domingo, 5 de junio de 2016

Historia 1 parte 2 -Capitulo 5-

Cuando llegue a la recepción del hotel a pedir las llaves de mi habitación, me notificaron que tenia varios mensajes de Hugo Fernández.

"Te estuve esperando en mi oficina a las 2:00 p.m. como acordamos y nunca llegaste"

"Llámame cuando recibas este mensaje" 

"¿Donde te has mentido? Es peligroso que desaparezcas así" 

"Llámame apenas llegues"

"Si no apareces tendré que mandar los chicos a buscarte"

Al terminar de leer los mensajes la recepcionista del hotel me comento sonriente:

-Su novio es algo sobre protector- 
-¿Parezco una mujer que tiene novio?- le dije extrañada y me marche mientras ella miraba su región frontal tratando de entender mi comentario. 

Cuando llegue a mi habitación llame a Rocky quien me dio lata sobre mi descuido, y yo me excuse diciendo que no recordaba que me haya hablado de ese encuentro quizás por estar drogada por la pastilla que me dio. 

Acordamos entonces vernos a las nueve de la mañana del día siguiente. Luego de colgar me deje caer en la cama y me permití pensar en Ana. 

Siempre la vi como una persona que sobresalía al resto de toda la pútrida humanidad. Ella no se percataba de quien era, ni de que me gustaba verla peinando su cabello con los dedos, estirando las arrugas de su ropa o cuando fruncía ligeramente su ceño al reflexionar acerca de lo que le contaban. Siempre pensaba antes de hablar y yo moría de curiosidad por escuchar su dialogo interno aunque sea por dos minutos. 

Cuando no nos veíamos y yo la recordaba me preguntaba si habría pensado en mi en algún momento...

Ring, ring, ring... el teléfono de la habitación sonaba. 

-¿Hola?- 
-¡Mariana! ¡Buenos días! Lamento despertarte, pero es que estoy ¡muy emocionada! Acabo de hablar con Ana y me dijo que aceptaba ¡venir a cenar hoy!- 

Entonces todo tomo sentido, me había quedado dormida en algún momento, ya era el nuevo día y Lucia me estaba hablando. 

-Si, que bueno ¡Genial!- le respondí lo más entusiasta que pude fingir. 

-Nos vemos a la siete, ¿vale?- me dijo seguidamente. 

-Esta bien- le respondí. 

Luego de que colgué averigüe la hora con la operadora y eran las 6:30 a.m. ¡Que diablos le pasaba a Lucía! ¿Por qué despertarme tan temprano?.

No tenia caso seguir en la cama así que me levante a darme una ducha caliente y atender un poco los descuidos de mi feminidad. 

Luego de la ducha hurgue en mi maleta y no me daban ganas de ponerme nada de lo que tenía, ese día quería vestirme mejor y solo había traído ropa corriente. Sin mas opciones termine con un atuendo común donde dominaba el color negro. 

Baje a desayunar al restaurante del hotel y espere paciente hasta las 8:30 a.m. que fue cuando paso buscándome el chofer que envió Rocky. Pensé vería a Lucas o Julio, en cambio se trataba de un señor mucho mayor que vestía traje. 

Mientras arrancaba el auto me sorprendía pensar que lo que estaba viviendo realmente ocurría. Cuando esperas con ansias por algo y el tiempo transcurre y no lo alcanzas terminas distrayéndote en otras cosas, y aunque recuerdes con dolor que no se han cumplido tus sueños eventualmente sigues adelante aunque se trate de un camino diferente. Yo últimamente había decidido no pensar en nada más que el día a día, porque pensar en el pasado duele y pensar en el futuro me hacia sentir ansiedad. Y es chistoso, una vez que decides eso, el futuro te alcanza y el pasado te persigue, la verdad se siente bien ser la ama del tiempo. De ahora en adelante los dejaría alcanzarme y perseguirme por siempre. 

Rocky tenia una nueva oficina en uno de esos edificios nuevos de la ciudad, mucho mas grande y lujosa, ya no solo era él y una secretaria, si no muchas más secretarías (algunas con unas piernas muy largas) y muchos más abogados. 

Me recibieron en la puerta como si se tratara de una estrella y la recepcionista dijo con un tono de voz más alto del necesario "Por aquí señorita León". A partir de ese momento todos los empleados volteaban y cuchicheaban entre ellos al verme. Yo los miraba de frente con el ceño fruncido y afortunadamente los hacia voltear vergonzosos de su indiscreción ¿Desde cuando la gente se volvió tan idiota?.

Al entrar en la oficina de Rocky me sentí aliviada pues cuando todos te miran es como si sintieras los ojos pegados sobre tu ropa y tu cuerpo. 

-¡Mariana! Me alegra que hoy si te hayas animado a venir- me dijo Rocky mientras estrechaba mi mano. 

-¿No pudiste evitar el comentario sarcástico?- le dije yo con una sonrisa fingida.

Junto a él había una bella mujer de unos treinta y tantos años, alta, blanca, de cabello rizado con corte afro que tenía hermosos bucles castaños oscuros. Vestía traje de blazer y falda gris claro. Probablemente llevara medias y tacones (de eso me fijaría luego). 

-Ella es la licenciada Juana Bosco la administradora de tu patrimonio- 

-Es un placer- le dije -Lamento haber ignorado su existencia- acote guiñándole el ojo y ella sonrió un poco divertida por mi atrevimiento, Rocky se aclaro la garganta y dijo "Bueno a lo que nos compete". Se dedico entonces a leer mi testamento y mientras tanto yo quede atónita. 

-¿Parque ecológico? ¿Editoriales? ¿Qué se supone que es un parque ecológico?- pregunte. 
-El parque ecológico queda hacia la región mas boscosa del país, es un lugar hermoso y lo lleva una organización sin fines de lucro que cuenta con un personal que enseña a los visitantes sobre como cuidar el ambiente, se pueden hospedar en cabañas, pasear en botes por el río, hacer caminatas... tu padre ordeno sembrar muchos árboles que en el mes de mayo cambian sus hojas por flores. Es realmente hermoso- me contó la Lic. Juana. Yo mientras tanto considere que era muy cursi para mis gustos.

-La editorial se encarga de publicar libros sobre ciencia principalmente, es un excelente negocio- agrego Rocky. 

-Entonces esta la farmacéutica, los condominios, la editorial... y el parque ecológico- enumere. 

-Además de las fundaciones- comento Rocky. 

-¿Fundaciones de que?- no lo podía creer, siempre ignoré todo lo que mi padre tenia, manejaba y con lo que trabajaba, ese sabor amargo de cuando tuve que aprender sobre él de boca de otras personas volvió a mi, después de seis años. 

-Son tres en total, una casa de abuelos, el instituto de apoyo al investigador junior, y las clínicas rurales- me informo nuevamente la Lic. Juana. 

-¿Puedo deshacerme de todo eso?- pregunte agotada por la impresión que me estaba llevando. Rocky y la Licenciada se quedaron petrificados por tres segundos y luego intercambiaron miradas. 

-No tienes que pensar en eso por estos momentos- me dijo el abogado con expresión de ligereza. Luego continuo:

-Debes firmar aquí y aquí para certificar que estas conforme y de acuerdo con el testamento- firme sin más. 

-Los próximos días asistiremos a los bancos y otras instituciones a formalizar tu nombre como legítima dueña- 

-¿Como ha funcionado todo durante estos seis años, sin que hubiese un jefe, un dueño?- me atreví a preguntar.

-Hugo y yo nos hemos encargado de todo, como representantes de tu padre- respondió la Licenciada. 

-¿Y quien les paga a ustedes?- 

-Nosotros mismos- respondió de nuevo la mujer un poco temerosa esta vez. 

-Suena como un gran empleo- acote. 

-Podemos presentarte cuenta de todo, incluso puedes contratar a un contador que verifique que todo esté en orden- me dijo la mujer algo herida y nerviosa. Mientras Rocky y yo nos mirábamos directo a los ojos. 

-Lo que quieras decir estas en libertad de hacerlo- me reto aquel hombre. 

-Solo que se oye como que estuvieron bien, vivieron una gran vida estos años gracias a mis bienes, mientras yo estuve viviendo en la pobreza por seguir tus ideales- luego cruce mis piernas y mi brazos sobre mi pecho. 

-Estabas muy consciente de lo que estaba ocurriendo en la Farmacéutica y también querías detenerlos- 

-¿Y pudimos hacerlo? NO, ¿Pudiste hacer algo útil por mi estos años? No, pero si por ti mismo, mira donde estas ahora, muy bien Hugo, todo te salio muy bien- le dije mientras lo aplaudía con pausa.

Ninguno había apartado su vista de los ojos del otro en ningún momento. 

-Yo pienso que nos estamos desviando del tema de esta reunión- intervino la licenciada Juana. Rocky entonces comenzó a parpadear y bajo la mirada. 

-Señorita León, lamento mucho todo lo que ocurrió, y si de alguna forma podemos compensarla es cuidar de usted y de sus negocios mas de lo que nos dedicamos con su padre. Y una demostración de ello es la cifra de su capital, la cual ha incrementado dos ceros durante estos años- la mujer tomo un trozo de papel y escribió un numero y luego me lo paso. 

Conté los ceros y eran 12. No tenia idea de que representaba esa cifra, solo sabía que 6 ceros eran millones, de ahí en adelante le dejaba esos números a los astrónomos que se dedican a contar las estrellas del universo o la distancias de años luz entre galaxias. 

-El dinero no puede devolver lo que cada quien ha perdido- le respondí y le devolví el papel.

-Ya que has firmado sera mejor que nos veamos el lunes- me dijo Rocky, yo me levante, estreche la mano de la licenciada y le sonreí para que quitara la expresión de compungida que tenia. Rocky me acompaño hasta el ascensor que se encontraba fuera de su majestuosa oficina. 

-Escucha Mariana, deberías salir a relajarte con tus amigas, espera al señor Francisco fuera del edificio, él te llevará donde tu le pidas- luego saco una tarjeta de crédito negra y la coloco con delicadeza en el bolsillo delantero de mi chaqueta. 

-Lo enviare a buscarte el lunes a la misma hora de hoy- y luego se retiro de vuelta a su bufete. 

Los amantes del dinero y del poder siempre se disculpan otorgando dinero y poder, ya que es lo que más valoran en la vida. ¿Y yo?, ¿Que era lo que mas valoraba en la vida? Afortunadamente mis andanzas en Europa me lo aclararon, ahora solo me hacia falta mi Ana.

Continuara... 

Capitulo 6

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