martes, 28 de junio de 2016

Historia 1 parte 2 -Capitulo 12-

Imagino que han conocido personas egocéntricas, a mi parecer son insoportables. En el mundo de la clase alta abundan, también me los he cruzado en el mundo del arte, incluso en los restaurantes donde fui mesera tuve compañeros egocéntricos.

Ellos inspiraron la pintura en la que estaba trabajando ese día, a la que titule "Egocencia".

Pinte un fondo rojo intenso donde seres humanos flotaban en burbujas, las burbujas de su propio ego. Las expresiones faciales que les diseñe consistían en cejas elevadas, ojos elevados, labios elevados. Si prestan atención a una persona egocéntrica cuando habla reconocerán que no miento al representarlos de esa forma. Algunos personajes estaban en el suelo porque sus burbujas habían estallado. A estos les otorgue expresiones faciales que podrían compararse a las de demonios de tazmania. Tenían colmillos con sed de sangre y garras con sed de vísceras. ¿Alguna vez han contemplado a un egocéntrico herido?.

La titule Egocencia porque para mi los egocéntricos son iguales a niños pequeños. Al estallar su burbuja quedan indefensos y de ahí emerge su cólera.

En el momento que secaba mis manos, luego de lavar la pintura que las manchaba, me quede escudriñando que defecto corregir en mi recién acabada pintura. Juana tocó una de las ventanas de mi estudio. Sonreí al verla llegar, tome una sabana para cubrir mi obra y fui a abrirle.

-Llegas temprano- le comente con sonrisa pícara.

-Vengo por trabajo- me respondió seria. 

-¡Trabajo! Hoy no me toca aburrirme con eso- le dije mientras la dejaba pasar. 

-Tengo la información sobre tu madre- me dijo una vez dentro del taller.

-¡¿Y me lo dices así?! ¿Por qué lo buscaste? ¿Que te hizo pensar que de verdad quería saberlo?- 

-Me lo pediste como un favor Mariana-

-¡Si! Pero en mitad de la noche y ¡luego de tener sexo!- 

-¿Y eso que tiene que ver?-

-¡Que las mujeres somos más vulnerables luego de tener sexo! ¡Y los seres humanos en general somos más vulnerables durante la media noche! Decimos todo, todo el mundo sabe eso- Juana volteo los ojos y me respondió. 

-Bien, te la guardare hasta que vuelvas a sentirte vulnerable- y paso a sentarse en uno de los sillones que ahí estaban.

-Hay otros asuntos que atender. Algunos socios no están contentos con tu orden de cerrar el laboratorio de agroquímicos, dicen que fue una decisión arbitraria que debió considerarse en una reunión de junta directiva, te advertí que ocurriría- 

-¿Esta viva?- le pregunte aún restregando el paño sobre mis secas manos.

Ella me miro de frente y suspiro.

-Si- 

-Bien, me alegro por ella- respondí. 

-¿Vamos a tratar el asunto de tu madre o lo que necesitamos resolver con los socios?-

-Ese laboratorio ha dejado de existir en Farmacéuticas León, punto final- le respondí mientras iba a la nevera por una bebida. 

-Mariana hay una junta directiva a la que le debes respeto, la empresa no es solo tuya si no de todos los socios- 

-Soy la socia mayoritaria- 

-Si, pero no eres la única dueña, si le faltas el respeto a la junta pueden votar para sacarte de la presidencia y obligarte a elegir alguien que te represente en las reuniones y de nuevo extraños harían con tu patrimonio lo que mejor les parezca- 

-Si, si, esta bien ¿Que quieres que haga?- 

-Reunete con ellos y convencelos de que eliminar ese laboratorio les traerá más dinero- 

-Si dejamos de vender agroquímicos ¿Como es posible que obtengamos más dinero?- 

-Pídele asesoramiento a los ecologistas e ingenieros agrónomos de la empresa- 

-Si, si, esta bien, ayudame a fijar ambas reuniones y ya no des lata con eso-

Juana comenzó a escribir en su mini tablet y yo me quede viendo por la ventana que ya se estaba haciendo de noche. Tenia madre y aún vivía, ¿Quería conocerla? ¿Que tan extraño podría ser? Realmente no fui una niña como la de las películas dramáticas en las que su vida estaba incompleta sin una madre. Mi papá fue bueno conmigo, siempre me sentí querida y que podía contar con él. 

Recuerdo que en la secundaria algunas maestras atribuían mi homosexualidad al hecho de haber crecido sin madre, eso me enojaba. Yo estaba segura de que con madre o sin ella igual hubiese sido lesbiana. El día que comprendí que no tenia que demostrarle eso a nadie, porque querer demostrarlo era como decir que mi inclinación sexual estaba mal, me dejaron de importar los comentarios.

-Vayamos a cenar y tener sexo- le dije a Juana. Ella levanto la vista de su aparato y me sonrió seductoramente...



-¿Y donde vive?- me preguntó el señor Javier mientras subíamos el sendero hacia una zona montañosa llamada "La Aguadita" donde se supone habitaban los tucanes de pico acanalado, próximas aves en su lista.

-En una finca junto al parque ecológico que pertenecía a mi papá- 

-¿Y a que se dedica?- continuo preguntándome el padre de Ana. 

-Entrenadora de caballos. Pensé que se interesaría en saber porque decidí buscar a mi madre luego de tantos años- 

-Es lógico que lo hagas Mariana- 

-¿Por qué?- le pregunte sorprendida. 

-Eres adulta, estas sola, heredaste una gran fortuna, supongo que siempre has tenido dudas sobre ella, es parte de tu historia y los seres humanos necesitamos conocer y entender toda nuestra historia para saber hacia donde nos queremos dirigir. Tu estas en ese momento de tu vida, estas estable, puedes tener lo que sea, ahora solo debes decidir hacia donde quieres ir y necesitas eso, mirar hacia atrás un momento para cerciorarte de que todo esta claro y en orden-

Yo me quede pensativa unos momentos. ¿Era cierto aquello? Al menos si no era cierto sonaba bien, me agradaba pensar que fui débil queriendo saber de mi madre por las razones que el señor Javier me daba.

-Solo no vayas a conocerla esperando algo de ella, si no por mera curiosidad- me dijo unos momentos después.

Cuando llegamos a la cima paramos junto al río, sobre nuestras cabezas volaban, cantaban y alteaban cientos de tucanes. Fue una vista hermosa, yo solo los había visto en zoológicos encerrados en pequeñas jaulas, mirarlos de ese otro modo era como viajar a un paraíso del pasado, pero no era el pasado, aún con el planeta contaminado ellos seguían presentes.

Nos sentamos junto a un árbol y el señor Javier se quedaba por largos momentos con los binoculares observando en distintas direcciones. Al rato, me paso los binoculares a mi y el se levantó a tomar fotos con su cámara semi profesional. Sentí pena por su esposa y sus hijas al no acompañarlo, no tenían idea de lo que se perdían.

El agua que corría cerca de nosotros transmitía una frescura que era atrapada por los altos árboles, creando un ambiente frío que imagino también era apoyado por la altura de la montaña.

Nos quedamos ahí unas dos horas, comimos nuestras meriendas, descansamos, mojamos nuestros rostros y pies en el agua fría del río y luego nos marchamos.

El señor Javier me preguntó en el camino de regreso si quería ir a almorzar a su casa, pero le mentí diciendo que tenia un compromiso, no quería incomodar de nuevo a Ana si se le ocurría volver a aparecer ese fin de semana. Además creo que estaba comenzando a odiarme y no quería que eso pasara.

Me quede viendo en la cámara las increíbles fotos que el padre de Ana había tomado. Incluso nos tomamos una juntos, que requirió varios intentos fallidos, debido a que tuvo que poner la cámara sobre una piedra y activar el temporizador para poder tomar la fotografía, yo me reí con ganas de las evidencias. En la primera salia él corriendo para llegar junto a mi, en la segunda solo se veían nuestras piernas, en la tercera solo se veía la parte superior de nuestras cabezas, pero la cuarta fue la vencida. 

Al estacionar frente a mi casa me dijo: 

-Hay algo que no he hecho y si no llego con una respuesta mi esposa me matara- yo me quede perpleja al escucharlo y observar su rostro colorado. 

-¿Qué es?- le pregunte un poco asustada. 

-Paula quiere saber si Ana y tu están distanciadas- me dijo con voz baja, como si temiera que alguien lo escuchara. 

-Si, es decir, hace muchos años que no nos veíamos, ella tiene sus ocupaciones- le respondí un poco incómoda. 

-Lamento preguntarte Mariana, pero ya sabes como son las mujeres- ambos comenzamos a reír.

-¿Te gustaría ir de nuevo conmigo el próximo sábado?- me dijo cuando estuvimos mas relajados. 

-Si, ¿Puedo llevar a una amiga?- 

-¡Claro, mientras más, mejor!- me dijo sonriente.

Luego nos despedimos y entre a casa.

Continuara...

Capitulo 13

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