miércoles, 1 de junio de 2016

Historia 1 parte 2 -Capitulo 3-

Finalmente paso y me sentía un poco mareada y enferma. Sin creerlo completamente llegamos al aeropuerto, pasamos por todos los protocolos, esperamos hora y media en la sala de abordaje y subimos a un avión que anuncio que su destino era mi antiguo hogar.


Cuando comenzamos a volar me quede irremediablemente dormida y soñé cosas que solo me llenaron de más ansiedad. Desperté porque nos obligaban a recibir un desayuno que no quería. 

-Tranquila, vas rumbo a una mejor vida- me comento Rocky en algún momento. 

A él le parecía esa frase esperanzadora, pero a mi me sonaba al consuelo que le pueden dar al familiar de un fallecido. Odiaba que notara mi ansiedad, odiaba ese cambio brusco en mis planes, odiaba haberme dejado persuadir. Odiaba la sensación de falta de aire que estaba comenzando a experimentar... ¡Por Dios!, tenia que calmarme. Si me daba un ataque de pánico en un avión ¿Donde pensaba que podía ir? estaba atrapada en una caja voladora quien sabe cuantas horas más.

-Rocky... por favor dame algo que me de sueño- le rogué casi en un susurro. 

El palmeo mi antebrazo para tranquilizarme y llamo a la azafata. Charlo en voz baja con ella, la mujer se marchó y volvió unos tres minutos después con una píldora blanca y una botella de agua, sin pensarlo me lo tome. Al cabo de quince minutos sentía mis párpados pesados de nuevo. Ignoraba que tipo de droga me habían dado.

Cuando pisamos tierra aun tenia sueño, me dormí en el viaje desde el aeropuerto al hotel donde me hospedó Rocky. Una vez en la habitación escuche sus instrucciones somnolienta y luego que se fue, dormí unas horas más. 

Cuando desperté era la una de la tarde de quien sabe que día y me encontraba hambrienta. Pedí servicio a la habitación mientras me bañaba y me vestía. Luego de comer me apetecía hacer algo útil, pero, todo lo útil que tenia por hacer lo había dejado lejos. 

Por unos momentos me invadió un sentimiento de culpa, pero luego me consolé pensando que volvería pronto, seguramente en unos cinco días. 

Tome la mitad del dinero que Rocky me había dejado, salí de la habitación, baje en el ascensor, camine por el lobby, llegue a la calle y tome un taxi sin pensar muy bien donde iba.

-¿Donde la llevo señorita?- me pregunto el taxista. 

-¿Que día es hoy?- le pregunte. El me miró por el espejo retrovisor extrañado y me respondió "jueves"

-Llevemé a la Academia de Danzas y Artes Recreativas por favor- le dije, luego de suspirar aliviado arrancó.

La ciudad parecía igual y a la vez distinta. Había zonas nuevas y otras que habían sido remodeladas. Un ejemplo de ello era la academia de danza donde estudio Sara, le habían agregado dos edificios nuevos a la parte de atrás, me alegraba eso, seguramente las cosas iban bien por allí. Cuando baje del carro y el taxi arranco me sentí un poco nerviosa, ¿De verdad quería entrar allí? O ¿Solo quería cerciorarme que todo estuviese bien? "Probablemente ya no este aquí, quizás esta en Alemania o ¡Quien sabe! Hasta en Italia en tus propias narices y tú ignorándolo" me respondió mi mente. Con la idea de que me dirían que Sara Rivera hace años no estudiaba allí entre sin más. 

La recepcionista sonreía como tonta mientras le hablaba, eso me molesto un poco ¿Que rayos le pasaba?

-¡Claro que aún esta aquí! Es una de nuestras mas brillantes maestras de danza lírica. Ahora esta en el salón... (consulto en una tablet que tenia en su escritorio) 323, del edificio A- 

-¿Por donde queda?- le pregunte con el corazón latiendome fuerte en el pecho. 

La chica me explico y antes de irme me dijo: -Puedes anotar mi número por si te pierdes me llamas- 

-No tengo celular- le respondí sin dar importancia y luego ella salio de detrás de su escritorio y me siguió. 

-Pero, ¿Hay posibilidad que lo tengas pronto no?- me dijo, me pareció una pregunta extraña así que me detuve para mirarla. 

-¿No eres de por aquí verdad?- me pregunto mientras enrollaba su cabello con el dedo. 

-Mmm no- le respondí. Ella se acerco a mi, me tomo la mano y me entrego una tarjeta.

-Si estas aburrida un día, o una noche... ji ji ji (río tontamente) ¡llámame!- luego se dio vuelta y regreso a su escritorio. Yo guarde la tarjeta y me marche tratando de recordar como se llegaba al edificio A. 

Cuando estuve frente a la puerta 323 dude abrirla. Mi corazón nuevamente comenzó a latir rápido y sentí que me sudaban las manos. Me las seque en la tela del pantalón y me dispuse a entrar, cuando ingresé me halle en un salón privado donde había unas quince señoras conversando alegremente. Todas voltearon a verme con curiosidad. 

Me sentí confundida unos instantes, hasta que me di cuenta que a través de una pared de vidrio podía verse el salón de ballet donde un grupo de niñas de aproximadamente 11 años practicaban sus técnicas de baile y allí junto con ellas estaba Sara, morena, pequeña, delicada y sin embargo atlética. Vestía mayas y moño alto. Se encontraba supervisando a las niñas y corriendo sus posturas. Me quede con la boca seca observando y observando lo que sentí que fueron varios minutos. 

-¿Te has perdido cariño?- me preguntó una de aquellas damas.

-No, conozco a la maestra,  he venido a verla- le respondí con franca alegría.

-Siéntate por aquí cariño, la clase terminara pronto- me dijo otra. Me ofrecieron café y luego vinieron las preguntas...

"¿Que relación tienes con Sara?, ¿De donde eres?, ¿Que significa la moda que llevas?, ¿Eres hippie?, ¿Eres ecologista? ¿Eres vegana?" 

-¿Que es una vegana?- les pregunte confundida y en ese momento las niñas salieron de la clase y todas aquellas mujeres fueron convenientemente distraídas. 

Yo me quede hacia una esquina esperando paciente y a la vez no queriendo estar allí. ¿Qué se supone que le diría a Sara? ¿quizás un "Hola"?. 

Todas se fueron y Sara aún no salia, ¡¿Que diablos estaba haciendo?! ¡Ya llevaba rato esperando!. Cuando me asome por el vidrio observe que estaba danzando, y me quede admirándola un rato. Realmente tenia talento. 

Luego entré en el salón pues estaba demasiado impaciente y ella detuvo su danza y me miro, parecía no conocerme, luego me dijo: -¿En que puedo ayudarla?- 

Yo me encogí de hombros sin saber que responderle, entonces ella frunció el ceño y me dijo: 

-¿Mariana?- 

Yo sonreí, asentí y abrí mis brazos mientras ella corrió hacia mi a abrazarme de vuelta. Cuando nos soltamos ella lloraba y yo también. 

-Dime algo idiota- me dijo. 

-¿Hola, como estas?- le respondí con duda, ella me golpeo el hombro en señal de reprobación, me abrazo de nuevo y me dijo: "No te imaginas lo mucho que te he extrañado"

Continuara...

Capitulo 4

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