sábado, 25 de junio de 2016

Historia 1 parte 2 -Capitulo 11-

Lo mejor de estar con una mujer mayor es que se entregan a disfrutar abandonando la timidez y dedicándose a satisfacer los deseos de su cuerpo. Juana era muy creativa, en ocasiones me proponía actividades que llevaban mis sentidos al limite.

Una vez  apareció en la habitación usando un vestido de seda color salmón con una abertura que me dejaba ver el centro de su pecho y su abdomen. La seda solamente con mirarla es deliciosa, se contornea y desliza con franca morbosidad sobre la piel. Yo sentía que mi cerebro vibraba con cada paso que Juana daba hacia mi usando ese vestido. Al llegar a la cama me empujo contra el colchón y se sentó sobre mi, cuando mis manos tocaron su cuerpo por encima de esa tela, entré en la disyuntiva de si  arrancársela o permitir la continua estimulación de esa textura sobre mi ser.

Otra noche apareció en mi casa usando un corset negro de encaje. Al entrar me acaricio el rostro y me arrastro a la habitación tomándome de la franela mientras el sonido de sus tacones nos acompañaban.

En su casa me vendo los ojos con un pañuelo negro, me desvistió y prohibió moverme mientras ella pasaba por mi cuerpo un látigo de cuero. Luego de recorrer todas mis esquinas, me dio un pequeño azote  sobre mi muslo derecho que ardió como los mil infiernos pero me produjo a la par uno los placeres mas extremos que he experimentado en mi vida.

Aceites, masajes, arnés... todo lo que se le ocurría yo la complacía, adoraba a esa mujer. No me había equivocado cuando la conocí definitivamente ella era libre y le gustaba hacer todo de manera prolija.

Después de nuestros revolcones maratónicos la abrazaba hasta que se dormía y luego me retiraba a mi casa, o si ella estaba en la mía cuando le daba sueño se iba. Nuestro acuerdo era claro, sexo sin compromiso y si alguna llegaba a sentir algo más lo debía decir al instante para terminar. "Jamás me enamoraría de ti" le bromeaba yo con odiosidad "Jamas pasaría mi vida con una lesbiana" me respondía ella de manera aún más despectiva que la mía y yo reía...


Lucia estaba dichosa con el contrato de obra de mi Centro de Arte ya que le di rienda suelta a su creatividad. Al parecer los que mandan a construir edificios son temerosos de los diseños pocos convencionales. Cuando hubo la reunión y me explicó junto con su equipo su propuesta, quede muy emocionada y ellos aun más. Debía esperar 4 meses para ver todo finalizado.

Espera tras espera, siempre termina siendo así la vida.

Mientras tanto me dedique a pintar. En casa había mandado a construir un estudio durante las remodelaciones. Pasaba los días trabajando y cuando me cansaba o me abrumaba planeaba citas con Lucia, Sara o Juana. Lo tenía todo, y sin embargo a veces me costaba respirar.

"Iracundo" fue una de las pinturas de ese tiempo. Consistía en un perro que caminaba hacia el horizonte arrastrando una cadena que anteriormente lo detenía, su cuerpo daba la espalda, pero su cabeza miraba al espectador, a quien gruñía mostrando los dientes. Estaba sucio, flaco y desaliñado, además era mestizo. Pero había roto su cadena y caminaba hacia el horizonte libre y dedicando a sus captores una última expresión de "ya no más". Al menos eso fue lo que trate de decir, pero era parte de quienes miraran mi pintura contar lo que sentían al verla o su percepción acerca de lo que significaba.  

La que llame "Explosión de cerebros" mostraba a una mujer musulmana arrancándose el hiyab y el vestido, entre los desgarros de la ropa podía verse que toda la piel que había permanecido cubierta estaba tatuada, alrededor de ella múltiples esqueletos humanos con expresión de horror tomaban sus propias calaveras mientras estallaban sus cerebros.

Cuando estuve en Europa siempre quise hacer una pintura que tocara ese tópico, pero no había sentido la inspiración hasta que supe una mañana mirando las noticias que una mujer musulmana había sido asesinada a pedradas por haberse tatuado unas rosas sobre la cicatriz de su mastectomía luego de sufrir cáncer.

Creó que eso me puso triste, porque las semanas siguientes me dedique a pintar a mi padre. Lo pinte en los cultivos de la farmacéutica, sentado en su oficina, mirando hacia el frente como quien espera una foto, montado sobre un caballo... Incluso lo pinte anciano jugando al ajedrez con otros viejos de asilo. Todo esto tomando como referencia fotografías que halle en casa.

Comprobé mi estado depresivo cuando una noche, antes de que se durmiera Juana se se me ocurrió decirle:

-¿Podrías ayudarme a averiguar quien es mi madre?-

Ella que ya estaba acurrucada junto a mi abrió los ojos y me dijo:

-Haré lo mejor que pueda- luego me dio un beso en la mejilla, se recostó sobre mi hombro y al poco rato se durmió.


Un sábado cerca del medio día decidí ir a comprar víveres, era una actividad que había aprendido cuando viví en Florencia y a la que había tomado gusto desde que me mude a la casa de mi padre, ya que en Florencia solo podía comprar lo necesario, pero ahora gracias a la herencia, compraba lo que se me ocurría, incluso a veces compraba cosas que no conocía solo para probar que tan apetitosas eran.  

Estaba justo mirado las botellas de licores y pensando si debía llevar o no cuando alguien me llamo al inicio del pasillo: 

-¡Mariana!- al voltear me di cuenta que se acerca la señora Paula de Villegas, madre de mi Ana.

-¡Hola! ¿Como esta usted?- le dije.
Ella me dio un beso y me abrazo. 

-Llevaba rato siguiéndote Mariana, tratando de determinar si eras tú y !no me he equivocado! ¡me alegra mucho verte! ¡han pasado muchos años!- 

-Así es- le dije sonriendo y pensando "Mariana León, te siguen y no te das cuenta"

-¿Qué haces? ¿Como has estado?- cuando estuve a punto de responder me interrumpió. 

-¿Sabes que? Mejor vayamos a casa, preparemos algo de comer y podremos conversar más a gusto- yo nuevamente trate de responder y ella volvió a interrumpirme.

-No te preocupes que estaremos solo tu y yo, hasta que llegue Javier de su actividad de los sábados- guarde silencio unos momentos y ella me miro sonriente y continuo hablando. 

-Quizás podríamos preparar algún plato que hayas aprendido en tus viajes, como estamos en el supermercado solo debemos buscar lo necesario- me produjo muchas ganas de reír y solo me limite a responder "esta bien" antes de que comenzara a hablar de nuevo. 

Como a Italia siempre se le asocia con la pasta le sugerí preparar bistec a la Florentina con pazanella para darle a conocer algo diferente y ella estuvo de acuerdo conmigo. Compramos entonces todo lo necesario y conduje hasta su casa siguiendo su auto con mi camioneta. 

La casa de Ana, o mejor dicho la antigua casa de Ana, se hallaba igual que antes, si habían cambiado de pintura no lo sabia, pero la sentí cálida y acogedora. 

Nos dedicamos a cocinar y charlar, primero de todo lo que había ocurrido y por lo que tuve que irme (ya me estaba hartando la misma historia) de lo que había hecho con mi vida en Europa y de como me entere que podía regresar. La señora Paula me dijo que se sentía muy orgullosa de "mi proceso de descubrimiento de vocación" como ella lo llamo. Igualmente se sintió muy emocionada por mi proyecto del Centro de Arte y le prometí invitarla a la inauguración. 

Me contó que Ana casi no los visitaba desde que se había casado (sentí nauseas al escuchar eso), y que sus otras hijas estaban cursando estudios universitarios en otras ciudades. Elizabeth estudiaba relaciones industriales, mientras que Victoria primero estuvo en la Academia Militar durante dos años y posteriormente la abandono para estudiar Filosofía "es una idealista mi pequeña" mencionó.  

El padre de Ana hace un año se había integrado a un grupo de observadores de aves silvestres, actividad que realizaba todos los sábados, mientras que ella se dedicaba a aprender y preparar algún plato nuevo mientras su esposo llegaba para recibirlo con una deliciosa comida recién preparada. Me pareció muy tierno y desee tener una esposa como ella, en la supuesta dimensión desconocida donde quisiera casarme.  

Escuchamos el sonido de quien llega a casa y ella me comento "debe ser Javier, aunque no suena como él" y para cuando nos dimos cuenta Ana había entrado a la cocina y se quedo casi con la boca abierta cuando me encontró allí. 

-¿Que haces aquí?- me pregunto de manera un poco tosca. 

-¡Ana no seas grosera!, yo la invite- intervino la señora Paula.

-No estoy siendo grosera solo me sorprendí- 

-Tanto como a mi me sorprende verte por aquí, pero llegas en el momento indicado preparamos algo delicioso de comer ¿Ruth viene contigo?- 

-No, tiene un almuerzo con sus jefes- 

-Iré a llamar a tu padre para saber por donde viene- dijo antes de retirarse de la cocina yo suspire y seguí tostando los trozos de pan que me habían encargado, por su parte Ana fue hasta la nevera a tomar agua. El ambiente se sentía tenso, no me quería ahí y yo detestaba que se le hubiese ocurrido aparecer ese día, antes de que llegara la estaba pasando muy bien, su presencia rompió la armonía que había estado experimentando. 

Por fortuna su padre llego unos dos minutos después y durante el almuerzo la conversación se basó en él contando emocionado las aves que llevaba en su cuenta del reto de "las primeras 100" una especie de competencia que hacían los observadores de aves. 

-¿Que haces el próximo sábado Mariana? ¡Deberías acompañarme! siempre le pido a Paula o a mis hijas que lo hagan, pero ninguna quiere por las largas caminatas, seria un buen ejercicio de sábado Mariana, ¡además pareces estar en forma!- Note que Ana casi gruño cuando escucho la proposición que me hizo su padre, y yo solo por molestarla acepte. 

Después de más y más charla, cuando ya tenia la mente agotada anuncie mi partida y para sorpresa Ana se ofreció a acompañarme hasta mi camioneta. Me despedí afectivamente de los señores Villegas, intercambie número con ellos y salí de la casa hacia el estacionamiento seguida por Ana, apenas estuvimos solas me dijo:    

-¿Que pretendes Mariana?- yo me detuve y voltee a verla. 

-¿Yo? ir hasta mi auto, ¿por qué?- 

-Detesto que te hagas la bromista, hablo de venir aquí a estar con mi madre y de ir con mi padre a observar pájaros- me dijo en un susurro amenazador. 

-Si estas pensando que lo hago para fregarte a vida, pues no, solo fue casualidad e invitación de tus padres, tu madre te lo dijo cuando llegaste y a tu padre lo pudiste ver por ti misma- luego seguí hasta la puerta de mi camioneta y presione el control para abrirla, pero no me pude ir así no más. 

-Solo quiero hacerte una pregunta- le dije, respire y desembuche. 

-¿Que rayos te pasa? tus amigas, tus padres... todos me han mencionado que no los visitas, que no saben de ti, que te niegas a verlos. Son personas interesadas en ti, que desean pasar el tiempo contigo ¿Sabes lo difícil que es tener eso?¿Estas consciente de la cantidad de solitarios que hay en el mundo? ¡desperdicias un tesoro!- entonces abri la puerta y me dispuse a montar al vehículo cuando la escuche decirme con los brazos cruzados sobre su pecho y casi titilado del coraje. 

-¡Ese no es tu problema!- me grito con la cara colorada.    

-Por supuesto que lo es- le repliqué, luego terminé de montarme encendí el motor y me marche. 

Continuara...

Capitulo 12

1 comentario:

¡Gracias por comentar!