sábado, 18 de junio de 2016

Historia 1 parte 2 -Capitulo 10-

La Licenciada Juana me cito en un gimnasio, ¿Pueden creerlo?

Al llegar le pregunte si intentaba decirme que me faltaba condición física, ella solo sonrió y me respondió que su plan era hacerme sentir cómoda porque había notado que no me agradaban las reuniones en oficinas. Yo me quede sin palabras, "¡Que lista!" fue lo que pensé y la seguí al interior del lugar.

Mientras comenzamos el calentamiento (con un entrenador personal) me pidió que le contara sobre "las nuevas inversiones que estaba considerando", esta vez fui yo quien sonrió antes de comenzar a hablar. Le platique que quería tener un centro de arte y cultura, deseaba que la construcción fuera enorme por lo que inicie mi descripción.

Imaginaba un edificio de seis pisos que irían de la siguiente forma: tres pisos para exposición de pinturas, fotografía y esculturas; dos pisos con salones donde dictar cursos de toda forma de arte; un restaurante de alta cocina en la terraza; construir alrededor del edificio un teatro para obras escénicas o de ballet y una sala de conciertos, ambos debían contar al menos con 800 butacas. El estacionamiento tendría espacio suficiente para cuando se programaran espectáculos y rodeándolo todo habría jardines hermosos donde se pudiera pernoctar.

-Se bien que para ti el dinero es lo más importante, pero tengo mucho y mi intención es apoyar a todos los artistas que les han dado la espalda. Por lo que solo necesito que el lugar se mantenga a si mismo, no les cobraremos altas comisiones a los que logren vender sus obras con éxito-

Ella me escucho atenta y pensante. Luego me dijo que me ayudaría a hacer real mi idea, que le agradaba el tópico exclusivo que le estaba dando y que seguro obtendría buenas ganancias a pesar de que mis aspiraciones eran pocas. Yo suspire y pensé "mujer de dinero". Aunque saber que mi proyecto se haría realidad me dio ganas de saltar en una pata.

En ese momento termino el calentamiento y pasamos a una clase de cardio en bicicleta estacionaria, yo estaba oxidada porque tenia años sin entrenar, pero la emoción que sentía por mi nuevo centro de arte y cultura me lleno de energía y la clase no fue capaz de sofocarme. 

Charlamos un poco más a lo largo de los trabajos con pesas sobre los pasos y las fechas que seguiríamos para hacer posible mi sueño.

Fueron 4 horas de entrenamiento y a pesar de ser las once de la mañana solo deseaba llegar a mi cama y dormir.

Cuando estábamos en las duchas contemple el cuerpo de la Licenciada Juana, era esbelta, firme y al mismo tiempo delicada, su piel la definiría bastante blanca y parecía brillar.

-¿Estas casada?- salio la pregunta disparada de mi boca cuando observe como la toalla resbalaba por su espalda. Ella me miro a través del espejo y sonrió de una forma que parecía que estaba pensando que a pesar de esperar esas acciones de mi parte, igualmente la tomaban por sorpresa.

-No, no lo estoy-me respondió sin apartar la mirada. 

-¿Comprometida de algún modo con alguien?- insistí en averiguar.

-Solo con mi trabajo-


En ese momento ingresaron al salón de duchas un grupo de 3 mujeres bastante ruidosas, por lo que me moleste y decidí irme a bañar, el agua fría calmaría todos mis instintos.

Al salir de allí decidí llamar a Lucia para invitarla a almorzar, ella acepto encantada y luego fuimos a buscar a Sara a la que prácticamente tuvimos que llevar arrastrada. Desde que regrese se comportaba así, no quería que le diera nada que no pagara ella misma y cuando no tenia como pagar rechazaba mi invitación de manera tajante. Aunque en esta ocasión había cedido luego de media hora de ruegos que le dedico la rubia.

Fuimos a un restaurante bonito, y comimos a gusto.

-¿Que tal tu nueva casa?- me pregunto Lucia. 

-No es nueva, es mi casa de siempre- le dije. 

-Si, pero esta completamente remodelada- acoto. 

-Solo mande a reparar lo que el tiempo había estropeado, esta super linda la verdad, deberían ir el fin de semana y estrenar la piscina-


Lucia accedió emocionada y Sara por su parte se limito a hacer una seña positiva con la cabeza.

-¿Salen con alguien?- se me ocurrió preguntarles. Ellas rieron un poco.

-No, ya no- me respondió Lucia. 

-Los hombres que me rodean son insoportables- me dijo Sara. 

-¿Desde hace cuanto?- seguí averiguando.


Lucia había tenido su última novia hace 8 meses, su relación había terminado porque la chica acuso a Lucia de dedicarle demasiado tiempo a su trabajo. Por su parte Sara había salido a lo largo de los años con unos cuantos chicos, pero siempre terminaba aburriéndose de ellos y los dejaba.

-¿Que tal tú?- me interrogo Sara. 

-No me gustan los noviazgos- confesé. 

-¿Por qué?- pregunto Lucia un poco impactada. 

-Requieren mucho y hay muy pocas personas que valen el esfuerzo- 

-No tienes alma Mariana- me dijo la rubia y las tres comenzamos a reír.


Esa noche antes de dormir le envíe un texto a la administradora de mis bienes: 

"Me preguntaba si puedo quitarte el adjetivo Licenciada y solo llamarte Juana, tu podrías también obviar el señorita y solo llamarme Mariana" 


"Esta bien" me respondió acompañado de una carita sonriente. Yo por mi parte le mande una guiñando el ojo.


Las siguientes semanas las pase visitando terrenos con Juana, almorzando con Juana, desayunando con Juana o entrenando con Juana. Era una mujer muy inteligente para los números y el dinero, aunque valorara cosas tontas (como las propiedades que cada quien poseía, los viajes turísticos que hayan hecho, o los equipos tecnológicos que utilicen) me agradaba y me parecía hiper hermosa.

A pesar de nuestras continuas visitas a ofertas de terreno, ninguno llegaba al tamaño que quería. Lo que hizo que se me ocurriera comprar varios negocios de mal aspecto que vimos a una cuadra del Teatro de las Zarzuelas y mandar a demoler todo cuando fueran míos para construir desde cero.

-Es una idea ambiciosa- opino Juana. 

-Hay que hacer las cosas a lo grande, ¿No crees?- le dije. 

-Es difícil convencer a las personas a vender cuando no quieren- 

-Compra el terreno del frente, construye para ellos unos lindos comercios, que sean mucho mas grandes y ofrecelos a cambio de los suyos- 

-Eso seria pagar demasiado por el espacio que quieres-


Yo resople exasperada y Juana me dijo un momento después.

-¿Te gusta esta zona?- 

-Si- 

-Encontrare lo que quieres y será mas económico a lo que estas pensando, ¿Esta bien?- 

-Si- le dije nuevamente.


Finalmente lo logro, encontró un terreno de 2000 metros cuadrados que había funcionado como deposito de chatarra. El lugar debía ser limpiado antes de que Lucia fuera con su empresa a hacer los estudios para crear el proyecto de obra, pues entre los trozos de autos y otros hierros que habían por montones, abundaban las cucarachas, los ratones y las iguanas.

Mientras eso pasaba, me fui con Juana a hacer un recorrido por todas las empresas de mi padre, ya que según ella, darse tiempo de conocer a los trabajadores creaba buenas relaciones laborales entre el patrono y los sindicatos. Yo no estaba muy convencida de hacerlo, pues me los imaginaba a todos esforzándose de más para que yo les agradara, y aunque algunos lo hicieron (los que trabajaban en cargos de oficina sobre todo) la mayoría les tenia sin cuidado que yo anduviera por ahí. 

Otros más se acercaron manifestando sus necesidades de ayuda con préstamos u otras cosas. Sabia que mi padre siempre ayudaba a las personas que lo solicitaban, así que le dije a Juana que les dijera que si a todas sus peticiones, pero ella en cambio los fue agendando en citas que tendrían conmigo y con ella en días posteriores "debemos analizarlo mas relajadamente" argumento.

Cuando visitamos el parque ecológico lleve a Sara y Lucia con nosotras. Al hacer una caminata por los senderos Sara se canso y Lucia la llevo cargada en su espalda el último tramo, mientras que cuando paseamos en caballo la rubia fue quien se espanto de como se sentía ir sobre aquel animal y Sara la llevo de la mano cabalgando junto con ella para que tuviera mas confianza. Se notaba que habían desarrollado una relación amistosa que casi rayaba en el amor. Por mi parte era renuente de creer que sintieran algo más que amistad la una por la otra, pero me recordaban a mi y a Ana en el pasado y eso me causo un leve dolor en el pecho.

Ana... ¿Donde estaría en esos momentos?

Al anochecer, luego de ducharme, me deje caer sobre mi cama en la habitación de la cabaña donde nos hospedábamos. Me di cuenta que por la ventana entraba un gran brillo y al levantarme a espiar me percate que se trataba de la luna, esa noche lucia poderosa. Escuche un ruido y voltee instintivamente hacia la cabaña donde se quedaba Juana y por su propia ventana contemple que seguía despierta, por lo que se me ocurrió ir a visitarla.

Toque la puerta y ella la abrió con cautela, ¿Si? Pregunto al verme.

-¿Ya viste la luna?- ella tomo una expresión de extrañeza y se asomo.
 
-Luce asombrosa- 

-Así es, deberíamos ir a dar un paseo- le dije. 

-¿Tan tarde?- me respondió dudosa. 

-¿Tu jefa te despide si te quedas dormida mañana?- le dije a modo de broma. 

Luego continúe: 

-¡Vamos! Apuesto a que nunca has paseado por el campo a la luz de la luna- 

-¿Y tu si?- me pregunto con perspicacia. 

-Tengamos nuestra primera vez juntas- le respondí riendo y ella volteo los ojos por mi mal chiste pero fue por un abrigo y salio conmigo a pasear.


El viento trajo a mi olfato su olor fresco y fragancia. Obviamente acababa de ducharse y colocarse crema corporal y perfume, yo estaba extasiada.
 
Caminamos conversando sobre tonterías hasta que nos cruzamos con un pequeño arrollo y nos detuvimos a ver pasar el agua que era muy clara y dejaba ver en el fondo pequeñas piedrecitas brillantes.

-Son piedras de luna llena- le comente. 

-¿Qué es eso?- me pregunto. 

-Los científicos no han logrado determinar porque, pero hay ciertas piedras que brillan cuando hay luna llena, algunos piensan que pueden ser trozos de la misma luna que cayeron hace millones de años aquí y que brillan así porque extrañan su lugar de origen-

  
-¡Vaya eso es muy interesante!- me dijo ella y yo reí confesándole que me lo acababa de inventar. Ella abrió los ojos de par en par completamente sorprendida y me quiso golpear levemente en el brazo mientras no paraba de reír.


-¡Eres increíble!- me dijo cuando pudo recuperar el aliento. 

-Pero te dije la verdad, solo fue un arrebato de inspiración que quise compartir contigo- alegue.  

-Si, si claro- respondió ella. 

-Yo siempre te diré la verdad y quisiera que tu también me la digas, no importa lo que sea. Por ejemplo tu me preguntas ahora mismo si me parece que tienes el físico mas perfecto que he visto y yo te diré que sí-

-¿Y eso a que viene?- 

-Solo estoy gestando una idea, ¿Quieres escucharla?- 

-No se- me respondió con duda pero capte que estaba adivinando de que se trataba. 

-Me atraes mucho y pienso que si yo también te atraigo y estas abierta a experimentar con una mujer, podríamos desarrollar otro tipo de actividades juntas-


Ella sonrió y medio suspiro mientras sus mejillas se pintaban de un poderoso rosa, tanto así que podía captarlo de noche ayudada claramente por la luna.

-¿Que opinas de mi?- le dije dando una pequeña vuelta para ella. Juana me respondió con timidez:

-Eres hermosa, tus ojos y tu sonrisa siempre parecen brillar... además posees un leve toque seductor que ciertamente cautiva a todos- 

-¡Muy bien! Estamos de acuerdo- le dije celebrando.


Acerque mi mano y tome delicadamente la de Juana, unos momentos después ella dio un paso hacia mi mirándome directamente a los ojos con expresión de que se estaba adentrando en algo que le daba temor y sin embargo deseaba. Yo le sonreí y ella me sonrió de vuelta cuando me acerque a besarle.

Era levemente más alta que yo, al principio solo nos dábamos besos labio con labio, ella tímida yo paciente, luego cedió a mi lengua que buscaba la suya y nos besamos mas gustosamente, como Dios manda. Enrolle mis brazos en su cintura y ella los suyos detrás de mi cuello. Nos besamos largo rato y fue muy agradable, Juana era toda una mujer, el sueño de cualquier lesbiana.

Cuando decidimos regresar a la cabaña fuimos en silencio una junto a la otra por todo el camino. Quise dejarla con sus pensamientos, con lo que había sentido, que decidiera si le había gustado y quería llegar a más.

Frente a la puerta de su habitación rompí el silencio antes de despedirnos.

-¿Te gustaría otro beso?- ella miro alrededor y asintió.

Me acerque complacida y esta vez Juana acerco mucho mas mi cuerpo al suyo. Estuvimos besándonos lo que pareció un par de minutos, luego sentí como su respiración se fue acelerando y entonces acerco una de sus manos a la perilla de la puerta, la giro, abrió y me llevo con ella al interior de su cabaña. 

Continuara... 

Capitulo 11

9 comentarios:

  1. Esta historia me tiene muy entretenida. Una lectora mas.

    ResponderBorrar
  2. Hola vianka este libre me tiene fascinada, siempre entro a mirar si ya esta lo q sigue pero aún nada. Mmmm ando ansiosa. Felicidades

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola! estoy editando capitulo, disculpen la demora, es que me entretuve esta semana con la nueva temporada de Orange is the new black! jeje muchas gracias por leer mi historia!

      Borrar
  3. Me encanta, me encanta, me encanta!!

    ResponderBorrar

¡Gracias por comentar!