martes, 2 de agosto de 2016

Historia 1 parte 2 -Capitulo 16-

Ana no llamo los días siguientes y yo, bueno me sentía tan desdichada que Juana lo notó.

-¿Qué te ocurre?- me dijo mientras me besaba el cuello y yo permanecía en estado zombie. 

-No me apetece estar contigo hoy- 

-¿Por qué? Estoy usando la lencería negra que tanto te gusta- me susurro al oído mientras me mordió y lamió un poco el lóbulo de mi oreja derecha. 

-¡No quiero estar contigo hoy entiendelo!- le dije en tono brusco y un poco amargo. Ella se apartó de mi, me dio un empujón en el hombro derecho, tomó su bolso y se largo de mi oficina. A mi no me importo. Quería que dejara de molestarme.

Escudriñe mi reloj y eran casi las 5:00 p.m, por las ventanas había clara señas de que llovería y pensé en Sara, que pronto saldría de la academia de danza y quizás requería que la llevara hasta su casa. Poco tiempo después comenzó a llover torrencialmente. 

Llegando a la academia me percate que la morena iba caminando bajo la lluvia con la espalda encogida,  como quien lo ha perdido todo. No podía detenerme, pues yo iba del lado contrario de la avenida. Toque el claxon para llamar su atención y acelere llegando a la curva de retorno lo más rápido posible.

Cuando pude alcanzarla toque de nuevo el claxon y sin embargo ella me ignoro. Entonces tuve que acercarme lo más que pude a la acera bajar el vidrio y decirle:

-Si Lucia sabe que andas bajo la lluvia te dará lata con la gripe- 

-Quiero estar sola Mariana- 

-¿Qué ocurrió?- le pregunte un tanto sorprendida de su respuesta, en nuestra amistad la malcriada siempre era yo. Sara guardo silencio mientras yo la seguía manejando despacio. 

-Cuéntame, puedes confiar en mi. Somos hermanas ¿recuerdas?- 

-No, no lo somos- 

-Más compasivo seria que me clavaras un hierro oxidado en el corazón- le dije bromeando y ella siguió andando. 

-Se me acaba la calle Sara, sube a la camioneta- le ordene y me detuve. Ella también se detuvo dándome la espalda y a los momentos subió. 

-Voy a mojarte el asiento- me comentó una vez dentro. 

-Ya se secara- le dije mientras pensaba donde podría conseguir una bebida caliente para mi amiga.


Anduvimos en silencio hasta una cafetería, ya había bajado la lluvia y solo caía una pequeña llovizna, active la calefacción y baje por dos café para no molestar a Sara.

Ya de vuelta, decidí que nos estacionáramos allí hasta que la morena comenzó a hablar. 

-Creí que cuando estuviera en esta etapa de mi vida las cosas serian muy diferentes a como son- 

-¿Qué tan diferentes?- pregunte fingiendo indiferencia aunque en verdad  me sentí alegre de que comenzara a desahogarse. 

-Casada, sin hijos obviamente, con una casa propia y muy exitosa en mi profesión- 

-¿Qué pasa con tu profesión?-

-Estoy estancada Mariana, por más que me esfuerzo sigo en el mismo lugar, sigo ignorada por la compañía, y mientras más estancada me veo menos ganas siento de seguir intentándolo. Practique mucho para la audición de hoy y el papel siempre lo terminan ganando las mismas chicas, el director que esta allí desde hace tres años no da nunca oportunidad a las demás- 

-Quizás debes cambiar de lugar, yo podría ayudarte- 

-¡Quiero salir sola del hoyo! Solo que mientras más lo intento más me hundo- 

-¿Has pensado que si no has logrado salir del hoyo sola es porque necesitas ayuda? Recibir un poco de ayuda no es malo, no te hace débil ¿Nos engañan sabes? Nos hacen pensar que todo lo podrás lograr con actitud, personalidad y carácter. Y no es así, el mundo da asco, la sociedad es una maldita jungla, sobrevivir es complicado, no esta mal que en algún momento alguien te lance un salvavidas. Si te ignoran en esa compañía, si no te dan los papeles que te crees capaz de interpretar lárgate de allí, monta tus propios espectáculos, muestrale al mundo sin pudor el talento que sabes que tienes. Por mi puedes disponer del teatro del Centro de Arte a tu antojo, para eso lo cree, para los artistas que los demás tienen estancados-

Sara suspiró y se quedo mirando el fondo de su vaso de café, pude apreciar como rodaban por su rostro las lágrimas.

Las chicas tienen diferentes preferencias a la hora de llorar, hay quienes corren a abrazarte y lloran delante de todos a moco suelto, como el caso de Lucia. Están las que lloran en silencio en una esquina y  te permiten acercarte y abrazarlas hasta que se quedan dormidas como el caso de Ana. Las que prefieren no llorar, como en mi caso y las que casi nunca lloran y cuando lo hacen no debes tocarlas, ni siquiera acercarte a ellas o podrían cortar tu cuello, como en el caso de Sara. Es como si llorar para ellas fuera un acto solemne que debe ser respetado.

Yo encendí la camioneta y tome el camino mas largo y a baja velocidad al departamento donde vivía Sara, apartamento en el que se sentía una intrusa aunque claramente era su hogar.

La entendía, cuando trabaje de mesera y supe lo que se sentía ser pobre me sentía una idiota. Como si mi circunstancias fueran mi entera culpa y como si no poder tener las comodidades a las que estaba acostumbrada eran consecuencia de mi ineptitud. Si, nuestra situación económica puede ser culpa de nuestra ineptitud, pero en ese tiempo aprendí que ser de los de abajo no es fácil y que emerger económicamente es casi cosa de genios.

Debía ayudar a Sara y trataría de que no se diera cuenta porque era muy orgullosa...

-¿Y a ti que te pasa?- me preguntó tiempo después cuando estábamos ya en su cuarto acostadas sobre su cama. 

-¿Por qué lo preguntas?- 

-Tienes la frente arrugada y los labios apretados, siempre has puesto esa expresión cuando estas molesta por algo-

-Ana no me ha llamado- le confesé y luego tome la almohada que tenia bajo mi cabeza para tapar mi rostro. 

-¿Y por qué habría de llamarte?- la escuche preguntar. 

-Cr qu l nvt a slr- 

-¿Qué? Quítate eso, ¡no te entiendo!- me dijo al descubrirme la cara. 

-Creo que la invite a salir- 

-¿Como que crees?-

Le explique a Sara todo lo que había conversado con Ana y ella con risa burlona me dijo:

-Esta casada Mariana, obviamente no te va a llamar, deberías seguir con Juana, ella claramente babea por ti-

-¡No estará casada hasta que la ley lo diga!- le plantee y me di vuelta.

-¡Además existe el divorcio!- rezongue ya dándole la espalda.  

-Juana es perfecta para ti, son parte del mismo mundo- me insistió la morena. 

-Yo no soy parte de ese mundo- le respondí.

-Pues, estas más próxima al mundo de Juana que al de Ana, ella cambio Mariana, no es la misma de antes, solo que la tienes en un pedestal-

Continuará...

Capitulo 17

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