sábado, 1 de agosto de 2015

Historia 1 -Capitulo 3-

Era 22 de marzo, día del cumpleaños de Sara, y habría una gran fiesta en la casa de Mariana para celebrarlo, allí estarían los amigos de Sara de la academia.
Soy tímida para este tipo de reuniones, pero era Sara y no podía fallarle.

Lucia paso a recogerme en mi casa y la acompañaba una linda chica de piel morena y sonrisa perfecta. Es normal que cuando eres rubia y divertida pasen cosas así. Su nombre era Amanda.

Llegamos al festejo que estaba apenas comenzando, había Dj, mesas repletas de comida y bebidas, mesoneros, muchos chicos y chicas que conversaban y reían en los alrededores de los jardines, mientras otros se encontraban en la piscina.

-¡Chicas!- dijo Sara animadamente cuando nos vio llegar.
-¡Feliz cumpleaños!- le dije mientras la abrazaba y luego le di un obsequio.
-¡Gracias! ¡Qué dulce eres! ¿Quieres que lo abra ya?-
-No, me da vergüenza, mejor luego- le dije.
-Está bien-  
Lucia la felicito también le dio un obsequio y le presento a su cita.
-Todo esta sorprendente- le comente a Sara.
-¡Sí!, ya sabes cómo es Mariana-

En ese momento llego Mario el novio de Sara, quien la saludo con un prolongado beso, por lo que Lucia y su cita se fueron a bailar y yo comente que iría por una bebida.

En la mesa de bebidas había frutas, jugos, gaseosas, licores y hielo. Mientras decidía que tomar…

-¡Ana!- voltee enseguida, Mariana había aparecido a mi lado.
-¡Hola!- la salude con un beso en la mejilla.
-Estas muy hermosa- me dijo con una expresión alucinante. Yo dude un momento, pero luego respondí de la manera más natural posible.
-Gracias, tu también-
-No, en serio, deberías usar más a menudo vestidos negros, te favorecen mucho- como no quería que las cosas se pusieran extrañas le dije:
-Todo lo de la fiesta esta increíble, es muy amable que hagas esto por Sara-
-Es como mi hermana- -¡Hola!- voltee para ver a quien saludaba Mariana. Una chica con piel bronceada, cabello ceniza y ojos azules estaba junto a nosotras en la mesa.
-Hola- respondió la chica.
-Soy Mariana- le dijo esta extendiéndole su mano para presentarse.
-Nicolleta- respondió la chica.
-¿Eres italiana?- pregunto Mariana.
-No, descendiente, mis abuelos nacieron allá pero vinieron aquí muy pequeños-
-¿Y cómo te llaman tus amigos?- dijo Mariana sonriente.
-Nico-
-¿Puedo llamarte así?- esta vez la actitud de Mariana era claramente seductora.
-Sí, claro que si- respondió Nicolleta sonriendo con timidez. Ya había caído.

Como me aburrí de la situación me aleje y comencé a dar vueltas por ahí. Todos los integrantes de la fiesta tenían un cuerpo precioso, imagino que pertenecían a la academia. Igualmente todos se conocían entre sí y se estaban divirtiendo. Lucia y Sara bailaba con sus parejas cerca del DJ, Mariana seguía conversando con la italiana y yo en una esquina sola de nuevo. ¿Había algo mal en mí? ¿Por qué siempre terminaba sola? Y a pesar de “estar muy hermosa esta noche con mi vestido negro” como menciono Mariana.

-Hola- dijo una voz masculina junto a mí. Me di vuelta y había un chico pelirrojo y fornido a mi lado.
-Hola…-
-Has ido a las presentaciones de Sara en el teatro, ¿verdad?- pregunto el chico.
-Sí, cuando son eventos importantes siempre nos invita- respondí.
-Te he visto antes- yo solo sonreí y guarde silencio. Pero luego me sentí incomoda porque no se iba de mi lado ni decía mas nada, así que trate de conversar.
-¿Y tú? ¿De dónde conoces a Sara?-
-De la academia, soy diseñador de escenarios… más que todo soy el pintor de la escenografía-
-¡Vaya eso es muy interesante!- respondí emocionada, siempre llaman mi atención los artistas porque son capaces de hacer cosas que yo nunca podría hacer. El me sonrió complacido y orgulloso.
-Díselo a mis padres-  respondió con cierta melancolía.
-¿Por qué? ¿No están de acuerdo con que seas artista?-
-No, ni siquiera lo saben. Son médicos, de los mejores del país, mi madre es oncóloga infantil y mi padre neurocirujano.  Estudio también bioanálisis por ellos, y la verdad no están muy contentos de eso-
-Suenan intimidantes- respondí mientras llevaba mi vaso a mis labios.
-Son muy exigentes, ya sabes, si no eres de ese modo no llegas a ser de los mejores-
-Creo que la palabra que buscas es disciplinados-
-Si eso mismo, no soy bueno con las palabras, pero podría dibujarte a un ogro opresor de representaría a mi padre durante mi infancia- yo sonreí un poco y el también.
-¿Y tú a que te dedicas?-
-Estudio medicina- le dije casi riendo. El quedo frio y sus mejillas se pusieron casi tan rojas como su cabello.
-Vaya, y yo aquí diciendo babosadas de los médicos-
-No te preocupes, no me afecta… imagino cómo te debes sentir-
-¿Y tus padres a que se dedican?-
-Son pintores- le dije a modo de broma.
-¿¿En serio??-
-No, jajajajaja- reí abiertamente.     
-No solo eres hermosa, si no muy divertida- respondió el con esa mirada típica de hombres.  Yo solo guarde silencio y mire a otro lado.
-Soy Julio por cierto- me dijo y me ofreció la mano.
-Ana- le respondí y le estreche la mano de vuelta.  
-¿Quieres bailar?- yo dude unos momentos…
-Estoy solo y estaba aburrido hasta que comencé a conversar contigo y creo que a ti también te pasaba lo mismo- yo lo mire y seguí guardando silencio.
-Divirtámonos como los demás- insistió mientras extendía los brazos. Un baile no le hará mal a nadie pensé. Así que le di mi mano y nos fuimos con los demás cerca del DJ.

Bailamos toda la noche, junto a Sara, Mario, Lucia y Amanda. En ocasiones nos deteníamos para tomar alguna bebida y conversábamos a gusto, el también era divertido, porque con lo que me dijo antes, asumí que yo también lo era. En un momento de la noche, mi vista se cruzo con Mariana, quien ya tenía a Nicolleta en un rincón susurrándole al oído, era cuestión de tiempo para que corrieran las bases. Así que solo volví a bailar y a bailar otra vez hasta la madrugada.

Cuando ya todos se iban yendo nos sentamos cerca de la piscina.

-¿Quieres zambullirte un rato?- me pregunto Julio.
-Definitivamente no, estoy agotada- le respondí.  
-¿Te divertiste?- me pregunto.
-Sí, bastante ¿y tú?-
-De las mejores noches de mi vida- dijo mientras levantaba los brazos al cielo con dramatismo.
-Hasta ahora- le respondí.
-¿Quieres salir otro día?- me preguntó. Yo me quede helada, fue como recibir un baño de agua fría, o como el sonido de platos rotos.
-¿Cómo amigos?- sugerí esperanzada.
-Sí, puede ser como amigos al principio, pero estoy interesado en ti- “wau, ojala las chicas fueran tan segura de sí mismas como los hombres”, pensé.  Me senté bien frente a él mirándolo a los ojos y tuve que ser franca.
-Julio, me divertí mucho contigo esta noche, pero no me gusta salir con chicos en ese plan- como veía el ¿Por qué? Brotando de su rostro continúe.
-Me gustan las chicas- el tomo una expresión de sorpresa.
-No lo imagine- respondió calladamente.
-Lo siento si mal interpretaste…-
-No, no te preocupes- me interrumpió el y luego continuo.
–Es una lástima, eres encantadora, divertida y muy hermosa ¿Por qué no hay una chica aquí contigo hoy?-
-No lo sé- respondí y reí un poco.  
-Ellas se lo pierden, y la que se dé cuenta de ti será muy afortunada, bueno es mi impresión de las dos veces que te he visto- me dijo tomándome de las manos.
-Gracias- le respondí y sutilmente me solté de sus manos. El se dio cuenta y me dijo.
-Es hora de irme, no porque esto se haya puesto incomodo, si no porque ya es tarde- ambos reímos un poco.
-Está bien, buenas noches- le dije mientras él se despidió de lejos con la mano y se fue.

En ese momento llegaron a mi lado Sara y Lucia, quienes me abrazaron de lado mientras veíamos a Julio marcharse.

-Ese es un chico con el corazón roto- comento Lucia.
-¿Cómo lo tomo?- pregunto Sara.
-Bien, fue amable, hasta lamente no ser heterosexual- respondí con sinceridad. Las tres reímos y en eso se acerco Mariana, quien tenía un aspecto de haber corrido una maratón.
-¿Ahora eres hetero?- su tono era de molestia.
-Vayamos a abrir tus regalos- dijo Lucia a Sara y se alejaron de nosotras.
-Tal vez- le respondí a Mariana con sarcasmo, era típico de ella, ir a desmadrarse el mundo y hacerme estas escenas si me veía con alguien.
-No creí que fueras de “esas”- me dijo de nuevo con tono aun más sarcástico que el mío.
-¿Lo veras de nuevo?- pregunto dubitativa, comentario que me ofendió, así que para no discutir respire profundamente y me despedí.
-Que tengas buenas noches Mariana- le dije calmadamente y sonriendo, luego me acerque a ella, le di un beso en la mejilla y me marche.

Continuara… 
Capitulo 4

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