miércoles, 8 de junio de 2016

Historia 1 parte 2 -Capitulo 6-

Le dije al chofer que no necesitaba que me llevara a ningún lado. Decidí caminar hasta la parada del transporte público, esperarlo e ir hasta un centro comercial que recordaba de mi antigua vida. Necesitaba respirar un poco de realidad y olvidarme de que supuestamente poseía tanto dinero que se necesitaban 12 ceros para representar la cantidad matemáticamente. Lo bueno de tener la tarjeta de crédito ilimitado de Rocky es que podría vestir mejor para la cena.

Como era ya medio día, decidí comprar un sándwich para almorzar. Mientras comía, me quede observando a todas las personas que estaban comprando o venían de comprar algo, y me reí de pronto, ¡12 ceros!... si mañana llegara el apocalipsis zombie esos 12 ceros serían igual a 18 ceros tanto como a solo 1. Ciertamente los seres humanos somos estúpidos, y absurdos, ya que pese a mis reflexiones pase la tarde en tiendas de estética y ropa.

Cerca de las cinco de la tarde, ya tenia listo lo que me pondría y decidí pasar por el hotel a ducharme.

Cuando subía en el ascensor me sentí nerviosa, ¿Que tal si Ana ya había llegado? Como niña temerosa toque tenuemente la puerta, a los pocos momentos Sara abrió. 

Me dio un fraternal abrazo y recibió agradecida el pastel gitano que había traído. Seguidamente mire alrededor cautelosa de lo que me iba a encontrar, pero solo estaba Lucia que vestía una blusa y falda muy hermosa, atendiendo algo que tenia en el horno. 

-Ya llego Mariana- le contó Sara mientras guardaba el postre en la nevera. 

Lucia volteo a verme y su rostro tomo una expresión de alegría, "Estas muy hermosa" me dijo y casi corrió a darme un beso en la mejilla y abrazarme. 

-¡Que bueno que...!-

-Si ya se, que bueno que no parezco una hippie- le complete. 

-¡No!- me dijo ella de manera efusiva, luego continuo -¡Que bueno que viniste y llegaste temprano!- 

-No tiene fe de que Ana venga- me explico Sara.

-¡No es cierto! Ella si vendrá, me prometió de vendría- comento casi para sí misma mientras apretaba un paño de cocina entre sus manos y miraba la puerta de reojo. 

Nos quedamos conversando sobre la lectura del testamento y otras eventualidades, yo trataba de seguir la conversación pero las manos me sudaban y mi pierna izquierda temblaba. Además de que sentía que pasaban hojillas por todo mi pecho. Unos 45 minutos después tocaron la puerta. 

Todas intercambiamos miradas silenciosas y posteriormente Lucia se dirigió abrir. Yo no sabia si mirar hacia ese lugar o no, pero luego pensé que no mirar era tonto así que voltee. 

Entonces la ví. Delgada, elegante, muy maquillada, con cabello lacio teñido de un castaño claro y usaba tacones. Fue una gran impresión para mi, por 0,37 segundos dude de que fuera ella. Hasta que derrapó su angustia típica mientras se disculpaba por haber llegado tarde y se excusaba diciendo que estuvo pendiente de un paciente. Ella no había dirigido la mirada a otro lugar que no fuera Lucia y seguía y seguía disculpándose, aun cuando la rubia le seguía diciendo que no había problema. 

-Esto era lo que quería mostrarte- le dijo Lucia finalmente señalando hacia donde yo me encontraba, Ana me miro y yo le sonreí y la salude con mi mano desde lejos. 

-¡Mariana ha vuelto!- volvió a rectificarle la rubia. 

Ana miro a Lucia y a Sara y se desplomo. 

Afortunadamente Lucia pudo atraparla y conducirla al suelo. Sara corrió a ayudarla y juntas la llevaron al sofá de la sala. Yo me quede lejos. 

Las chicas continuaron hablandole hasta que Ana reaccionó de nuevo y le dieron a tomar agua con azúcar y hablaban entre ellas. 

-Mariana ven aquí- me dijo Lucia al rato y yo me acerque. 

Ana se rehusaba a mirarme mientras Sara le decía: -Tranquila ¿si?- 

Luego se fueron a la cocina dejándonos solas. Como la situación me estaba hartando me decidí a hablarle: 

-Lamento haberte asustado, no era mi intensión- 

-Lamento haber actuado como tonta, no se que me paso- me dijo un poco molesta consigo misma. Ahora entendía su actitud, estaba avergonzada. 

-No te preocupes, yo tenia planeado desmayarme pero quise ser amable y dejártelo a ti ya que note tú intensión- le bromee para animarla y ella río un poco y volteo a verme esta vez de frente. 

-Lo siento- repitió de nuevo e hizo ademán de abrazarme entonces me acerque y también la abrace. Posterior a esto me atreví a sentarme en el sofá junto a ella. 

-Lucia nos dijo hace meses que pronto volverías- 

-Eso me han dicho, lo supo incluso antes que yo- le comente.

-¿Como éstas? ¿Como te sientes de estar aquí de nuevo?- me pregunto.
 
-Como una viajera del tiempo- le respondí mientras me encogía de hombros. Ella sonrió de nuevo y me dijo:

-Entonces debes sentirte extraña y confundida- 

-Exacto, nos seguimos entendiendo a la perfección- le respondí y nos quedamos mirando una a la otra. 

En ese momento llego Lucia con una botella de ron mientras Sara traía consigo pequeños vasos de vidrio. 

-Creo que todas necesitamos esto para relajarnos- comento la rubia mientras destapaba la botella y servía. 

A mi me pasaron uno de los vasos pero yo no quería tomar. Por lo que lo mantuve entre mis manos aunque todas las demás ingirieron el licor de sopetón dejando el fondo blanco. 

-¡Uno más!- comento Lucia y volvió a servir, cuando vio mi vaso aun lleno me dijo: 

-¡Pero si no has tomado nada!- 

- No, gracias, no me apetece, estoy bien- le dije y coloque el vaso sobre la mesa que estaba frente al sofá. 

-Solo un poquito Mariana, no se te subirá a la cabeza, luego vamos a cenar- 

-No me apetece, estoy bien- le repetí y ella continuaba.

-Pero...- 

-No insistas Lucia, ya te dijo que no le apetece- intervino Sara y la rubia decidió dejarme en paz. Tomaron el siguiente trago y nos dirigimos al comedor para cenar. 

Durante la cena me sentí como cuando tus amigas te presentan a alguien con quien desean que salgas, no hacían mas que venderme a Ana. "Mariana la paso duro cuando se fue, pero logro salir adelante ¡Cuéntale Mariana!" "Mariana se convirtió en artista ¿Verdad Mariana" "Las pinturas de Mariana eran cotizadas por las clases altas ¿cierto Mariana?"

Cada que hacían ese tipo de comentario Ana se dedicaba a escuchar mi breve explicación. Al terminar mi historia respondía "Que bueno" "Que bien" "Eso es fantástico"... yo por mi parte no dejaba de pensar "Que situación de mierda..." 

Por fortuna luego nos centramos en Sara, en sus presentaciones, en las presentaciones de sus niñas y fue más hermoso hablar sobre ello. 

Al final de la cena mientras comíamos el postre recordamos las andanzas del pasado y reímos con ganas. Cuando Ana dijo que ya era tarde y debía irse, Lucia le sugirió que me llevará hasta el hotel ya que yo no tenia auto. Mencione que no quería desviarla de su ruta, pero Ana recordó que años atrás yo la llevaba a ella a todas partes, así que lo haría por mi esta vez. Nos despedimos y salimos del apartamento en silencio.

En el ascensor le pregunte: 

-¿Fue tan incomodo para ti como para mi?- y comenzamos a reír. 

-¿Estaban actuando extraño cierto?- me señalo Ana con un tono de voz encantador mientras reía un poco. 

-Si, espero no hayan enloquecido durante estos años- le respondí. Ana suspiro y se quedo pensativa unos momentos. 

-Han pasado varios años- comento.

-¿Que especialidad tomaste?- le pregunte al ver un estetoscopio asomándose de su cartera. 

-Soy gastroenterologa y cirujana de abdomen- en ese instante el ascensor se abrió, ya estábamos en la planta baja del edificio y antes de salir le dije: -Suena impresionante-

Seguimos en silencio hasta su camioneta que estaba fuera del edificio donde estacionaban las visitas, yo no quería estar en silencio así que le dije francamente emocionada: 

-¡Tu camioneta es hermosa!- 

-Gracias, cuando la compre pensé que te gustaría, es de tu estilo- 

-Ahora es tu estilo también- le dije mientras subíamos. 

-Entonces, ¿Todo bien?- le pregunte buscando tema de conversación.

-Si- 

-¿Donde trabajas?- 

-En el Hospital Central, tengo mi propio consultorio- 

-Genial-

-Si- 

Durante el camino yo insistía en conversar y Ana insistía en no dar largas a mi conversación, me sentí aburrida, fastidiada y harta. "Ojala lleguemos pronto" pensé. 

Cuando estuvimos frente al hotel me pregunto "¿Cuando regresas a Italia?"... como si nada, como si me preguntara la hora. Yo termine enojandome y le mentí diciendo "El próximo viernes" 

-Quizás podamos reunirnos como hoy de nuevo, o quizás no, la verdad mi horario es impredecible, casi siempre estoy ocupada, mejor no comprometerme- 

"A quien le importa" pensé, pero mi padre me enseño a ser una dama por lo que me límite a decirle "Buenas noches, gracias por traerme" y me largue de allí. 

Mientras subía por el ascensor a mi habitación un torbellino de decepción me inundo la mente y el alma, estaba sumamente molesta, por lo que comencé a jalar de mis mangas, sacarme la camisa de dentro del pantalón y finalmente opte por quitarme la chaqueta y lanzarla al suelo. 

Claro, la tuve que recoger al llegar al cuarto piso. En lo que caminaba por el pasillo hacia mi habitación pensaba. ¡Que asco!, ¿Cuando se había convertido Ana en una persona arrogante?, por eso su apariencia de chica plástica, por eso su falta de interés, por eso no logre impresionarla con mi oficio, fui ilusa al soñar que al saber en lo que me había convertido se sentiría orgullosa de mí... ¡Que estúpida fui! Tuve que golpear con mi puño la pared junto a mi puerta unas tres veces para que se me bajara el coraje un poco o podría estallar. 

Cuando estuve dentro sentí unas ganas tremendas de fumar y beber, pero no podía quebrarme de nuevo por una idiota que ya casi había logrado olvidar. Mejor pediría azúcar y grasa, eso siempre me hacia sentir alegre. 

Llame entonces al servicio a la habitación, me apetecía gaseosa de uva, helado de chocolate y papas fritas, eso fue lo que pedí y prometieron traerlo pronto. No quería recordar más la cena y las pocas palabras dichas por Ana, por lo que encendí la televisión y trate de concentrarme en alguna película. 

Al poco rato tocaron la puerta y la abrí sin más, pero no eran mis papas, con gaseosas y helado, se trataba de Ana.

Continuara...

Capitulo 7

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