jueves, 12 de enero de 2017

Historia 1 parte 2 -Capitulo 34-

Desperté y había un hombre con dos de sus dedos sobre mi cuello.

"Esta viva" lo escuche decir, y vislumbre la copa de los árboles iluminada por luces rojas y azules pasando una tras de otra sucesivamente y al fondo el sonido de personas comunicándose por una radio.

Volví a despertar cuando colocaron mi magullado cuerpo sobre una camilla, luego fijaron mi cuello y subimos a una ambulancia.

"¿Puede oírme?"
"Señorita, ¿Puede oírme?"  Abrí los ojos de nuevo.

-¿Cuál es su nombre?- preguntó un hombre joven vestido con bata blanca que encandilo mis ojos unos instantes con la luz de una linterna.

-Mariana León- respondí con las últimas fuerzas que me quedaban.

La próxima vez que desperté tenia a Rocky frente a mi con los ojos como platos.

-¿Mariana?- me llamó.

-¿Donde estoy?- fue mi respuesta.

-En el hospital-

-¿El central?- pregunté preocupada pues no quería que Ana se enterara de nada.

-No, en el hospital del este- me explicó Rocky.

-Bien, ¿Qué haces aquí?- me percate entonces que tenia más fuerzas.

-Soy tu contacto de emergencia- respondió.

-Eso si que es una desgracia- le dije y reí un poco, aunque lo pague con dolor.

-Veo que no has perdido tu sarcasmo-

-No es sarcasmo, te lo estoy diciendo claramente- mi abogado y presunto viudo de mi padre elevo los ojos ante mi insolencia. Luego me dijo en voz baja:

-Mariana, la policía esta afuera, quieren hablar contigo porque obviamente fuiste víctima de violencia. Necesito que me cuentes que paso para decidir como vamos a proceder-

Le conté a Rocky todos los detalles y finalice mi historia con "La quiero muerta".

-Tranquila campeona, aún no sabemos con quien estamos tratando- me tomó de la mano y continuo:

-Háblales de las dos chicas robustas, diles que te atacaron porque te burlaste de una mujer que andaba con ellas, pero que no las conoces. Así no descartamos la posibilidad de que la policía se haga cargo-
 
-Esta bien- respondí.

-Me encargare de todo, no te preocupes-

-Rocky, cuida a Lucia, Sara, Ana y mi madre- le suplique.

-Enseguida, no te preocupes- hizo ademán de retirarse pero nuevamente lo detuve.

-¿Rocky?-

-¿Si?-me dijo al detenerse y volver la mirada hacia mi.

-¿No vas a decir nada sobre mi madre? Se que a papá no le hubiese agradado que me reuniera con ella, por algo la mantuvo oculta ¿Cierto?- el suspiró. 

-Tu padre quería protegerte de ella, es una mujer tosca-

-Fue sincera, me contó todo-

-Eso no lo dudo- respondió.

-Me cae bien- le comente y sonreí un poco.

-¿Quien te ayudo a encontrarla?-

-Juana- Rocky se quedo pensativo.

-¿Nadie más salvo Juana y tu sabían de su paradero?- preguntó.

-No le conté a más nadie-

Luego los policías tocaron la puerta de la habitación impacientes.

-Muy bien, volveré pronto. Los chicos cuidaran la puerta. No tienes de que preocuparte- volvió a repetir y se marchó.

Los interrogatorios de la policía son  muy duros, aunque seas la víctima te hacen sentir culpable o que eres sospechosa de algo. No pude evitar recordar cuando me interrogaron luego del incidente en la empresa con los escoltas de Carlos. También pensé que si revisaban mi historial verán que tiendo a meterme en problemas, no he podido evitarlo desde que tengo memoria. Daba gracias a Dios que no tenían acceso a mi expediente en Europa, ni siquiera recuerdo las veces que me arrestaron por "vagabundeo" y "obstrucción de la vía pública". En aquel continente no son muy tolerantes con los artistas que pintan en las calles y plazas de zonas de clase alta. 

Me enteré cuando desperté que había pasado un día desde el incidente. Julio y Lucas, los hombres de mayor confianza que trabajaban para Rocky  no se separaron de la puerta. La primera noche se quedo Lucas y la segunda noche se quedo Julio. El día siguiente luego de una tomografía me dieron de alta. 

-Debes cuidar tu herida y tomar las medicinas, en unos diez días estarás como nueva- me dijo el doctor sonriente antes de despedirse.

Rocky contrato una enfermera para mi. Me pareció exagerado, pero no comente nada cuando me percate que era muy hermosa. 

Al llegar a casa Sara y Lucia estaban allí "secuestradas" como ellas mencionaron, al verme lloraron como niñas por lo que había pasado. Rocky las había llevado luego que se enteró de todo y por supuesto tuvo que contarles el motivo por el que debían acompañarlo. Pregunté a los chicos sobre la seguridad de Ana y mi madre y me dijeron que cada una disponía de dos escoltas que las seguían y protegían sin que ellas se dieran cuenta.

Adicional a eso la casa estaba resguardada por hombres armados, me pareció demasiado y nuevamente no dije nada. No debía olvidar que Rocky era muy dramático o quizás solo quería hacer una demostración de que podía confiar en él, de que él podía protegerme.  

La siguiente noche le pedí a Lucas y Julio que me ayudaran con algo. 

-Debemos escabullirnos cuando Rocky se haya marchado a su casa y las chicas y la enfermera estén dormidas- les indique. 

Ellos aceptaron inmediatamente, adoraban esos encargos. 

Esa noche antes de partir me desnude y observé mi cuerpo en el espejo del baño. La mujer que me golpeo había atacado mi tórax, abdomen, brazos y piernas por lo que estaba llena de moretones gigantes en esas zonas. El doctor comento que habían tenido que quitar piel y reconstruir la herida, pero que no me quedarían marcas. Me sentí un poco triste de contemplar mi cuerpo así, motivo por el cuál aumentaron mis deseos de ver a Ruth muerta, aunque trataba de ser paciente mientras esperaba que Rocky creara una estrategia con base en sus investigaciones. 

Para prepararme para el encargo vendé la zona sobre mi herida y tome dos tabletas de analgésico esperando que mitigaran el dolor que probablemente iba a sentir al mover mi cuerpo en lo que iba a hacer con los chicos. Vestí con jeans negro, converse negros, franela negra y chaqueta de cuero negra. Quería mimetizarme con la noche.

Al salir me encontré con Lucas y Julio que me esperaban fuera de casa en dos motocicletas. 

-¿Trajeron todo?- pregunte. 

Julio asintió y me paso un casco de esos que cubren toda tu cabeza, después de colocármelo monte tras él e inmediatamente partimos seguidos por Lucas. A medida que nos acercábamos a nuestro destino mi corazón latía más rápido. 

Finalmente llegamos al complejo residencial donde vivía Juana, me quite el casco y el vigilante me reconoció y dejó entrar como siempre. Apenas cruzamos el portón Lucas estaciono su moto, bajó de ella saco un arma y doblego al vigilante dentro de la caseta de la entrada. Julio y yo avanzamos hasta la casa de Juana,  baje de la moto y Julio me entrego una navaja muy afilada. La adrenalina corría por mi sistema a gran velocidad haciéndome inmune a las dolencias de mi cuerpo. Cada segundo me iba sintiendo mas frenética y acelerada. "Fuiste tu" "Se que fuiste tu" me retumbaba en la mente aquella idea.  

Me acerque al auto de Juana y clave de un solo tajo el cuchillo en el neumático trasero de la izquierda, este emitió un sonido sordo y el aire se escapo con velocidad. Me acerque al neumático delantero del mismo lado y al ejecutar de nuevo el procedimiento la alarma se activo haciendo un gran escándalo. Hice igual con los neumáticos restantes. Luego Julio me entregó un bate de béisbol y me ensañe con el capo, con las puertas, con los vidrios y la maletera, una y otra vez hasta destrozarlo lo máximo posible.

Forme un gran alboroto por los golpes y a la par la alarma sonando. Cuando acabe fue el turno de la corneta de la alarma, a la que golpee hasta que logre silenciarla.  Al terminar, mi respiración estaba agitada y me encontraba eufórica. Gire la vista hacia la casa de Juana y pude verla desde su ventana asomada, mirando el espectáculo aferrada fuertemente a la cortina, obviamente estaba aterrorizada. 

Regrese entonces junto a Julio, subí a la moto y partimos. Lucas nos abrió el portón y fue tras nosotros momentos después, no quise colocarme el casco para sentir la brisa nocturna en mi cabello y mi rostro. Me sentía muy satisfecha por lo que acababa de hacer.

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