lunes, 2 de noviembre de 2015

Historia 1 -Capitulo 23-

Cuando llegue a casa, luego de pasar por el baño, me lance a la cama e inmediatamente me quede dormida. Pasado el medio día desperté, había un olor a asado que invadía mi habitación. Me levante para ubicar el origen de aquel aroma y al ojear por la ventana contemple que en el jardín de la casa se encontraba el tío Diego, el hermano de mi madre, colocando grandes filetes a la parrilla.

El se percato de que lo observaba y su rostro se ilumino con una gran sonrisa, era un hombre un poco regordete y le gustaba usar bigote, por lo que su bigote sonreía con él. 

-¡Parece que te divertiste anoche sobrina!- yo sonreí y lo salude con la mano. Luego me retire para bañarme, arreglarme y bajar a almorzar. 

Más tarde cuando entre a la cocina me sorprendió la presencia de la tía Mónica, ella era hermana de mi padre. Nos abrazamos y me dio un beso en la mejilla. Allí también estaban mamá, papá y las gemelas. Todas cortaban ingredientes para la cena, mi padre por otro lado preparaba un guiso para el pernil que pronto colocaría en el horno. 

Mientras todos trabajaban y charlaban me prepare un sándwich, merengada de chocolate y luego comí una manzana. Papá se acerco a mi y me dijo:

-Me alegra que te sientas mejor, no quería que pasaras la navidad triste- y me dio un beso en la frente. 

El decía alegrarse por mi, pero yo me alegraba por él de no arruinarle la navidad vagando por allí con una nube gris sobre mi cabeza. Papá ama la navidad, despierta los días festivos contento, casi frenético, canta villancicos, prepara el pernil y dice un discurso antes de la cena. Creo que eso lo heredo de mi abuela, ella era exactamente igual.

La tía Mónica, quien era periodista y corresponsal de guerra, estaba contando que pasó los últimos meses en centro américa con un grupo insurgente.

-No podrán creerlo, allí te encuentras con doctores, abogados, filósofos, artistas, maestros... todos vestidos como soldados, con las botas sucias y cargando un fusil, soñando con hacer posible un mundo prácticamente utópico-
-No sonabas tan incrédula cuando escribiste aquel articulo- comento el tío Diego al entrar en la cocina limpiando sus manos con un paño. 
-Me conmueve que sigas siempre tan atento a mis artículos- les respondió la tía con sagacidad. 
-Solo cuando investigo que nuevas ideas comunistas se andan cociendo por allí- 
-¡Oh por supuesto! tu corporación esta al pendiente para financiar cualquier grupo de bandidos que desee asesinar a quienes viven en tierras fértiles ¡y violar cuanta niña o mujer campesina se les cruza!- cuando la tía Mónica se altero mamá, papá y Elizabeth se notaban nerviosos, en cambio Victoria parecía tan colérica como la tía. Yo no me alteraba, cada navidad se daba la misma discusión entre ellos. 
-¿De que me hablas? ¡soy un simple contador que trabaja para cuidar de sus hijos!- 
-¡Sobre todo eso! habrás olvidado que tu empresa en 2011...- 
-¡Familia! ¡Familia!- intervino mi padre en tono conciliador -Recordemos que en política, religión y deportes nunca estamos de acuerdo, si no son capaces de conversar cordialmente del tema es mejor que lo olvidemos, ¡Hoy es un día alegre!- 

Mi tía fulmino a mi padre con la mirada y salió de la cocina, igualmente Victoria. El tío Diego se encogió de hombros y se dirigió al baño, mamá lo siguió a él y un momento después se escuchaban los susurros de mi madre reprendiendo al tío, papá tomo el pernil y lo llevo al horno, mientras que Elizabeth se sacudió como si quisiera despejar la tensión en el ambiente, sonrió y continuo cortando el pimentón que estaba a su cargo. 

Yo reí un poco ¿Qué es de los días festivos sin discusiones familiares?

Cuando el tío termino el asado almorzamos, ya todos estaban tranquilos y charlaron de temas diferentes. Yo recordé a Mariana, debía estar cansada por no dormir nada en toda la noche, ojala Sara fuera buena con ella. ¿debería llamarlas? se vería raro, y un poco feo, llamar a Sara solo para saber como esta Mariana ¿Por que Mariana había abandonado su teléfono? , no era muy conveniente en estos momentos. 

Durante la noche a eso de las diez p.m, nos dispusimos a cenar. Mi padre dijo unas cortas palabras como siempre: "Mi querida familia, estoy muy contento de que nos reunamos una vez más, nuevamente hago la invitación a Diego y Mónica a que nos visiten más seguido pues sus presencias siempre nos hacen felices a todos, este año deseo reflexionar sobre los comportamientos mal sanos que a veces podemos adoptar y los aboco a todos a que nos comportemos con la mayor sensatez posible y procuraremos siempre ser buenas personas, porque podemos serlo si así lo decidimos"

"Salud" respondimos todos y tomamos un poco de vino. 

En el pasado, cuando yo era niña, la abuela vivía y las gemelas eran tan solo unas bebes, el tío Diego bromeaba sobre los discursos de mi padre, pero luego de su divorcio había cambiado y solo se dedicaba a ser desagradable de vez en cuando con la tía Mónica. Él tenia dos hijos varones, Edward y Edmundo, pero la noche de navidad la pasaban con su madre, por lo que tío Diego nos visitaba a nosotros. 

La tía Mónica por otro lado era una soltera empedernida, enamorada y casada con su profesión (como ella decía), a veces nos contaba a mi y a las gemelas con picardía y en secreto, que tenia muchas aventuras con hombres atractivos que conocía en sus viajes. Papá siempre le decía que debía casarse y tener hijos para no acabar anciana y sola, y ella les respondía "eres libre de recluirme en un ancianato sin remordimiento", luego de eso papá siempre guardaba silencio derrotado. 

Después de cenar cuando el vino estaba corriendo con velocidad por las copas, colocaron música y comenzaron a bailar unos con otros, yo aproveche para escabullirme a mi habitación a llamar a las chicas y saber como la estaban pasando. 

-Es injusto Ana, mis hermanos si pudieron traer a sus novias- me contó Lucia un poco molesta. Su familia organizaba grandes fiestas en navidad e invitaban un gran número de personas. 
-¿Por que tu no?- 
-Mis padres dicen que no quieren que los abuelos se infarten-
-Lleva a tu chica mañana a la casa de Mariana, para eso tienes a tus amigas- 
-No, mañana prefiero que seamos solo nosotras, como siempre-
-Esta bien, nos vemos entonces- 
-Adiós, feliz navidad-
-Igual-

Luego llame al número de Sara:

-¡Hola!- se escuchaba un gran alboroto alrededor por lo que no estaba muy segura de quien me hablaba.
-¿Mariana?-
-Si, Sara esta muy ocupada bailando con sus primos- 
-¡Feliz Navidad!- le dije complacida de que contestara ella. 
-Igual para ti- 
-¿Como estas? ¿Qué haces? ¿Cómo la estas pasando?- 
-Bien, nada, bien-
-¿No haces nada?-
-Muero de sueño-
-Eso estuve pensando toda la tarde, que quizás estarías cansada-
-¿Pasaste toda la tarde pensando en mi?- me lo dijo a modo de broma, pero yo quede fría y con la boca seca. 
-Ja, ja, ja, no te preocupes, era solo una broma- me dijo luego de no obtener respuesta, yo reí un poco, sentía mi rostro caliente. 
-¿Quieres que pase a verte?- me pregunto seguidamente. 
-No, es peligroso que manejes cansada-
-¿Nos vemos mañana? ¿Cierto?-
-Si, Lucia necesita contención. hable con ella hace rato y sus padres no le permitieron que llevara a su chica a la fiesta-
-Ok- 
-Mándale a Sara mi feliz navidad- 
-Esta bien, adiós-

Colgué después de eso, mi madre estaba llamándome. Era hora de intercambiar obsequios. 



Al día siguiente Mariana paso buscándome para ir a su casa. Teníamos la tradición de pasar los 25 de diciembre juntas, nos bañábamos en la piscina, preparábamos algo rico de comer y por la noche jugábamos barajas o vídeo juegos, mas que todo vídeo juegos, a la única que no le llamaban mucho la atención era a Sara, pero siempre cedía. Cuando llegamos la camioneta de Lucia estaba estacionada fuera esperándonos. Mariana abrió el portón con el control y entramos. 

Sara vino todo el camino tendida en el asiento trasero porque el festejo donde su abuela fue hasta el amanecer. Pero reacciono cuando estacionamos y sin previo aviso grito:

-¡Mariana!- todas nos exaltamos y volteamos a ver a Sara para enterarnos que le ocurría.
-¡¿Que?!- le pregunto Mariana un poco enojada por el susto que le había pegado. 
-¡Mira como tienes el jardín!- todas miramos alrededor, el jardín estaba aun más descuidado que la ultima vez que estuve allí. La grama nos llegaba hasta las rodillas, las plantas que siempre habían sido cortadas con formas redondeadas o rectangulares habían proliferado desordenadamente y se observaban distintas variedades de malas hierbas entre todo aquello. 
-No he tenido tiempo de limpiar- le respondió Mariana mientras se encogía de hombros. 
-¿La piscina esta limpia verdad?- pregunto Lucia tan preocupada como si se tratase de la salud de algún familiar. 

Todas reímos por el dramatismo de la rubia. 

-Si la piscina esta a salvo- le respondió Mariana. 
-Tienes que limpiar Mariana, tal vez haya serpientes y tigres allí- continuo Sara. 
-No exageres, estamos en la ciudad- 
-Limpia mientras nosotras cocinamos- le insistió Sara.
-¡Esta bien!- respondió Mariana al verse acorralada. 

Cuando pasamos a la cocina Sara seguía insistiendo en que todo estaba muy sucio, descuidado y que limpiaría mientras que Lucia y yo debíamos cocinar.

-No planee pasar este día así- comento Lucia mientras escogíamos ingredientes para la comida. 

Luego se escucho el sonido de una maquina de podar, yo mire a través de las puertas corredizas que dejaban ver el jardín. Mariana había comenzado con su labor. Era extraño verla trabajar, era mas común que estuviera en un sofá, en la piscina, manejando, pero jamás limpiando algo. 

Lucia continuo quejándose, hablando y hablando, pero yo no la escuchaba. Seguí con cuidado los movimientos de Mariana, pronto comenzó a sudar, los músculos de sus brazos se definieron y eran más observables a medida que los ejercitaba empujando la maquina que en ocasiones se trababa y yo sonreía porque me causaba gracia verla luchando contra una montaña de césped, hasta que lograba sobrepasarla. 

-¡¿Me estas escuchando?!- me dijo Lucia de pronto y me saco del ensimismo en que me había sumergido. 
-Si, claro que si- 
-Yo creo que no- me insistió ella con una ceja levantada. 
-Haré limonada- le respondí y me dispuse a ello. Al terminarla le indique que buscara a Sara y le llevara, que yo le llevaría a Mariana. 

Cuando llegue con Mariana ya estaba comenzando a rastrillar los restos de la poda. 

-Muchas gracias- me respondió sonriendo y se tomo la bebida que le ofrecí rápidamente. 
-Nunca te había visto trabajar tan duro- le comente. 
-Admito que antes era más holgazana que ahora- 
-No quise decir eso- me excuse apenada. Ella me sonrió y dijo:
-No te preocupes, no me ofendí en lo más mínimo- yo guarde silencio y luego de un momento le acote. 
-Hasta se te marcaron los músculos y todo- 
-¡¿En serio?!- dijo y luego comenzó a mirarse los brazos, parecía preocupada. Nuevamente pensé que no había sido buena idea decir lo que dije por lo que trate de dar a entender mejor mi idea. 
-Pero te ves bien, quiero decir, tu sabes, muy femenina y atractiva como siempre- Mariana me miro extrañada y divertida por mi nerviosismo y mis estúpidos comentarios. 
-¿Y tu lo sabes?- me pregunto. 
-¿Que cosa?-
-Lo atractiva que eres- sentí que mi rostro se calentó y comencé a reír tontamente y le respondí:
-No estábamos hablando de eso- y empuje suavemente su hombro, ella me sonreía. 

-¡Ana!- Lucia había regresado a la cocina y me llamaba desde allí. 
-¿Que pasa?- le pregunte y voltee a verla. 
-No encuentro mi limonada- 
-Esta en la nevera- 
-¡Ven que no la encuentro! ¡ya la busque!- me insistió, parecía una niña, lo que me hizo resoplar exasperada, mire entonces a Mariana de nuevo y ella me dijo:
-Ve con ella, más tarde hablamos- yo le sonreí y me marche.

Después de entregarle la limonada a Lucia (que estaba evidentemente colocada en la nevera), continúe preparando la comida, esta vez sin mirar al jardín o no terminaría nunca. A eso de las cinco de la tarde Mariana subió a ducharse antes de cenar. 

Cuando estábamos en la mesa Lucia nos dijo:

-Estoy muy triste me prometieron piscina y fue lo menos que hicimos- 
-No me reclames a mi, dile a Sara- le respondió Mariana. 
-Chicas no podíamos estar en una casa así- fue la respuesta de Sara. 
-¿Quieres zambullirte ahora?- le pregunto Mariana como quien consiente a su hija. 
-No, hace frió- le respondió Lucia con pesar. 

Más tarde estábamos viendo una película de terror, que no era muy buena porque la protagonista tuvo una pelea a muerte bastante fantástica con una anciana bruja, además de que más adelante una cabra fue poseída por un demonio que la hizo actuar como humano. En cambio de miedo reíamos por todao aquel disparate. 

-Mejor iré por otra película- comento Sara cuando dejo de ser divertida y se levanto. Yo observaba a Mariana que parecía molestarle un hombro porque lo movía de un lado a otro y apretaba los ojos.
-¿Estas bien?- le pregunte. 
-Si, solo me duele un poco- entonces me levante y fui hasta ella para revisarla. 

Palpe su hombro y levante su brazo arriba y hacia atrás, luego le di un masaje. Ella me miro a los ojos y le dije:

-Estas bien, solo debes descansar- 
-Eres buena... ¿traumatóloga?- 
-Esto lo haría una fisiatra, es una profesión diferente- cuando me iba a responder Sara entro de nuevo en la Sala. 
-Mariana tu padre aun esta en el despacho- 

Al escuchar aquello yo voltee a verla y Lucia se coloco las manos en el pecho:

-Si, lo se- le respondió Mariana con naturalidad.
-!¿Están locas?! ¡¿De que hablan?!- pregunto Lucia, sus ojos parecían grandes platos. 
-Las cenizas del Sr, Augusto, Mariana aun las tiene en el despacho- explico Sara. 
-Le gustaba estar en su despacho, si no dormía estaba allí- se excuso Mariana. 
-No puedes tenerlo allí, el no quería eso, no quería terminar encerrado, por eso eligió la cremación- 
-¿Tu que sabes?- le pregunto Mariana molesta. 
-Siempre lo decía, sabes como le molestaba pensar que terminaría encerrado bajo tierra- 
-¿Que quieres que haga?- 
-¡Que esparzas sus cenizas como el quería!- 
-No lo haré- respondió Mariana rotundamente. 
-Es la voluntad de tu padre, no puedes ser egoísta con eso- 
-¡El ya no esta aquí!- le replico Mariana. 
-¿Y si no esta aquí porque te interesa tener sus cenizas cerca?-

En ese momento Mariana se levanto, salió de la casa y Sara la siguió. Yo iba a ir detrás de ellas pero Lucia me detuvo. 

-Hey, hey, hey ¿Dónde vas?- y me sostuvo por el brazo.
-Mariana necesita apoyo- le respondí mientras trataba de zafarme. 
-No, siéntate aquí que debo hablarte- yo me rendí y me senté de nuevo en el sofá junto a Lucia. 
-¿Que pasa?- le pregunte. 
-Eso es precisamente lo que yo quiero saber, ¿Qué te pasa?- 
-Solo estoy preocupada por Mariana, Sara quiere obligarla a que esparza las cenizas de su padre y ella...- 
-No, no, hablo de ti coqueteando con Mariana durante todo el día- yo me quede sin palabras aunque tenia la intención de responder. 
-No he coqueteado con Mariana- 
-¡Claro que si! tocando sus brazos y sin quitarle los ojos de encima- 
-Yo...- le replique mientras negaba con mi cabeza. 
-¿Que pasa con Isabel?- 
-¿Con Isabel?- le pregunte confundida. 
-¿Ya la olvidaste?- 
-Eh... no lo se, supongo que...-
-¿O nunca la quisiste realmente?- 
-¡Claro que la quise!- 
-¿Entonces estas coqueteando con Mariana por despecho?- 
-¡Ya basta!- le exigí en un rotundo susurro. 
-Yo espero Ana, que no estés volviendo a creer que tendrás una historia con Mariana o ¿Necesito recordarte como hace cuatro años te dejo sola en aquel club por irse con otra chica? o cuando te beso y al siguiente día te dijo que no recordaba nada de la noche anterior porque había tomado mucho, o hace dos años...-
-Si, si, no necesito que me recuerdes nada- 
-¿En que estas pensando Ana?- 
-Es que no estoy pensando- le respondí finalmente. 
-Entonces piensa Ana, piensa, porque Mariana es buena amiga, es divertida y amable, pero no sabe tratar a las chicas, no se merece que alguien como tu se ilusione con ella, simplemente ¡no se lo merece!-

Lucia me destruyo completamente, comencé a sentirme rota por dentro y con un nudo en la garganta.

-Sabes que lo digo porque te quiero, eres grandiosa y no quiero que nadie te lastime- acoto la rubia cuando noto lo afectaba que yo estaba. 

Las chicas regresaron a la casa en ese momento. Mariana respiro hondo y nos dijo:

-Mañana iré a esparcir las cenizas de mi padre y me gustaría que me acompañaran-

Continuara...
Capitulo 24

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