viernes, 1 de julio de 2016

Historia 1 parte 2 -Capitulo 13-

Llegue hasta el Harás "Los Apamates" con la escusa de adquirir unos caballos para el parque ecológico. Un chico un poco adulador me atendió e invitó a dar un recorrido por el lugar para observar los ejemplares.

Me hablo de las razas que usaban, del sistema de cría, de la alimentación, de las revisiones veterinarias, de los competidores famosos que el harás había criado... su voz era para mí como un zumbido molesto, estaba buscando la oportunidad de que me dejara sola, debí haber traído a alguien conmigo que lo distrajera para concentrarme en lo que deseaba... espiar a mi progenitora.

Había varias mujeres por allí, pero cuando la vi, supe que era ella. Teníamos el mismo tipo de cabello, liso, pero con rulos en la punta. Solo que el suyo estaba lleno de canas, aunque todavía podía hallarse un poco de color chocolate por aquí y por allá. Llevaba una coleta, botas de cuero, jeans, camisa rosada y chaleco de cuero marrón. Toda una mujer de campo. Su piel era clara, con las mejillas tostadas por el sol y parecía tener cerca de 50 años.

Por fortuna el chico me condujo hacia ella y muy orgulloso me dijo "Esta es Natalia Espejo, nuestra entrenadora de caballos desde hace 25 años"

Ella me miro de reojo mientras enrolaba en su brazo una cuerda de enlazar.

Como si alguna fuerza divina estuviese conduciendo la situación, el joven vendedor fue convenientemente solicitado por radio. Había un problema en su oficina que debía ir a resolver, se disculpó conmigo por dejarme unos momentos y le encargó a la señora Natalia el fin del recorrido. Ella le gruño que tenia cosas por hacer, pero el chico la ignoró y salio casi corriendo.

-¿Tu padre no te enseño que está mal decir mentiras?- me dijo seguidamente y comenzó a caminar. Yo la seguí. 

-¿Por qué me acusa de mentirosa?- le pregunte preocupada  de haber quedado en evidencia.

-No has venido a comprar caballos, se quien eres Mariana León- y se detuvo en seco, luego volteo y señalándome con el dedo me dijo:

-Mi duda es, ¿Como sabes tú quien soy yo?- 

-Le pedí a alguien que trabaja para mi que averiguara su paradero- le confesé. 

-Hace unos diez años pensé que jamás se te ocurriría buscarme, ¿Como paso esto ahora?- luego continuo caminando y yo la seguí en silencio. 

-No lo se, se me ocurrió una noche después de tener sexo- le conté luego de unos momentos. Ella se detuvo en seco de nuevo, volteo a verme y comenzó a reír con ganas. 

-¡Sincera! Eso me agrada- me dijo antes de entrar en uno de los puestos de los caballos.


Coloco la jáquima al animal y lo saco para luego conducirlo a un corral circular, donde lo puso a correr y correr en círculos. Posteriormente lo hacia correr y frenar, correr y cambiar de dirección. Inclinarse, echarse y rodar. Yo supuse que estaba practicando algún entrenamiento ya aprendido. Era un hermoso ejemplar blanco, ignoraba la raza, pero sus rasgos eran estilizados, quizás si comprara algunos para llevarlos al parque. 

Cuando regreso el caballo al puesto el chico adulador la contacto por radio, preguntándole sobre mi paradero, ella le mintió diciendo que él me había aburrido tanto con su discurso que apenas me dejo con ella decidí marcharme. Posteriormente me dijo "es medio día, vayamos a comer algo"

Yo la seguí en silencio observando cada uno de sus movimientos para no perder detalle de que teníamos en común y en que eramos diferentes.

Fuimos hasta una enorme cocina donde los trabajadores ya estaban sentados almorzando, ella me pidió que esperara, volvió unos momentos después con dos viandas y me dijo que siguiéramos hasta su cabaña para estar mas a gusto.

Más que una cabaña era una hermosa casa de campo rodeada de plantas floreadas. Estaba pintada de color blanco combinado con color ladrillo, el piso era de terracota, y contaba con puertas, ventanas y columnas de madera que desprendían un poderoso olor. Un gato de pelaje negro, blanco y amarillo la recibió con cariño y me miro con recelo al entrar. Nos dirigimos hasta una mesa al aire libre donde nos sentamos a almorzar.

-Me estoy cansando de sacarte con cuchara las preguntas fundamentales niña- me dijo. 

-No soy una niña, tengo...-

-¿Casi 26 años? Pues yo tengo el doble de tu edad- me respondió. 

-¿Por qué no pudo criarme?- le solté. 

-Asumes que no pude, no que no quise...- yo me encogí de hombros..

-Conocí a tu padre en una fiesta, nos pusimos ebrios y calientes. Solo llevaba dos meses en este empleo en aquel tiempo, un empleo que me costo siete años de soportar a un viejo ignorante que pensaba que las mujeres somos estúpidas. Cuando él murió pude quedarme con su puesto. Cuatro semanas después de pasar la noche con tu padre supe que estaba embarazada. Pude tener una hija, pero no quise hacerlo, nunca estuvo en mis planes de vida. Contacte a tu padre, le conté que estaba embarazada pero que no deseaba tenerte. Él me rogó que te tuviera y prometió que luego se encargaría de ti-

Natalia guardo silencio mientras me escudriñaba tratando de notar como me estaba afectando su historia. Luego continuo:

-Vivíamos en una época en que una mujer embarazada era echada de su trabajo, más si no estaba casada, ¿Sabes por qué? Porque para la sociedad no era más que una zorra. Pero tu padre gracias a su dinero te compro la oportunidad de vivir, compro parte de las tierras de esta propiedad, compro un centenar de caballos e invirtió en este mismo harás solo para que el dueño no me echara y me permitiera ser tu madre por un año y a la vez trabajar. Cuando eras una bebe fuerte de casi doce meses te llevo con él. ¿Te preguntas si te extrañe? Sí, te llore como loca por dos años, pero me concentraba en mi trabajo, que para mi es una gran pasión, gracias a mi dedicación se vinieron los éxitos y fui feliz y me siento plena de la carrera que he tenido. Estos inútiles para los que trabajo no pueden imaginar perderme, tengo mi reputación y mis caballos son las más educados del país-

Ella se quedo en silencio y se dedico a abrir su vianda y comenzar a comer, imagino que esperando que yo dirigiera la historia. ¿Se preguntan como me sentí? Pues, sentí nauseas, tristeza y alegría, ganas de salir corriendo, ganas de abofetearla y ganas de darle las gracias por haberme cuidado por un año. ¿Por qué mi padre nunca me contó nada? Quizás pensaba que seria muy duro para mí saber que mi mamá no me quiso porque deseaba ser la mejor entrenadora de caballos del país. No pude evitar que me corriera una lágrima del ojo izquierdo, detestaba que me pasara frente a ella, pero, que más da. La elimine rápidamente.

-No sufras, tuviste un papá que te quiso mucho, ¿No? ¿Que más pides?- me dijo. Yo respire y pensé "si que es una mujer dura".

Limpie una segunda lágrima que quiso salir y le dije:

-No pido más nada- 

-Come tu almuerzo- me ordenó seguidamente, tomo entonces la vianda, la destapo y me la acerco con los cubiertos, luego me amenazo diciendo "¡y ni se te ocurra decirme que no tienes hambre!"


-Se todo acerca de ti Mariana León, se que estuvieron a punto de matarte, siempre he querido patearles las pelotas a esos sujetos, pero supongo que es imposible. Se que eras la reina lesbiana y la niña rica egoísta que solo pensaba en fiestas, supongo que tu padre te consintió demasiado... Luego que te fuiste te perdí la pista, ¿Que has hecho desde entonces?-

Yo me quede con la boca abierta y me sentí apenada "reina lesbiana" "niña mimada egoísta y fiestera" no son cosas que deseas que las conozca tu madre y menos que te las diga a la cara de sopetón cuando la estas conociendo.  

-Ya no soy así- le dije en voz baja. 

-¿Entonces como se llama tu novia?-
 
-En estos momentos no tengo-

-Pero si que tienes sexo ¿verdad? Tu misma lo dijiste- casi me ahogue con la cucharada de arroz que estaba ingiriendo en ese momento "como pude ser tan tonta". 

-Si, pero sin compromiso- respondí.

-Quizás es culpa de tu padre, ¿Nunca sincero su relación con aquel abogado? Quizás te falto ese ejemplo de relación estable-


No lo capte, si no unos momentos después.

-¿Qué?- le dije. 

-¿No me digas que no sabias que tu padre era gay?- me dijo sonriendo. 

-Mi padre no era gay- 

-Oh si claro que lo era, todos lo sabían-  

-No es cierto, yo no lo sabia- 

-Pero aceptas que lo era- 

-¡No, él no era gay!-

-¿No me digas que eres de esas lesbianas que no aceptan la homosexualidad de sus padres?- 

-¿Tu eres gay?- le pregunte confundida. 

-¡Por supuesto que no! Amo un hombre peludo y tosco que me haga suya- 

-Si mi papá era gay, ¿Por qué se acostó con usted?- 

-Por borracho y caliente quizás, ¡ya te lo había mencionando!- 

-No puede ser...- murmuré. 

-¿Por qué? Si tu también eres gay- 

-Nunca lo imagine de él- 

-Apuesto a que él nunca lo imagino de ti hasta que lo supo, esas cosas son así. Nos negamos a ver o algo por el estilo- me comentó de forma resuelta. 

-¿A cuál abogado se refiere?- le pregunte de pronto. 

-Ese que andaba con él a todos lados, era como diez años más joven a tu padre-


"¿Rocky? No puede ser..." pensé. De pronto me llego a la mente su tan repetida frase "le soy completamente leal a tu padre" además de sus ataques de dramatismo. Pero mi madre interrumpió mis pensamientos diciendo.

-Tu padre era un hombre muy atractivo y varonil, tomamos mucho y nos divertimos esa noche, ¡No se porque haces tanto escándalo!-

Después de casi producirme dos infartos, Natalia Espejo me platico un poco como fui de bebé y las aventuras que tuve viviendo en aquel lugar. También me mostró algunas fotografías de recién nacida y de mis primeros meses de vida, en una salíamos ella, mi papá y yo. Sentí un nudo en la garganta cuando la vi y ella me dijo "puedes quedártela".

Mas tarde revisó su reloj y me menciono que debía ir a trabajar pero que podría ir a visitarla cuando quisiera, preferiblemente los domingos que era su día libre.

Antes que se marchara le pregunte:

-¿Su salud esta bien?- 

-Si- me dijo escudriñándome de nuevo con la mirada. 

-Y el dinero que le pagan... ¿Es suficiente?- 

-No soy una mujer codiciosa- contestó. 

-¿Necesita alguna cosa en particular en la que pueda ayudarle?- insistí. 

-Me gusta mi vida y estoy tan sana como una yegua de 3 años, ahora vete y déjame trabajar-

Yo guarde silencio y la deje ir a la par que sentí unas ganas tremendas de contarle a Ana que conocí a mi madre.

Continuará...

Capitulo 14

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