viernes, 6 de noviembre de 2015

Historia 1 -Capitulo 24-

Cuando pasaba la noche en la casa de Mariana siempre dormía junto a ella, esto era así desde la primera ocasión que me quede, hablamos hasta tan tarde que se durmió conmigo en el cuarto de las visitas. Posteriormente me invitaba a que durmiéramos en su cuarto y luego fue una cosa natural en nosotras. Incluso si también se quedaban Sara y Lucia.

En aquella ocasión desperté antes del amanecer y Mariana ya no estaba en la cama. Como el día que recién iniciaba seria difícil para ella, supuse que no podría dormir, así que me levante a buscarla. Camine por toda la casa y la encontré en el jardín, parada mirando los arboles. Me detuve junto a ella y le pregunte si se encontraba bien.

-No quiero hacerlo- me contó.
-Lo se- le respondí. -No tienes que hacerlo-
-Sara tiene razón, y yo me prometí no volver a ser egoísta-

Yo no pensaba que Mariana fuera egoísta por querer sentir a su padre cerca. El ya había dejado de vivir, todo lo que fue se perdió y si para ella era importante que sus restos estuvieran en su despacho, nadie debía involucrase en eso. Me molestaba que Sara siempre quisiera corregir a Mariana. Ella era como era, caprichosa, apasionada, bromista, dulce, había que quererla, aceptarla, saber amar sus matices. Si Sara era su hermana como siempre decía, debería considerar sus opiniones sobre Mariana.

No pensaba que yo podría impedir que esparcieran las cenizas, Mariana había tomado la decisión y Sara la seguiría presionando por lo que creía correcto. Estire entonces mi mano y tome la suya, ella tomo la mía de vuelta y la apretó un poco.

Cuando Sara despertó comenzó a preparar desayuno para todas. Ya nos habíamos cambiado, después de comer partiríamos. 

Yo me dispuse a recorrer la casa buscando una vasija de porcelana con tapa que había visto en el pasado. Hace años mi abuela y el padre de Mariana tuvieron una pequeña conversación sobre aquel objeto.

-Me parece que esa es cerámica rusa- le comento mi abuela al Sr. Augusto.
-Es usted conocedora mi querida señora- le respondió él sorprendido.   
-Me gusta la historia de los Zares, supongo que no es autentica. Las originales fueron destruidas...-
-Por los bolcheviques si, no se equivoca, es una replica- le acoto y aclaro el Sr. Augusto.
-Es hermosa- comento mi abuela.
-Es la razón por la que no pude evitar comprarla-  respondió él finalmente complacido y con una sonrisa.

Pasada media hora la encontré, se hallaba sobre una mesita del pasillo del primer piso. Levante la tapa y hurgue en su interior, estaba vacía. Entonces la tome y baje al despacho. 

Al entrar fui hasta el escritorio y coloque la vasija sobre él, luego mire alrededor y al ubicar la urna funeraria que contenía las cenizas del padre de Mariana la coloque junto a la vasija. En ese momento fui sorprendida por Mariana.

-¿Que haces?- me pregunto curiosa.
Yo me lleve el dedo índice a los labios para indicarle que hiciera silencio, ella se quedo callada obedientemente.
Entonces respire y me dirigí a la urna:
-¿Que tal Sr. Augusto?, discúlpeme por molestar su eterno descanso. Yo solo quiero contarle que Mariana esta un poco afectada por separarse de usted completamente, ella esta dispuesta a cumplir sus deseos, lo respeta mucho. Solo que se me ocurrió que podría dejar un poco de usted aquí con ella y la otra parte será libre para que recorra todo el planeta como usted desea. Se que estará de acuerdo, pues es su padre y la ama-

Yo voltee a ver a Mariana, ella estaba junto a la puerta, tenia los brazos cruzados sobre su pecho, sonriendo y con los ojos vidriosos. Me dio el visto bueno asintiendo con su cabeza y yo destape la urna funeraria y vertí parte del contenido en la vasija rusa. Luego tape todo y la mire de nuevo.
Mariana llego junto a mi y me dio un beso en la mejilla.

-Eres una chica muy lista- me dijo.
Luego tomo la urna y me rodeo con los brazos y caminamos fuera del despacho para ir a desayunar, antes de cerrar la puerta dijo: "Nos vemos pa"

Lucia se ofreció a manejar, por lo que todas montamos su camioneta. Nos dirigíamos a las granjas de Industrias León, pues allí liberarían los resto del padre de Mariana. El camino fue largo, de casi dos horas, Lucia y Sara conversaban como si lo que estaba ocurriendo fuera algo casual, cosa de nada. Mariana guardaba silencio, y a mi me parecía que abrir mi boca seria señal de falta de respeto, así que también permanecí sin decir palabra.

Al llegar, Mariana bajo de la camioneta y converso un momento con el vigilante, el hombre asentía a todo lo que ella le decía y luego abrió el portón. Mariana regreso y entramos.

-¿Que ocurre?- le pregunto Sara.
-Nada- le respondió ella.

Me pregunte si estaría pidiéndole al vigilante que no avisara de su visita, según tenia entendido la ultima vez que estuvo ahí robo una información importante y peligrosa de uno de los laboratorios. Espero que no la tengan catalogada de criminal, más aun, espero que nadie se haya dado cuenta y si se dieron cuenta, esperaba que no se les ocurriera pensar que la culpable era ella.

Mariana le fue indicando el camino a Lucia, primero nos encontramos las instalaciones principales, las cuales estaban conformadas por tres edificios blancos de cristales azules dispuestos en forma de triangulo y rodeados de una plaza con hermosos jardines.

-Creo que eres muy poderosa- le comento Lucia a Mariana luego de ver los edificios.
-No soy dueña de nada- le respondió Mariana.
-Pero algún día serás- insistió Lucia.  
-Da igual- contesto finalmente con un poco de fastidio.

Unos minutos después llegamos a los campos en los que sembraban, como el terreno tenia ciertas ondulaciones se podía ver que se extendían y extendían muchas hectáreas de arbustos vestidos con semillas rojas.

-¿Que son?- pregunte con curiosidad.
-Plantas de café- me respondió Mariana.

Tuve la intención de preguntar como esas semillas rojas que parecían jugosas, terminaban convirtiéndose en aquel polvo oscuro de agradable aroma, pero preferí nuevamente guardar silencio. Ya lo averiguaría después.

-Aquí esta bien- indico Mariana un momento después y Lucia se detuvo. Entonces todas bajamos y caminamos hasta el borde del cultivo. Mariana miraba la urna funeraria como considerando que seguía después.

-Puedes decir unas palabras- le sugirió Sara al verla dudosa.
-Si, ya se- respondió ella. Luego respiro profundo y hablo:

"Papá, lamento mucho que hayas muerto, no por mi, si no porque todavía eras un hombre joven. No se si eras feliz, no se si tenias una mujer que amaras. Supe después muchas cosas buenas sobre ti, sobre tus sueños y tu trabajo que ignoraba completamente, y lo lamento. Lamento haberme olvidado de ti..."

En ese momento Mariana parecía no poder continuar hablando, mire alrededor y Sara y Lucia tenia el rostro lleno de lagrimas.

-Continua, tu puedes- le dije a Mariana. Ella asintió y se aclaro la garganta y continuo:

"Aprendí de esto papá, últimamente he aprendido muchas cosas, te prometo que no me convertiré en una persone que te cause vergüenza o te decepcione, te quiero papá"

Mariana seguidamente abrió la urna, arrojo la tapa al suelo y se adentro en la siembra. Yo opte por ir de regreso a la camioneta y me recosté a ella, no puedo explicar porque, pero sentí unas ganas inmensas de fumar. Era gracioso porque no había fumado nunca, pero mi psiquis me lo pedía con sinceridad. No importaba realmente, no tenia cigarros conmigo, las chicas no fumaban y Mariana lo había dejado hace 2 años.

Sara y Lucia ya se habían secado las lagrimas y conversaban sobre las hermosas palabras que dedico Mariana a su padre, me sentía furiosa con ellas, deseaba en ese momento tener un carro para llevarme a Mariana y alejarnos de allí.  
Aproximadamente unos 5 minutos después Mariana salió del interior de la siembra de café y nos dijo mostrándonos las manos,

-Por más que me las sacudo no se quita- parecía horrorizada, Sara y  Lucia se le quedaron viendo sin soltar palabra, yo fui hasta la guantera y tome dos toallas húmedas que sabia que Lucia siempre llevaba. Luego me acerque a ella y limpie sus manos. Cuando logre dejarlas sin cenizas me guarde las toallitas en el bolsillo y le dije: 

-Todo esta bien, no le des importancia- 

Después le abrí la puerta y le indique que subiera a la camioneta, las otras chicas hicieron lo mismo y partimos de allí. El camino de regreso se me hizo más rápido, fueron conversando sobre los cultivos, Mariana menciono que los de café, fresas y duraznos eran los favoritos su padre.

Cuando llegamos a la casa de Mariana, ella nos dijo "Gracias por acompañarme, nos vemos mañana". Luego bajo de la camioneta y fue hacia la puerta de entrada, todas nos quedamos perplejas, pero no me importo y también me baje y la seguí.

-¡Ana!- me llamo Lucia y la ignore.

Cuando alcance a Mariana antes de que cerrara la puerta, me miro por un momento y me dejo entrar. Seguimos entonces hasta la casa, llegamos a la sala y Mariana se sentó en el sofá y encendió la televisión, yo la imite sentándome junto a ella.

-Estoy un poco amargada hoy- me dijo.
-O.K- le respondí.

Nos quedamos viendo una serie sobre médicos cirujanos, Mariana reía en algunas de las escenas, sobre todo en las que los personajes charlaban sobre sus vidas.

-¿Que te pasa?- le pregunte porque me estaba haciendo reír también.
-Es que, ¡Es gracioso! primero tenemos a una pareja y estos se pelean, entonces van a trabajar muy afectados porque se aman y detestan pelear. Mientras están en el trabajo tienen la suerte de que su paciente pasa por una situación idéntica y es mucho más sabio que los personajes, por lo que con decir unas cuantas palabras obvias que suenan muy sabias induce a los doctores a vivir epifanías. Al llegar la noche los personajes buscan reconciliarse y tal vez lo hagan, pero si los guionistas quieren ser un poco más dramáticos, alguno de los integrantes de la pareja puede confesar que se acostó con otra persona durante el día-

Reí con ganas cuando termine de escucharla.

-¿No es verdad?- me pregunto con risa burlona. 
-Si, bueno son divertidos- le dije.

Pasamos todo el día viendo televisión, al llegar la noche comimos sándwiches y Mariana adicionalmente comenzó a tomar cerveza, yo creí que tomaría demasiado, pero al llevar tres se detuvo. Cerca de la media noche comencé a dormitar, ella lo noto y me pregunto si quería que nos acostáramos ya, y le dije que sí.   

Me sentía bien, había liberado la tensión, además la cama de Mariana era tan cómoda y sus sabanas tan suaves... estaba soñando con un laboratorio de la universidad, mis compañeros y yo estábamos allí con batas blancas, debíamos sacrificar unos ratones para extraer su hígado y hacer la prueba de medición de la insulina , no quería hacerlo, me daba pena cortarle con una tijera la cabeza a ese pequeño roedor.

Luego me sentí confundida, porque algo rozo tenuemente el dedo meñique de mi mano izquierda, no sabia si estaba soñando o era la realidad. Abrí los ojos y Mariana estaba acostada frente a mi sonriendo.

-¿Que haces?-  le pregunte.
-Lo siento, no planeaba despertarte-
-¿No puedes dormir?-
-No-
-¿Por que?- Mariana se encogió de hombros como respuesta. Por lo que decidí cambiar la pregunta.
-¿Que sientes?-
-Miedo-
.-¿De que?-
-De todo, algunas veces me pasa, siento este miedo y no logro dormir-
-Ven aquí- le dije y le ofrecí mis brazos.

Ella se acerco y se acurruco entre mi brazo derecho y mi pecho. Yo comencé a acariciar su cabello y le dije:

-No estas sola Mariana-

No me dijo nada, yo continúe peinando su cabello con mis dedos y al poco rato se quedo dormida. Me gustaba su olor, este no estaba relacionado con la marca de champú o cualquier producto que usara. Tenia un aroma natural, único y agradable que siempre lograba hacerme sentir feliz. Se que antes de quedarme dormida yo sonreía por esa causa.

Continuara...
Capitulo 25

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