuando creí que estaba allí por ti. Hasta que llegó esa chica.

La misma chica con la que te descubrí desayunando antes que me dejaras. Ella llegó a la fiesta y desaparecí para ti, no le quitaste los ojos de encima en toda la noche, me fui y ni siquiera lo notaste. Pero te esperé, esperé que salieras, estaba furiosa por haber sido ignorada, quería hacértelo saber. Saliste con esa chica y la otra, la joven, no podía creer tu descaro y cuando te vi besarla rompiste mi corazón- nuevamente comenzó a llorar. Sinceramente quede en estado de shock, ¿De nuevo esto? Y ¿Como rayos esa historia llegaría hasta donde estábamos?

-¿Que tiene eso que ver!- pregunte exasperada por su llanto.

-Decidí separarte de ella. Si ella era el problema entre tu y yo, lo solucionaría. Entonces mande a investigarla, supe que tenia esposa y pensé que seria una buena aliada.

Mande a investigar a su esposa y encontré mucha basura- Rocky se torno más atento a la historia de Juana.

-¿Qué encontraste?- preguntó el abogado.

-Toma dinero del presupuesto anual del hospital y maquilla facturas donde señala que compró insumos, las supuestas empresas a las que les compra están a nombre de miembros de su familia, son empresas de maletín, en realidad el dinero termina siendo suyo- no pude evitar sonreír de oreja a oreja cuando escuche aquello, Rocky se notaba eufórico. 

-¿Que más averiguaste?- pregunté.

-Utiliza el nombre del hospital para adquirir narcóticos que distribuye a traficantes que le venden a adictos de clase alta. Esta relacionada con la mafia y tiene toda una red de médicos y enfermeras que atiende a heridos de los enfrentamientos del crimen organizado, incluso hay quienes realizan cirugías plásticas en ambientes no apropiados y robo de órganos a niños y personas de la clase baja que sus familiares dan por desaparecidos- después de decir aquello guardo silencio. Me daba cuenta que clavarle un cuchillo en el cuerpo a una enemiga no era nada comparado con lo que era capaz de hacer Ruth. 

-¿Qué más sabes?- preguntó Rocky impaciente.

-Es todo lo que sé- respondió Juana.

Rocky y yo nos miramos. Él asintió indicándome que con esa información seria suficiente. 

-Ejem- se aclaró Lucas la garganta. Yo voltee a verlo y me dijo:

-Aún no ha respondido la pregunta que le hicieron- me recordó.

-Escuchaste a Lucas, continua ¿Qué hiciste luego de eso?-

-La busqué y le conté lo cornuda que era, le di toda la información que podía ser relevante sobre la amante de su pareja, le dije que sabia todo de los negocios que hacia y que se lo contaría a su esposa si no hacia que ustedes se separaran- respondió mirando al suelo.

-¿Dices que Ana ignora todo eso?- preguntó el abogado. Juana levantó la vista y volteo en dirección donde se encontraba Rocky.

-Si, no tiene idea- 

-¿O sea que no es parte de ese grupo de médicos satánicos?- insistió.

-Lo único que hacia era trabajar y verse con Mariana. La investigue por semanas tratando de encontrar algo  que me sirviera para hundirla, pero no hay nada- 

-Por supuesto que no hay nada ¡Es mejor persona que cualquiera de los que nos encontramos en esta habitación!- les dije furiosa.

-Lo siento Mariana, lo hice dolida, lo hice por amor- agregó finalmente Juana.

-¡Amor? ¡Mira lo que me hizo tu amor!- le grite poniéndome de pie, luego me levante la franela y le enseñe mis hematomas y la herida del costado. Ella volvió a bajar la cabeza.

-No quería que te hicieran daño- murmuró.

-¡Por eso me lanzaste a las manos de una criminal!- le grite con desprecio,  Juana no me miro ni dijo más nada, luego comenzó a sollozar nuevamente.

-¡Llévatela de aquí!- le dije a Lucas, él la tomó de nuevo por el brazo con brusquedad y la sacó de la habitación casi a rastras. No me importo. Era una mujer egoísta.

jueves, 12 de enero de 2017

Historia 1 parte 2 -Capitulo 34-

Desperté y había un hombre con dos de sus dedos sobre mi cuello.

"Esta viva" lo escuche decir, y vislumbre la copa de los árboles iluminada por luces rojas y azules pasando una tras de otra sucesivamente y al fondo el sonido de personas comunicándose por una radio.

Volví a despertar cuando colocaron mi magullado cuerpo sobre una camilla, luego fijaron mi cuello y subimos a una ambulancia.

"¿Puede oírme?"
"Señorita, ¿Puede oírme?"  Abrí los ojos de nuevo.

-¿Cuál es su nombre?- preguntó un hombre joven vestido con bata blanca que encandilo mis ojos unos instantes con la luz de una linterna.

-Mariana León- respondí con las últimas fuerzas que me quedaban.

La próxima vez que desperté tenia a Rocky frente a mi con los ojos como platos.

-¿Mariana?- me llamó.

-¿Donde estoy?- fue mi respuesta.

-En el hospital-

-¿El central?- pregunté preocupada pues no quería que Ana se enterara de nada.

-No, en el hospital del este- me explicó Rocky.

-Bien, ¿Qué haces aquí?- me percate entonces que tenia más fuerzas.

-Soy tu contacto de emergencia- respondió.

-Eso si que es una desgracia- le dije y reí un poco, aunque lo pague con dolor.

-Veo que no has perdido tu sarcasmo-

-No es sarcasmo, te lo estoy diciendo claramente- mi abogado y presunto viudo de mi padre elevo los ojos ante mi insolencia. Luego me dijo en voz baja:

-Mariana, la policía esta afuera, quieren hablar contigo porque obviamente fuiste víctima de violencia. Necesito que me cuentes que paso para decidir como vamos a proceder-

Le conté a Rocky todos los detalles y finalice mi historia con "La quiero muerta".

-Tranquila campeona, aún no sabemos con quien estamos tratando- me tomó de la mano y continuo:

-Háblales de las dos chicas robustas, diles que te atacaron porque te burlaste de una mujer que andaba con ellas, pero que no las conoces. Así no descartamos la posibilidad de que la policía se haga cargo-
 
-Esta bien- respondí.

-Me encargare de todo, no te preocupes-

-Rocky, cuida a Lucia, Sara, Ana y mi madre- le suplique.

-Enseguida, no te preocupes- hizo ademán de retirarse pero nuevamente lo detuve.

-¿Rocky?-

-¿Si?-me dijo al detenerse y volver la mirada hacia mi.

-¿No vas a decir nada sobre mi madre? Se que a papá no le hubiese agradado que me reuniera con ella, por algo la mantuvo oculta ¿Cierto?- el suspiró. 

-Tu padre quería protegerte de ella, es una mujer tosca-

-Fue sincera, me contó todo-

-Eso no lo dudo- respondió.

-Me cae bien- le comente y sonreí un poco.

-¿Quien te ayudo a encontrarla?-

-Juana- Rocky se quedo pensativo.

-¿Nadie más salvo Juana y tu sabían de su paradero?- preguntó.

-No le conté a más nadie-

Luego los policías tocaron la puerta de la habitación impacientes.

-Muy bien, volveré pronto. Los chicos cuidaran la puerta. No tienes de que preocuparte- volvió a repetir y se marchó.

Los interrogatorios de la policía son  muy duros, aunque seas la víctima te hacen sentir culpable o que eres sospechosa de algo. No pude evitar recordar cuando me interrogaron luego del incidente en la empresa con los escoltas de Carlos. También pensé que si revisaban mi historial verán que tiendo a meterme en problemas, no he podido evitarlo desde que tengo memoria. Daba gracias a Dios que no tenían acceso a mi expediente en Europa, ni siquiera recuerdo las veces que me arrestaron por "vagabundeo" y "obstrucción de la vía pública". En aquel continente no son muy tolerantes con los artistas que pintan en las calles y plazas de zonas de clase alta. 

Me enteré cuando desperté que había pasado un día desde el incidente. Julio y Lucas, los hombres de mayor confianza que trabajaban para Rocky  no se separaron de la puerta. La primera noche se quedo Lucas y la segunda noche se quedo Julio. El día siguiente luego de una tomografía me dieron de alta. 

-Debes cuidar tu herida y tomar las medicinas, en unos diez días estarás como nueva- me dijo el doctor sonriente antes de despedirse.

Rocky contrato una enfermera para mi. Me pareció exagerado, pero no comente nada cuando me percate que era muy hermosa. 

Al llegar a casa Sara y Lucia estaban allí "secuestradas" como ellas mencionaron, al verme lloraron como niñas por lo que había pasado. Rocky las había llevado luego que se enteró de todo y por supuesto tuvo que contarles el motivo por el que debían acompañarlo. Pregunté a los chicos sobre la seguridad de Ana y mi madre y me dijeron que cada una disponía de dos escoltas que las seguían y protegían sin que ellas se dieran cuenta.

Adicional a eso la casa estaba resguardada por hombres armados, me pareció demasiado y nuevamente no dije nada. No debía olvidar que Rocky era muy dramático o quizás solo quería hacer una demostración de que podía confiar en él, de que él podía protegerme.  

La siguiente noche le pedí a Lucas y Julio que me ayudaran con algo. 

-Debemos escabullirnos cuando Rocky se haya marchado a su casa y las chicas y la enfermera estén dormidas- les indique. 

Ellos aceptaron inmediatamente, adoraban esos encargos. 

Esa noche antes de partir me desnude y observé mi cuerpo en el espejo del baño. La mujer que me golpeo había atacado mi tórax, abdomen, brazos y piernas por lo que estaba llena de moretones gigantes en esas zonas. El doctor comento que habían tenido que quitar piel y reconstruir la herida, pero que no me quedarían marcas. Me sentí un poco triste de contemplar mi cuerpo así, motivo por el cuál aumentaron mis deseos de ver a Ruth muerta, aunque trataba de ser paciente mientras esperaba que Rocky creara una estrategia con base en sus investigaciones. 

Para prepararme para el encargo vendé la zona sobre mi herida y tome dos tabletas de analgésico esperando que mitigaran el dolor que probablemente iba a sentir al mover mi cuerpo en lo que iba a hacer con los chicos. Vestí con jeans negro, converse negros, franela negra y chaqueta de cuero negra. Quería mimetizarme con la noche.

Al salir me encontré con Lucas y Julio que me esperaban fuera de casa en dos motocicletas. 

-¿Trajeron todo?- pregunte. 

Julio asintió y me paso un casco de esos que cubren toda tu cabeza, después de colocármelo monte tras él e inmediatamente partimos seguidos por Lucas. A medida que nos acercábamos a nuestro destino mi corazón latía más rápido. 

Finalmente llegamos al complejo residencial donde vivía Juana, me quite el casco y el vigilante me reconoció y dejó entrar como siempre. Apenas cruzamos el portón Lucas estaciono su moto, bajó de ella saco un arma y doblego al vigilante dentro de la caseta de la entrada. Julio y yo avanzamos hasta la casa de Juana,  baje de la moto y Julio me entrego una navaja muy afilada. La adrenalina corría por mi sistema a gran velocidad haciéndome inmune a las dolencias de mi cuerpo. Cada segundo me iba sintiendo mas frenética y acelerada. "Fuiste tu" "Se que fuiste tu" me retumbaba en la mente aquella idea.  

Me acerque al auto de Juana y clave de un solo tajo el cuchillo en el neumático trasero de la izquierda, este emitió un sonido sordo y el aire se escapo con velocidad. Me acerque al neumático delantero del mismo lado y al ejecutar de nuevo el procedimiento la alarma se activo haciendo un gran escándalo. Hice igual con los neumáticos restantes. Luego Julio me entregó un bate de béisbol y me ensañe con el capo, con las puertas, con los vidrios y la maletera, una y otra vez hasta destrozarlo lo máximo posible.

Forme un gran alboroto por los golpes y a la par la alarma sonando. Cuando acabe fue el turno de la corneta de la alarma, a la que golpee hasta que logre silenciarla.  Al terminar, mi respiración estaba agitada y me encontraba eufórica. Gire la vista hacia la casa de Juana y pude verla desde su ventana asomada, mirando el espectáculo aferrada fuertemente a la cortina, obviamente estaba aterrorizada. 

Regrese entonces junto a Julio, subí a la moto y partimos. Lucas nos abrió el portón y fue tras nosotros momentos después, no quise colocarme el casco para sentir la brisa nocturna en mi cabello y mi rostro. Me sentía muy satisfecha por lo que acababa de hacer.