viernes, 21 de abril de 2017

El azar de las palabras

A veces quisiera ser un cristal que se quiebre en miles de pedazos y así mis partes quedarían separadas e inertes alrededor.

Me pregunto si el trato que recibimos es un reflejo de lo que damos al mundo. Me pregunto si sufrimos de más o sufrimos en la medida justa. Me pregunto si después de escupir todo tendrá algún sentido el texto, o mejor aún, me pregunto si la retrospectiva me traerá alguna enseñanza.

Me canso de escuchar a todas las personas hablando todo el tiempo sobre todo. Opinando sobre como hay que comportarse, como hay que hablar, como hay que vestirse y que hay que hacer para valer un poco en el mundo, para que esas mismas personas consideren que tu vida no es un desperdicio, que es fructífera. ¿Quienes los nombró los sabios jueces?

Luego me acuerdo del universo, de lo majestuoso y misterioso que es y de lo patético de perder el tiempo pensando lo anterior pudiendo pasarlo fijándose en todo lo que han descubierto.

Y finalmente aunque uno sea fuerte y quiera dejar de pensar tanto, esta presente ese dolor castrante acompañando la vida.

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